Centrada en un turismo tranquilo y de calidad, Ribadesella es pionera en el tradicional ‘veraneo’, ofreciendo una villa de carácter familiar, pero combinado con un turismo de experiencias intensas: aventura, historia, cultura, naturaleza… y todo eso sin renunciar a los baños en las preciosas playas de la zona. Ribadesella es un concejo para disfrutar desde varias vertientes.
La gente sabe lo que quiere. Según una encuesta publicada por la revista Viajar, basada en datos de TripAdvisor (con las opiniones y valoraciones de los usuarios), Ribadesella aparece en la lista de los quince pueblos más bonitos de España. Son los propios viajeros los que la han hecho figurar, valorando además no sólo el patrimonio natural e histórico de la villa, sino también los servicios y hoteles disponibles, según su propia experiencia.
En las opiniones se recomienda no esperar al descenso del Sella para la visita. Si bien la fiesta de las piraguas hace honor a su nombre, tanto en la diversión como en la afluencia masiva, el resto del año Ribadesella se enorgullece de presentar una oferta turística tranquila y de calidad. Un turismo residencial y familiar, ya que muchos de los turistas de verano son habituales, y se reencuentran con la villa y con sus vecinos año tras año. Por eso es tan agradable acercarse hasta alguna de sus playas, pasear por el casco urbano de la villa, o ver el atardecer desde el mirador de la Guía. Para complementar la estancia, en verano hay una amplísima programación cultural y deportiva, planteada para la participación y el ocio activo.
Lo que recomiendan todos, riosellanos o visitantes, es no marcharse sin pasar por el Centro de Arte Rupestre de Tito Bustillo en las proximidades de la cueva del mismo nombre. Ésta, descubierta en 1968, es uno de los conjuntos rupestres de arte paleolítico más importantes del mundo, y está a un paso de la villa (se puede ir andando, en un pequeño paseo). El Centro se ha convertido en uno de los equipamientos culturales más visitados, ya que ayuda a preservar la conservación y el equilibrio ambiental de la cueva original, pero proporcionando al visitante toda la información y las sensaciones de conocer de primera mano este conjunto, declarado Patrimonio de la Humanidad.
Y para el visitante más avezado, que no se queda con las primeras páginas de las guías turísticas, no hay como aventurarse tierra adentro, hacia los montes de la Sierra del Cuera que dominan la vista desde la villa. El turismo de interior no desmerece de la costa, y existen cantidad de parajes en el concejo para descubrir y disfrutar. Casas de aldea y alojamientos dedicados al turismo rural plantean diferentes opciones para el turismo natural, de experiencias o simplemente de descanso. Existe una asociación, Aritur, que aglutina a muchas de ellas y facilita información turística del concejo.
Visitando La Lonja del pescado
Durante siglos la pesca ha sido la base de la economía riosellana, aunque en las últimas décadas el turismo y una cierta actividad industrial han ido ganando peso. La pesca, sin embargo, sigue siendo fundamental tanto para la gastronomía de la zona como para el sustento directo de muchas familias, que dependen del mar para para conseguir una materia prima muy valorada. Hoy en día existen unos nueve barcos pesqueros en los que aproximadamente veinticinco personas salen a faenar de lunes a viernes. Es un trabajo al que se llega por tradición familiar, en el que muchas de las viejas costumbres siguen vigentes.
Una cultura milenaria siempre tiene sus propios usos y modos de funcionamiento, no sólo en el propio proceso de la captura del pescado, donde las artes tradicionales como las nansas conviven con nuevas tecnologías que facilitan la vida de los pescadores, sino que también el tratamiento de la pesca tiene su propia ceremonia. Es el caso de la rula, el sistema de subasta que todavía se utiliza en muchas lonjas, y que ha terminado dando también nombre al edificio donde se celebra. La de Ribadesella es un ejemplo, y hoy en día esta rula se ha convertido en un recurso turístico visitable, concertando de forma gratuita una visita, que se estructura en grupos de no más de quince personas.
Desde hace poco tiempo es posible realizar la ruta marinera que contempla la visita guiada al interior de la lonja del pescado.
Gracias a una iniciativa municipal, con la colaboración de la Cofradía de Pescadores Virgen de la Guía, los visitantes podrán admirar en vivo este sistema, según el cual el pescado del día se subasta a la baja: el secretario de la lonja va cantando los precios a la baja o «rolando», por ejemplo de cinco en cinco céntimos, hasta que el comprador interesado en el precio le interrumpe. Si nadie está interesado, también el vendedor puede parar la rula.
Estas visitas forman parte de la Ruta Marinera de Ribadesella, en la que mediante paneles explicativos y con la información de un guía, los turistas pueden conocer las diferentes artes de pesca de los marineros, las embarcaciones utilizadas, y por supuesto asistir al espectáculo de la rula. La ruta incluye el paseo por los mosaicos de Antonio Mingote, que explican la historia marinera de la villa. Gracias a esta ruta se puede conocer por ejemplo que en verano uno de los pescados más abundantes es la merluza (entran aproximadamente 2.000 kilos diarios), junto al salmonete, objetivo de la flota más pequeña, y las andaricas, centollos y bogavantes que se capturan con las nansas. Una vez vista la lonja, no queda más que buscar un restaurante de la zona donde se pueda degustar el pescado del día, preparado con mano experta. La experiencia así es completa, y digna de repetir.Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo