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jueves 25, abril 2024

Amador García Suárez. Criador de Pitu de Caleya en Vallín, Morcín

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Animado por su familia, Amador García, hizo del hobbie de criar Pitu de Caleya su modo de vida. La explotación se ubica en El Vallín y acoge a un total de seiscientos animales que viven en libertad la mayor parte del año.



-¿Por qué elegiste la zona de El Vallín?
-Porque mi padre es de aquí de toda la vida, y el prado era suyo. Es un recinto familiar; primero él construyó unas naves y cuando vimos que iba a ser mi salida de trabajo hicimos el matadero y fuimos mejorando las instalaciones. Hasta entonces teníamos que llevar los pitus a los mataderos de Ponferrada o Benavente. Entre el coste de llevarlos, matarlos, tasas de las autopistas… quedaba muy poco beneficio. Rentaba más hacer un matadero aquí que tener que llevar fuera cien pitus. Que además tenías que tener esa cantidad como mínimo para llevar a matar, porque sino no te compensaba.
-Normalmente este animal está en el prado, ¿pero qué pasa cuando el tiempo es adverso?
-En verano tenemos la nave siempre abierta para que ellos puedan entrar y salir cuando quieran, porque lo mismo que el agua no les gusta, a veces el sol también les hace resguardarse. Pero en inverno, aparte del frío, hay barro, y si se llenan de él pesan el doble, se acongojan y los pollos cuando ven a uno débil van a por él. Entonces, en invierno no podemos tener las puertas abiertas porque el que sale y se llena de barro lo pueden matar o tiene una probabilidad muy alta de ponerse malo. Así que cuando llueve mucho los tenemos cerrados, como forma de protegerlos.

«Hay que respetar el bienestar de los animales, tenerlos bien cuidados porque son seres vivos»

-¿Son muy exigentes los controles sanitarios para este tipo de explotaciones?
-Estos controles son muy rigurosos para garantizar la calidad del alimento. Porque al final estás jugando con la salud de la gente. Tienes que tener todos los controles posibles ya no solo de la calidad de la carne sino de que no haya ningún tipo de anomalía que pueda afectar a la salud del consumidor. Cada vez que matamos tiene que venir un veterinario de Sanidad a inspeccionar ante mortem y post morten.
-La gente cada vez está más concienciada de comer sano, ¿estamos en un momento ideal para volver a las explotaciones que respetan el bienestar animal y la forma de cría tradicional?
-Eso está claro: hay que respetar el bienestar del animal, tenerlos sanos, limpios, con comida y bien cuidados, sobre todo porque son seres vivos que merecen el mismo trato que nosotros. Ecológicos no podemos considerarnos, porque para serlo los pitus tienen que comer una serie de piensos. Para mí hay una diferencia entre ecológico y natural, porque para considerarlo ecológico exigen que coman determinada comida modificada genéticamente, entonces ¿cómo puede ser comida ecológica? Yo no soy científico, pero para mí natural ye que coman comida natural, sin modificar, como el maíz que les damos -que no está modificado genéticamente-, hierba, gusanos, caracoles. Para mí esto ye natural y luego está lo ecológico, que no digo que no sea sano, pero al final tampoco es natural 100% porque están comiendo alimento modificado genéticamente. Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo

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