Del nivel del mar a cotas de altura más que respetables en escasos kilómetros. En pocos lugares como en Ribadesella se puede pasar la mañana subiendo una montaña y relajarse por la tarde con un baño en la playa. Este contraste es uno de los más apreciados por los visitantes, que no sólo disfrutan del mar, sino que saben aprovechar toda la riqueza interior que esconde el concejo.
El pico Mofrechu es la cota más alta de Ribadesella. Aunque no tiene complicaciones técnicas, la subida a la cumbre salva un gran desnivel y está catalogada como de dificultad alta; una vez allí, el esfuerzo se ve recompensado con unas vistas excepcionales. Es un mirador natural que permite ver la desembocadura del Sella más el litoral del concejo y el Oriente asturiano, y también las sierras circundantes: Sueve, Cuera, Escapa, Santianes. Al fondo, los espectaculares Picos de Europa y las montañas de Cangas de Onís, Amieva y Ponga.
Es una buena panorámica de la zona, pero una vez abajo no hay como dedicarse a recorrer los pequeños pueblos que llenan la geografía riosellana. Un paraíso del turismo rural que escapa de las aglomeraciones de la playa sin tener que renunciar a ella por cercanía. Una Ribadesella aún por descubrir, llena de rincones únicos, dignos de postal.
Así se puede comprobar en las diferentes galerías: los animales del panel principal, que aportan una imagen absolutamente reconocible de la cueva, los grabados de la conocidísima galería de los caballos, o el camarín de las vulvas, una de las escasas representaciones sexuales femeninas conocidas en el arte rupestre mundial, son algunas de las paradas dentro de la visita a la cueva. Para preservar su integridad, las visitas están limitadas a un reducido número de personas, así que la reserva previa es más que recomendable.
La cueva se encuentra dentro del Macizo de Ardines, un complejo kárstico lleno de cavidades que hacen de Ribadesella un destino preferente para los aficionados a la espeleología. Para los no expertos, la Cuevona de Ardines está acondicionada para la visita -ojo, subiendo trescientos escalones- incluida en la entrada al Centro de Arte Rupestre de Tito Bustillo. Gracias a su amplitud, en el interior se organizan también eventos culturales como los clásicos Conciertos en la Cuevona.
Sin embargo, la gran ruta es el Camino de Santiago en su variante de la costa. El trazado coincide a grandes rasgos con el antiguo Camino Real, hoy un poco alterado por las carreteras modernas. El Camino atraviesa el concejo de punta a punta, desde Cuerres hasta atravesar el río Cerracín, límite con Caravia, recorriendo también la villa de Ribadesella. La ruta, que se puede realizar en varias etapas gracias al albergue de peregrinos que existe en el concejo, no sólo incluye preciosos paisajes sino también interesantes muestras de patrimonio religioso y civil, elementos etnográficos, pueblos con encanto…