Oviedo es la capital del Camino por derecho propio. De aquí partieron las distintas rutas que hoy conducen a la tumba del Apóstol. ¿Quién le iba a decir a aquel primer peregrino que fue Alfonso II El Casto, que ese trayecto que inicia allá por el siglo IX se convertiría en Patrimonio de la Humanidad?
Este trayecto de más de 320 kilómetros que separa Oviedo, punto de partida del Camino Primitivo, de la Plaza del Obradoiro en Santiago, lo recorrieron el pasado año más de quince mil peregrinos. Desde que los Caminos del Norte fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en julio de 2015, se ha notado un importante incremento de caminantes. Y eso lo notan hosteleros y empresarios repartidos a lo largo de la ruta pero también los albergues. El de El Salvador en Oviedo de titularidad municipal está gestionado por la Asociación Asturleonesa del Camino de Santiago. Pablo Sánchez, su responsable, asegura que algunas veces tienen que colgar el cartel de completo. Las más de sesenta plazas que tienen disponibles para albergar a los caminantes que llegan a la capital asturiana se quedan cortas sobre todo en el mes de agosto. “Se ha notado un incremento de peregrinos desde que el Camino fue declarado Patrimonio de la Humanidad. No obstante este año hubo un pequeño descenso respecto a 2018, no solo en este albergue sino en todos tanto del Camino Primitivo como del Norte, que se ha recuperado en el mes de agosto”. Al cabo del año pasan por este albergue más de siete mil peregrinos procedentes de Alemania, Italia y Francia principalmente. Llama la atención el dato de que “el porcentaje de extranjeros que hacen la ruta jacobea es mayor que el de españoles”, apunta Pablo Sánchez.
“A la gente le encanta empezar aquí el Camino Primitivo, visitar la Cámara Santa, la catedral”
(Pablo Sánchez, responsable del albergue municipal)
¿Qué tiene de especial este Camino? ¿Por qué lo elige la gente? “A la gente le encanta empezar aquí el Camino Primitivo, visitar la Cámara Santa, la Catedral. Este itinerario tiene mucha más afluencia de público que el de la costa”, dice el responsable del albergue que asegura haber hecho el Camino por todos los sitios. “En concreto el Primitivo lo habré hecho cinco o seis veces, me gusta mucho. Pero creo que cada itinerario tiene su encanto porque además de caminar, conoces a gente, es toda una experiencia de vida”, concluye.
Oviedo además de ser punto de partida del Camino Primitivo también es parada de descanso antes de seguir con la siguiente etapa. Sea como fuere estar aquí obliga a conocer tanto los tesoros que guarda la capital como a disfrutar de la cordial acogida de los ovetenses.
El itinerario comienza casi de forma obligada por la catedral de San Salvador, del siglo IX, famosa por acoger la colección más importante de reliquias de la Cristiandad en nuestro país, lo que la ha llevado a convertirse en el segundo centro de peregrinación más importante después de Santiago de Compostela.
Tampoco puede faltar un recorrido por el prerrománico asturiano con Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo así como una visita al Centro de Recepción e Interpretación del Prerrománico, que nos pone en situación acerca de la importancia y contexto histórico de estos monumentos.
Un paseo por el Antiguo, nombre con el que se conoce al casco histórico de la capital, nos permitirá no solo caminar por estrechas y sinuosas calles sino viajar a través de muchos siglos de historia. Su colorida plaza del Fontán, punto neurálgico de la ciudad, mantiene su alma indemne junto a su mercado, uno de los lugares más animados y frecuentados no solo como lugar de compras sino también de reunión y alterne.
Imperdonable no tomarse unas sidras en alguno de los locales de la calle Gascona, conocida también como el Boulevar de la Sidra para de paso conocer su historia jacobea. Esta calle conducía en la antigüedad a la Puerta de los Gascones de la muralla medieval, llamada así por estar orientada en dirección norte, hacia el Camino Francés por el que partió Alfonso II hacia Santiago. Desde siempre ha sido una calle de mucho trasiego, llena de negocios y lugar de encuentro para todos los que llegaban a Oviedo con interés comercial. En la actualidad además de comercios tiene un gran número de establecimientos donde poder tomarse una buena sidra acompañada de tapas o un buen menú.
Si en vez de sidra prefieres el elixir del dios Baco, tus pasos deben encaminarse a la Ruta del Vino, entre las calles Manuel Pedregal y Campoamor, cerca de la estación de Renfe y a escasos metros de la calle Uría. Los protagonistas de esta veintena de establecimientos con pequeñas terrazas son el vino, las tapas y los platos tradicionales asturianos.
Con todo esto y tras la encomienda de Alfonso II el Casto de hacer un ‘buen camino’, los peregrinos pueden encarar la ruta jacobea con fuerzas renovadas.