Lo que en el pasado fue una realidad que marcó la vida de muchos asturianos que vieron en la emigración una salida a la escasez de recursos que sufrían diariamente, se ha convertido hoy en un encuentro festivo al que Parres y su entorno no son ajenos.
La situación de desequilibrio y escasez que se vivía en Asturias derivada del antiguo régimen fue lo que hizo que se pusiese tierra de por medio en busca de un futuro mejor para toda la familia. A esto se sumaba también que desde 1835 el servicio militar era obligatorio y muchos jóvenes prefirieron emigrar a América antes que incorporarse a filas. Cuba fue el destino principal de los parragueses que decidieron probar suerte.
Según estudios realizados, el gran éxodo se sitúa entre 1860 y 1930 llegando a alcanzar una tasa migratoria del 6,1% en la segunda década del siglo XX. De hecho se puede asegurar que actualmente no existe en Parres ninguna familia que no tenga entre sus ancestros emigrantes a América. Una prueba de ello la aportan los Libros de Quintas que recogen la elevada cantidad de hombres que al llegar el momento del reclutamiento figuran como «ausentes en la Isla de Cuba».
Fue en las primeras décadas del siglo XX cuando empiezan a aparecer en la capital del concejo construcciones levantadas con capital indiano como el Chalet de los Valle, Villa Juanita, La Casona, Las Casas de Villa María, la Casa Labra, La Tellería, La Casa de Amelia Miyares o los Chalets de Castañera. En cuanto a la arquitectura civil también existen numerosas muestras de las riquezas económicas conseguidas a base de trabajo al otro lado del charco. Fíos, Cuadroveña o Prestín son un claro ejemplo que se suman a panteones y capillas-panteón que reproducen los neo estilos medievales cristianos. Todas estas pruebas de la importancia que tuvieron los indianos y su cultura en Parres se acrecentaron en los años cuarenta del siglo pasado con la celebración en Arriondas del Día de América enmarcado en las celebraciones populares de la fiesta en honor de la Virgen del Carmen.
Por ello, Parres celebra cada año un Festival Indiano en el que se vuelcan asociaciones, comerciantes y hosteleros y cuenta con el apoyo municipal. El regreso de los ‘americanos’ al concejo se celebra el último fin de semana de agosto. Ataviados para la ocasión con las tradicionales vestimentas indianas, prendas de algodón en las que predomina el blanco, los participantes disfrutan de unos días memorables. No faltan el tradicional desfile encabezado por los ‘haigas’ y acompañado por el sonido de los mariachis, un mercadillo impulsado por el comercio local, visitas guiadas a la arquitectura indiana y música latina en directo, entre otros actos. La fiesta que se desarrolla entre la plaza de Venancio Pando y la del Cañón cosecha tal éxito que ya se ha consolidado como una cita imprescindible en el calendario del concejo.