Un Ironman es una variedad de Triatlón, la más exigente. Un recorrido de 226 kilómetros repartidos en tres disciplinas: carrera a pie, natación y bicicleta. El riosellano José Luis López Somoano es un apasionado del deporte de ultradistancia, ha finalizado varias de estas pruebas y otros retos aún mayores. Desde hace varios años intenta ayudar por medio del deporte a los enfermos de la ELA.
–¿Qué mueve su incansable solidaridad en todos estos años?
-Soy de Ribadesella pero estuve muchos años en Jaca, cuando regresé me encontré con que a uno de mis amigos le habían diagnosticado ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) y quise ayudarle no sólo a él sino a la asociación: colaborar de alguna manera para dar a conocer esta triste enfermedad, de las denominadas raras, y contribuir económicamente para que se siga investigando.
-¿Cómo se le ocurrió ayudar a través del deporte?
-Como militar, he estado en el equipo de esquí de travesía de Jaca y en los entrenamientos me empezó a picar el gusanillo del Triatlón. Cuando me vine a Asturias descubrí que aquí los Ironman o las carreras de 80 kms eran disciplinas bastante desconocidas. Así que me propuse dar a conocer el deporte de larga distancia; y si con ello podía recaudar fondos y ayudar a alguien, pues mucho mejor.
-¿Cómo recaudan esos fondos?
-Dependiendo del reto que sea. Por lo general abrimos una cuenta para que quien quiera pueda realizar una donación, comprando kilometraje. Por otro lado, en coordinación con la Asociación Asturiana contra la ELA, hacemos camisetas y las vendemos para dar visibilidad a esta enfermedad. Pero lo más importante es ver el apoyo de la gente que te anima, te saluda por la calle, pasa por la tienda, te compra una camiseta… Yo siempre digo que esto es posible gracias al apoyo de todo el mundo.
«Sin el apoyo de la gente que me anima, de mi mujer y los que están a mi lado, yo sólo sería uno más que corre. Pero esto da sentido a mi vida»
-Acaba de volver de conseguir su último reto. ¿En qué ha consistido?
-Se trataba de realizar siete medios Ironman en siete días seguidos. Cada medio Ironman se compone de 2 Km nadando, 90 Km en bicicleta y 21 Km corriendo. Corría todas las mañanas y hacía que la meta coincidiera en el colegio de mis peques, así les recogía. Soy partidario de que el deporte sea una parte más de nuestra vida, yo tengo trabajo, familia, y tengo que compaginarlo todo.
-¿Cuál ha sido la prueba más dura a la que se ha enfrentado?
-Eso depende del estado físico en el que te encuentres, de la climatología, del tipo de prueba… influyen muchas cosas. Estos siete días de reto se me han hecho muy largos, sobre todo la bicicleta por el mal tiempo que hizo: lluvia racheada y viento. Recuerdo en septiembre de 2012 que corrí por la mañana la Ultramaratón de los Lagos de Covadonga (42 kms por el monte), finalicé la prueba y vine corriendo hasta Ribadesella desde Cangas de Onís, para participar en los 10 Km Villa de Ribadesella. Me hacía ilusión unirlo todo. El problema es que tuve una pequeña deshidratación y cuando tomé la salida en Ribadesella no podía con mi alma, en los últimos kilómetros hasta lloré. Conseguí finalizarla -llegué el último- tirando sólo de cabeza porque el cuerpo no me respondía. Creo que la lucha no es nunca con el crono sino de uno consigo mismo: ésa es mi filosofía.
-Le conocen como el Ironman riosellano ¿qué piensa cuando la gente le para por la calle?
-Me parece un orgullo. Lo de Ironman me presta porque hasta hace unos días éste era un deporte desconocido y ahora los vecinos me paran para animarme. Eso, y el apoyo de Tamara, mi mujer; si no fuera por ella y los que están a mi lado, yo sólo sería uno más que corre. Esto da sentido a mi vida.