Suena el nombre de Riosa y lo primero que viene a la mente es L’Angliru, el Olimpo del Ciclismo. Ese puerto que todo ciclista querría tener en su palmarés particular. Y no solo ellos, la Sierra del Aramo es para muchos deportistas su campo de entrenamiento a cielo abierto, que combina a la perfección esfuerzo y belleza. Pero el concejo guarda otros tesoros, para descubrirlos es necesario perderse en sus rincones. Riosa se encuentra a escasos veinte kilómetros de Oviedo, lo que la convierte en un lugar ideal para hacer una escapada o pasar unos días lejos del bullicio de la ciudad. Si coges las botas y la mochila todavía puedes encontrar bosques de castaños casi vírgenes, parajes solitarios donde el silencio, el agua y la vegetación son los verdaderos protagonistas, antiguos molinos a la vera del río, pueblos y aldeas tradicionales encaramados en mitad de la montaña. Hay rutas sencillas para hacer en familia y también exigentes para los más experimentados.
La naturaleza no solo se disfruta gastando zapatilla, hay que darse algún que otro respiro… gastronómico.
Entre los encantos que tiene la Sierra del Aramo está la gran cantidad de setas que se pueden encontrar en primavera. Un hecho que no han querido dejar pasar los hosteleros de la zona, que organizan desde 1986 las Jornadas de las Setas, en las que estos hongos comparten mantel con otro producto típico, el cabritu criado en la Sierra, acompañado todo ello de distintos postres caseros. La oferta gastronómica se completa con otros platos estrella como el pote asturiano, la fabada, buenas carnes de la zona, callos, picadillo, embutidos, arroz con leche, casadiellas, preparados al modo tradicional en los distintos restaurantes.
En esta escapada sin prisas hay también espacio para conocer la historia y costumbres del lugar. En la capital del concejo, se puede visitar en la Casa de Cultura, la Exposición Permanente del famoso cantante de tonada José Antonio González, “El Cantu la Vara”, donde podremos conocer más cosas sobre su vida. En solo unos meses estará abierta al público una Exposición Etnográfica Permanente en el Centro Social El Hogar, donde se podrán ver reproducciones de instrumentos y utensilios utilizados en la antigüedad por hombres y mujeres de la zona en sus quehaceres cotidianos.
En este paseo por la historia no puede faltar una visita a las minas de cobre más antiguas de Europa, las de Texeo. Los pobladores prehistóricos explotaban este yacimiento dos mil años antes de Cristo y en 1892 una compañía inglesa coge el testigo y recupera esta explotación hasta 1955. Las minas se encuentran en medio de un paraje lleno de vegetación donde destaca la vieja chimenea de ladrillo, un mirador de nueva construcción que regala unas impresionantes vistas aéreas, tres pabellones de viviendas obreras, el antiguo economato, la casa de los ingenieros y restos de unas cuadras. Desde aquí sale un camino empinado que en sucesivos zigzags nos lleva hasta las prehistóricas minas de altura. Un original viaje en el tiempo que nos transporta a conocer un pasado remoto.
Este paisaje privilegiado y el fuerte movimiento asociativo son los dos pilares fundamentales en los que el concejo se ha apoyado para presentar su candidatura a Pueblo Ejemplar. El eslogan lo dice todo: Riosa naturaleza viva, historia, tradición, cultura, gastronomía… Riosa es sus gentes”. Al final no pudo ser, así que el próximo año lo volverán a intentar con más fuerza todavía.
En esta sierra preñada de agua que es al Aramo nacen abundantes ríos, arroyos y riachuelos que descienden al valle, dejando a su paso gran opulencia vegetal y la riqueza de un paisaje esculpido por el agua a modo de cincel. En la vertiente oriental se encuentra la Senda del Agua, un recorrido de bellísimos rincones.El primer tramo es una Senda Fluvial perfectamente señalizada de dos kilómetros de longitud que parte de L’Ará -a la entrada de Riosa- y llega hasta el pueblo de Felguera. El segundo tramo parte de esta localidad y continúa por la carretera local en dirección a Muriellos hasta tomar en la primera curva pronunciada, una desviación a mano izquierda que nos llevará por una pista asfaltada hasta el embalse de Arroxines, un auténtico paraíso con gran diversidad de flora y fauna que hablan de la pureza de este lugar. Este recorrido es de apenas dos kilómetros y medio.El tercer tramo se inicia en este precioso enclave y sigue a lo largo de seis kilómetros parte de la conducción del agua que desde la falda del Aramo abastece al pantano de Los Afilorios que a su vez, da servicio a la ciudad de Oviedo. El tramo en cuestión va del embalse de Arroxines al pueblo de Llamo, una ruta abandonada que precisa de una intervención. «Este trazado está aprobado por la Junta General del Principado a propuesta de Foro y cuenta con el apoyo de todos los partidos políticos. Es un recorrido precioso, accesible y muy importante para Riosa por su historia. Así que pelearemos para que comiencen las obras cuanto antes», comenta la alcaldesa Ana Díaz.
«La senda es un recorrido precioso, accesible y muy importante para Riosa por su historia»
(Ana Díaz, alcaldesa)
Si queremos saber la historia del lugar nada mejor que preguntar a José Luis Cabo, el cronista de Riosa. Él nos cuenta que lo primero que aquí se construye es el embalse para captar el agua del río Code que desciende directo de la montaña. «La concesión a la ciudad de Oviedo se hace en el 1899, ante la necesidad de agua potable y la carencia de manantiales y ríos en su entorno. Con el tiempo, esa cantidad no es suficiente y en 1929 se amplía la captación con el manantial del Río Llamo. Desde aquí se realiza una conducción del agua hasta el embalse de Arroxines, allí se desvía por el Túnel del Aramo hasta el Embalse de Los Afilorios, en el vecino concejo de Morcín», explica el cronista.En Llamo, cerca del manantial se encuentra la famosa Casa del Agua, una vivienda de piedra de grandes dimensiones donde vivían los guardas encargados de vigilar la ruta de la traída. Hoy está en ruinas. Desde aquí, siguiendo una pista ascendente se puede visitar el antiguo poblado minero de Rioseco y las minas de Texeo.»Hacia 1960 se amplía la captación de agua a los manantiales de Quirós, construyéndose un nuevo trazado desde la zona de Peñarrueda, lugar donde se encuentran estos manantiales hasta Llamo y de ahí al embalse de Arroxines. Este es el que ahora podemos contemplar», apunta Cabo.Durante el recorrido se pasa por varios acueductos de piedra en buen estado de conservación y es posible admirar paisajes casi vírgenes. También se atraviesan varias fincas particulares que disponen de portillas o burladeros como servidumbre para facilitar el paso de las personas. Habría que eliminar algunos cierres, limpiar la maleza y poner vallas. El acondicionamiento de la ruta, según el Consistorio, no requerirá de grandes inversiones, por ello esperan que el Principado no demore su actuación.