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martes 19, marzo 2024

Una costa espectacular

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Acantilados agrestes a lo largo de la costa esconden secretos que desde tierra se desconocen. Vistas hermosas de la acción de la naturaleza en la falla asturiana. Solo desde el mar se pueden alcanzar estos tesoros. Ribadesella guarda secretos en el mar.

El Cantábrico jadea con suavidad, grupos de turistas caminan tranquilos por el paseo del puerto, un hombre sentado en un banco lee el periódico acompañado de su perro mientras se deja envolver por el rumor del mar… Hoy en Ribadesella hace un día despejado y el olor a mar lo impregna todo.
Llaman la atención los alegres colores de los barcos pesqueros aún en activo que hablan de la historia de esta Villa siempre unida a la pesca, que hoy se sigue realizando de forma artesanal, con técnicas tradicionales para conservar los ecosistema marinos. Antaño este fue uno de los principales recursos del concejo. Aquí también se encuentra el emblemático edificio de La Rula que alberga la Lonja del Pescado, donde se exponen las capturas del día y se subasta el producto de una original manera que se puede conocer en profundidad a través de las visitas guiadas gratuitas que organiza el Ayuntamiento.

“Son muchos los veraneantes que adquieren una bicicleta para moverse por aquí” (Dani Llera)

En esta zona de la Villa huele a pescado y a salitre. Apetece salir a navegar, experimentar la sensación del sol sobre la cara, de la brisa fresca, del sonido de las olas… Gabriel Villacorta procede de una familia de marineros riosellanos con más de veinticinco años de experiencia en el mar. Hace dos años creó una empresa de turismo náutico, Nautilus, que en estos momentos es pionera en la zona. “Organizamos viajes en lancha muy pegados a la costa riosellana para ver de cerca acantilados, cuevas, calas escondidas, pedreros. El resultado de la erosión sobre la roca a lo largo de estos miles de años ha dado como resultado un espectáculo impresionante que merece ser conocido.

Visitando los acantilados de Ribadesella
Foto: Nautilus

Tenemos una ruta por los Acantilados del Infierno, hemos introducido una nueva hacia Lastres, y tenemos otras en las que llevamos a la gente a disfrutar del amanecer o atardecer en alta mar”. Los que se animen no solo van a tener asegurada su dosis particular de adrenalina sino que también van a tener ocasión de observar un paisaje que no podrían admirar de otra manera. “Hay empresas que dan paseos, nosotros enseñamos una parte desconocida de Ribadesella, una costa que puedes tocar: ves cómo se crían los percebes en la roca, la vida que hay dentro del mar, los colores del agua que en un día claro y según en qué lugares, está cristalina. Aunque parezca increíble tenemos aguas turquesas como en el Caribe, pero eso hay que verlo”, asegura Villacorta.
La experiencia si el mar está bien es para todos los públicos, desde niños hasta gente mayor “incluso han venido bebés en brazos de sus padres”.
De vuelta al puerto, los olores que nos asaltan serán los del marisco, sardinas, parrilla… la zona está llena de sidrerías y restaurantes que huelen a Asturias y ofrecen una rica gastronomía. No encontraremos un establecimiento que no esté especializado en pescados del Cantábrico que aquí llegan del mar directamente a la mesa. También ofrecen exquisitas carnes rojas, platos estrella magníficamente preparados por los distintos locales de restauración del Concejo.

También en bici
Hacer turismo en bicicleta es un placer cada vez más extendido. Ribadesella tiene una gran riqueza paisajística, descubrir alguno de sus rincones sobre las dos ruedas, es una experiencia única. Hay itinerarios para todos los niveles. En plan sencillo tenemos la ruta de los Miradores de Ardines de 6,5 kilómetros con unas preciosas panorámicas de la Villa y su entorno; la de Los Acantilados del Infierno de 5 kilómetros a lo largo de la abrupta costa cantábrica; la del Faro al final de la playa de Santa Marina que va hasta Vega, de 11 kilómetros. Otras más exigentes como la ruta Literaria de 10 kilómetros solo apta para bici de montaña y que transcurre por pistas forestales desde el pueblo de Santianes a los pies del Mofrechu, el pico más alto del concejo; o la del Monte Moru de 20,5 kilómetros que parte de la Cuevona de Cueves para ascender por una pista hasta el mirador del Monte Moru.

Ribadesella en bici
Foto: Dany Bikes

“La gente que nos alquila bicicletas es sobre todo para hacer rutas de BTT por la zona. También pasan por aquí peregrinos del Camino de Santiago a reparar sus bicicletas o adquirir complementos como reflectantes o chubasqueros. En la Villa hay mucha afición a la bici”, comenta Daniel Llera, dueño de la tienda de venta, alquiler y taller de bicicletas Dani Bikes.
Se pueden realizar pequeñas excursiones por la localidad sobre dos ruedas o simplemente elegir este medio para desplazarnos en verano por el pueblo evitando atascos y sobre todo, el tener que buscar un aparcamiento en plena época estival, una tarea complicada. “Son muchos los veraneantes que adquieren una bicicleta o patinete para moverse por aquí. Son distancias cortas, es todo prácticamente plano y eso anima a coger la bici”, apunta Dani.
Hay incluso algunos hoteles como Don Pepe, situado en primera línea de playa que ofrecen un servicio gratuito de bicicletas a sus clientes para que se desplacen con toda comodidad y sin prisa, disfrutando del paisaje.

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