El Festival de la Sidra naveto es la reivindicación de la cultura de la sidra, que cada año que pasa goza de mejor salud. Como Fiesta de Interés Turístico Nacional, el Festival combina una parte técnica (concurso de sidra natural, concurso de escanciadores, jornadas técnicas…) con otra lúdica que atrae a miles de personas para disfrutar de la degustación gratuita, el Festival del Tortu, las actuaciones musicales… Para no perdérselo, el grueso del programa de esta XXXIX edición se desarrollará del 8 al 10 de julio.
No es una bebida: es una cultura. La sidra en Asturias va mucho más de un simple refresco de baja graduación. Se trata de un símbolo de identidad, un conjunto de ritos (el escanciado, el consumo social, las espichas), una forma de vida, un paisaje propio en forma de pomaradas y una industria llagarera que produce más de 45 millones de litros de sidra al año. Y prácticamente todos se consumen sin salir de la región.
Pero además, la sidra es una fiesta. O en este caso, un Festival. El de Nava es la referencia imprescindible, el lugar donde todos los lagareros compiten por llevarse el premio a la Mejor Sidra Natural elaborada en Asturias (y también en Nava, ya que existe la versión local del galardón), o triunfar en alguna de las otras categorías del Concurso de las mejores sidras y derivados de la manzana elaborados en Asturias: sidra espumosa, sidra de hielo, aperitivos de manzana, aguardientes y vinagres. También se premia la «etiqueta más guapina» presentada por los participantes, y la mejor pomarada del concejo. El otro concurso, de los más espectaculares a ojos del público, es el de escanciadores. Se trata de uno de los certámenes más prestigiosos y más exigentes, donde los competidores alcanzan una increíble precisión. Se valora la técnica, la actitud y el estilo para conseguir hasta seis culinos perfectos.
Visitantes asturianos y de fuera de la región atestan las calles de Nava. El Concurso de Escanciadores es uno de los eventos con más público.
Con estos dos hitos, el programa responde a un esquema tradicional, con pocas variaciones. En esta ocasión las novedades incluyen una mesa redonda sobre sidra el viernes, y la intención municipal de incluir en el programa los bolos como actividad deportiva. El resto, como siempre: la degustación de Sidra Natural, el Festival del Tortu organizado por la Asociación de Muyeres Doña Jimena, la Ruta de la Sidra de Nava, con las pipas o toneles colocados estratégicamente… Más reciente es el acto de hermanamiento de todas las Sidras de Asturias, organizado por la Buena Cofradía de los Siceratores, hermandad gastronómica que reivindica la cultura sidrera gracias a diferentes actos organizados durante todo el año.
De bote en bote
Así se ponen las calles, llenas de gente venida de todas partes de Asturias, y más allá. A esto contribuyen los sidrotrenes, servicio especial de RENFE/FEVE para facilitar los desplazamientos, que se complementa con los búhos nocturnos de autobús. Así es mucho más fácil dejar el coche en casa y degustar la sidra de los diferentes llagares con tranquilidad. El ambiente se completa con actuaciones callejeras de música y bailes folklóricos, y con las verbenas, orquestas y DJs en el centro de la villa. Tampoco pueden faltar las actividades infantiles, con juegos para niños, animación, actividades deportivas…
A los participantes les unen las ganas de fiesta, el gusto por la cultura sidrera (o la curiosidad, ya que hay mucho turista que se acerca por primera vez) y el pañuelo verde del Festival, que colorea el ambiente y sirve de recuerdo año tras año. Es una de las imágenes más conocidas de una fiesta que presume de tener Interés Turístico Nacional, reuniendo a miles de personas en cada edición.
La sidra sigue siendo el ingrediente típico, también en la cocina. En mayo se celebran unas conocidas jornadas gastronómicas de platos a la sidra, y en cualquier época del año no faltan en los menús pescados y carnes preparados con esta bebida. Nava es tierra de buen comer, y los visitantes vienen buscando los platos típicos, los que no fallan: la fabada, el cachopo, los escalopines, el pixín, el pastel de cabracho, los mariscos del Cantábrico… Mención aparte merece el apartado de quesos, que aquí incluye uno de elaboración artesanal que toma el nombre de la localidad donde se hace: Ovín es una aldea de menos de cien habitantes, a medio camino entre Nava y Fuensanta, donde además de un antiguo balneario se mantiene una planta embotelladora de agua mineral. Estamos ya en el entorno de la Sierra de Peñamayor, enclave cada vez más turístico, pero que todavía permite disfrutar de un entorno natural y afrontar rutas de senderismo de dificultad variable. Puede ser una buena opción para abrir el apetito, pero con o sin paseo, lo que está claro es que hay que disfrutar de la buena cocina de la zona, que sabe dibujar lo mejor de Asturias en el plato.