La inauguración de un mirador y un tramo de galería visitable lava la cara a un activo turístico todavía por explotar. Sacar partido al complejo de Texeo-Rioseco es la vía lógica para la promoción turística del concejo.
La minería asturiana no es una historia que escribe sus últimos capítulos, sino una cultura viva, que además se está revelando como un capital turístico indiscutible. En los últimos años, por toda Asturias se han puesto en marcha equipamientos que restauran infraestructuras ya existentes: trenes subterráneos, antiguas galerías, e incluso una mina en activo demuestran su éxito de convocatoria con cifras, y confirman que existe un público interesado en este turismo industrial. Riosa se suma a esta tendencia, dando un impulso al poblado de Texeo, donde están los restos de las minas de cobre más antiguas de Europa, además del poblado minero de Rioseco, una explotación de principios de siglo XX.
Los visitantes pueden recorrer unos veinticinco metros de pasarela que finalizan con una estructura en voladizo, desde donde se obtienen impresionantes vistas tanto del entorno industrial, sobre las tolvas de descarga, como del paisaje natural de la Sierra del Aramo. Esta actuación se ha financiado gracias a algo más de 150.000 euros, procedentes de los fondos Leader. Con cargo a los mismos presupuestos se ha habilitado una de las bocaminas para hacerla visitable. Se trata de un recorrido de aproximadamente cien metros, que incluye curiosidades como una pequeña fuente natural que se filtra en una pared de la galería o estalactitas que surgen del techo.
1-Tras recorrer una pasarela, se accede a un mirador en voladizo con estética industrial.
2-Las antiguas casas de viviendas podrían utilizarse como alojamientos turísticos y deportivos.
3-El entorno incluye elementos de la mina recuperados y puestos en contexto, como una antigua vagoneta.
4-Se ha habilitado la entrada de una bocamina para hacerla visitable.
Según explica la Alcaldesa Ana Díaz, la intención del Ayuntamiento es plantear una oferta turística global, que incluya la entrada regulada de visitantes a la bocamina: «estamos negociando con empresas de turismo activo que puedan hacerse cargo de organizar estas visitas y otras actividades paralelas, con la condición de que se creen puestos de trabajo en el concejo. Con el tiempo, también queremos crear alojamientos que faciliten la práctica deportiva en la zona». El problema, de momento, es el acceso, ya que la carretera hasta Llamo es practicable pero estrecha y, a partir de ahí el camino se complica. «Aunque es competencia del Principado, desde el Ayuntamiento apostamos por mejorar el acceso al menos hasta Llamo». Otro proyecto que se baraja a corto plazo es recuperar una senda que une Viapará con Texeo, «de este modo tendríamos conectados los dos puntos estratégicos del concejo».
A día de hoy, el visitante se encuentra con un paisaje en el que las ruinas del poblado crean un ambiente post-industrial difícil de reproducir, en el que el mirador se funde con el entorno. Es perfecto para los que buscan descubrir parajes semi desconocidos, que dan la impresión de estar casi vírgenes. La expedición se puede completar subiendo por la falda de la sierra para buscar la entrada a alguna de las minas prehistóricas, mucho más escondidas y desde luego impracticables salvo con experiencia y equipo de espeleogía.
Con el tiempo, sin embargo, ese cierto aura de misterio se perderá en favor de una rehabilitación global, que incluye los edificios de viviendas y la conocida como «casa del ingeniero». La puesta en marcha de esta siguiente fase depende de una nueva partida de fondos mineros, pero es evidente que hay espacio y potencial para crear un centro de recepción de visitantes y algún tipo de alojamiento, que se incluiría en el concurso de explotación.