En este espacio no solo es importante el producto sino también la cercanía y complicidad que cada comerciante establece con sus clientes. Eso hace que este lugar tenga alma, sensación que te envuelve desde el momento que cruzas la puerta de entrada. Bienvenidos al Mercado El Fontán.
Ya en 1524 los primeros puestos de venta ambulante se situaban en los alrededores de esta zona donde se encontraba una antigua laguna desecada, siendo el último vestigio el actual Caño del Fontán. Pero no fue hasta 1885 cuando se inaugura un edificio para albergar los puestos que iban creciendo en torno a este enclave. El responsable de aquella magnífica construcción modernista que convirtió el Fontán en el mercado de mercados, fue el arquitecto vasco Javier Aguirre. Una estructura metálica de hierro y cristal apoyada sobre una base de piedra que nos hace recordar al famoso Palacio de Cristal de El Retiro, en Madrid. Un edificio luminoso y aireado que se ha convertido en el emblema del barrio.
El paso del tiempo obliga en 1994 a restaurar íntegramente la construcción y pasa a ser explotado por la empresa Mercado Fontán que a partir de 2006 se hace cargo también del mercado exterior y el rastro dominical.
El mercado cubierto tiene un área de venta de dos mil metros cuadrados, con 44 puestos fijos repartidos en carnicerías, pescaderías, fruterías, queserías, charcuterías, tiendas de ultramarinos, productos congelados, herboristería, un asador, puestos de encurtidos, peluquería y una cafetería-restaurante.
Los productos no están dispuestos en frías estanterías, aquí la comida es la verdadera protagonista, por eso pasear entre sus puestos es una auténtica experiencia
Aquí se encuentra uno de los centros de venta con mayor variedad de productos de alimentación de toda la ciudad. Sus comerciantes presumen de tener el género más fresco, traído de las mejores zonas de España, además de productos gourmets y excelencias gastronómicas de elaboración propia. Productos de temporada, consejos, y trato cercano son la bandera de este mercado de toda la vida en pleno casco antiguo, un rincón emblemático de todos los ovetenses.
Algunos de estos puestos son históricos como Pescados Tito que lleva aquí desde el principio. Vende pescados y mariscos frescos capturados en el Cantábrico. La Carnicería Óscar también es un negocio familiar de toda la vida en el mercado. Todos saben cuál es su especialidad y por eso es reconocido: la carne de cordero, cabrito y lechazo procedente de León y Zamora. En El Campu La Llera puedes encontrar quesos artesanos, son especialistas en Cabrales y Gamoneu y sabrán aconsejarte. Venden leche ecológica fresca recién recogida de la ganadería que ellos mismos tienen en los pastos de La Llera (Colunga); el jamón y los embutidos ibéricos son otras de sus especialidades. En El Asador de Cris además de pollos asados venden sabrosos chorizos criollos, listos para llevar, así como bebidas fresquitas para acompañar. También admiten asados por encargo. Lechazo cochinillo, pato relleno… se convierten en un menú especial. La Negra Flor más que una frutería parece una joyería, con su cuidada presentación de frutas, verduras y hortalizas procedentes de agricultores asturianos. También vende germinados, especias e injertos, así como cualquier producto agrícola que no encuentres en otro sitio. En el puesto Productos Asturianos regentado por María Dolores, se pueden encontrar chorizos, morcillas, tocino, lacón, el compango necesario para una buena fabada, además de varios tipos de alubias como la de granja o verdina. También los mejores consejos para que nos salga una fabada de diez.
En las calles de alrededor, los jueves y sábados se organiza un mercadillo al aire libre de venta de productos del campo
En el Mercado Fontán los productos no están dispuestos en frías estanterías como en los supermercados, aquí la comida es la verdadera protagonista, por eso pasear entre sus puestos es una auténtica experiencia no solo para los ojos sino también para los paladares. Y no solo pasear, aquí la compra se hace mil veces más divertida, humana y agradable. Porque en este espacio, se despierta como por arte de magia esa pasión por lo cotidiano, por las relaciones personales, las charlas amigables con los comerciantes y las vecinas, la confianza que genera la calidad de los productos y la rapidez. Aquí además de sentir la vida y el pulso de la ciudad, se descubre la gastronomía local, por eso poco a poco crece el número de turistas y también de los amantes de la buena cocina.
Hay que madrugar
Para contemplar toda esta actividad en pleno apogeo hay que llegar temprano por la mañana ya que al mediodía muchos de los puestos van cerrando. A primera hora es también cuando se pueden adquirir los mejores productos.
El horario del Mercado del Fontán es de 8:00 a 15:30 horas de lunes a sábado, aunque para que la mercancía luzca y quede bien presentada los comerciantes llegan sobre las seis de la mañana. Son muchas las horas que lleva limpiar y preparar el producto.
En las calles de alrededor -Plaza Daoíz y Velarde y la del Fontán- los jueves y sábados se organiza un mercadillo al aire libre de venta de productos del campo, legumbres, verduras hortalizas, flores, frutas de las zonas rurales de Oviedo que venden lo que producen en sus pequeñas huertas. También tiene su espacio la rica y variada oferta de panes -bregao, de escanda, de centeno, bollos preñaos-, empanadas o dulces y pasteles típicos ovetenses. Así como puestos de venta ambulante que ofrecen artesanía, textil o productos caseros. El domingo tiene lugar uno de los más bonitos rastros del país. Se extiende por las plazas y calles peatonales que rodean la plaza del Fontán, llegando incluso hasta el Parque del Campillín. En él se pueden encontrar todo tipo de cosas: ropa, bisutería, calzado, música, libros, sellos, paraguas, prensa, antigüedades. Después de comprar, visitar, fotografiar y disfrutar de todo este espectáculo, se impone el tradicional aperitivo del domingo en cualquiera de los típicos locales de la zona.
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