El producto local, fresco y de calidad, atrae cada vez más a un comercio global, interesado en los valores de la proximidad y la excelencia. En Posada de Llanes saben mucho de esto, y lo demuestran en su Feria del Campo y Certamen de la Huerta, un evento multitudinario que no ha perdido el encanto de la cercanía.
La tradición comercial de Posada de Llanes está perfectamente documentada: en 1862 se aprobó por acuerdo en el Ayuntamiento de Llanes el mercado de los viernes, que sigue celebrándose hasta el día de hoy. Era la respuesta a una reivindicación vecinal -los habitantes de la parroquia se quejaban de la falta de abastecimiento- y a una realidad, ya que la zona había ido dotándose ya de infraestructuras y servicios propios, que de este modo se completaban.
Actualmente, Posada ejerce de foco de atracción gracias a su oferta comercial, con distintos supermercados para la compra diaria y una diversidad de tiendas que atraen a clientes de los alrededores: estética, libros, deporte, decoración, muebles, ropa, calzado… y por supuesto hostelería, ya que no hay que olvidar que estamos en uno de los concejos más turísticos de toda Asturias.
El pequeño comercio se complementa con las casi treinta empresas instaladas en el polígono industrial de Posada, que aprovecha así las buenas comunicaciones actuales, puesto que poco queda del aislamiento por el que protestaban los vecinos a finales del siglo XIX.
Hoy el mercado semanal sigue teniendo gran éxito, y cada semana los puestos llenan la plaza de Parres Piñera para ofrecer sus productos. Para conmemorar el centenario del mercado, en 1962 se creó una feria anual el 12 de octubre: es la Feria del Pilar, que permanece como muestra de los muchos certámenes que llegó a tener Posada. No todos se han perdido con el tiempo: cada tercer domingo de agosto se sigue celebrando la Feria del Campo, el Certamen de la Huerta y la Feria de productos agroalimentarios del Oriente de Asturias. Todos estos títulos dan idea de la tremenda variedad de puestos y productos disponibles durante todo el fin de semana: productos agroalimentarios, artesanos, muestra de animales autóctonos, productos de la huerta, viveros, maquinaria agrícola… y desde luego gastronomía y propuestas festivas y culturales. De este modo se reivindica la tremenda tradición comercial de la zona, que ha sabido dar el salto a la modernidad sin mayores complicaciones, en una cita ya clásica, con perspectivas de permanencia.
En la capital de la parroquia no hay nombres de calles: la orientación se basa en los nombres de cada edificio, que se usan de referencia postal y topográfica. A la hora de caminar, sirve también como punto el paso a nivel que atraviesa el casco urbano, y que los vecinos utilizan con naturalidad y precaución a partes iguales.
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