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viernes 22, noviembre 2024

XXVI Memorial Peter Gulley. El fuego sagrado del surf

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El memorial cumple su 26ª edición volviendo a reunir a surfistas de talla nacional e internacional en estas aguas, manteniendo así vivo el fuego que un día encendieron Peter y Robert Gulley, convirtiendo a Tapia en paraíso del surf.
A finales de los setenta, un par de hermanos australianos -Peter y Robert Gulley- después de recorrer varias playas de Europa con su furgoneta y sus tablas de surf llegan a Tapia, se enamoran de sus playas de arena fina y sus olas y deciden quedarse el resto del verano. Los tapiegos miraban sorprendidos a esos jóvenes extraños sin saber que aquello iba a cambiar la vida a todo el pueblo. Para algunos eran unos locos y otros se morían de ganas por imitarles. Así comenzó la historia del surf en Tapia.
Cada año Peter y Robert acudían a la cita tapiega, pero ya acompañados de sus amigos australianos. En 1991, Peter muere y sus cenizas son esparcidas en ‘su playa’ para quedarse definitivamente con todos los suyos. En la Semana Santa de 1992 se organiza en Tapia el primer Memorial Peter Gulley. Desde entonces surfistas de talla nacional e internacional vienen a competir a estas aguas. La vigésimosexta edición acaba de celebrarse el pasado mes de abril y volvió a convertir a la villa en un referente.
La lista de surferos que se mojan en Tapia cada vez es más larga. «Este año hubo récord de participación. Se inscribieron más de ciento setenta personas en las diferentes categorías, comenta Adela Bas, una de las fundadoras del memorial junto con Pepe Alonso. Eso demuestra que Tapia sigue estando muy presente en el mundo del surf y que atraemos a surfistas de calidad».
Este deporte exige estudiar las condiciones del mar y el viento, y en eso las playas tapiegas ofrecen muchas alternativas. Al ser muchas y tener distinta orientación siempre se pueden encontrar olas en alguna de ellas. Según los entendidos, si hay viento del sur, la playa de Tapia es la mejor; si se levanta el nordés, la de Penarronda o la parte izquierda de La Paloma, y si la marea está viva, en Serantes se pueden encontrar olas muy interesantes.
En el campeonato, acompañando a los surfistas llegan a la villa cientos de seguidores y turistas. Juntos consiguen crear una atmósfera y un ambiente especial durante los días que dura el evento. «Estamos trabajando ya en la próxima edición. En 2018 se cumplen cincuenta años de la llegada de los hermanos Gulley a Tapia y celebraremos las Bodas de Oro. Esperamos que todo el mundo se vuelque y podamos hacer algo mágico», apunta ilusionada Adela Bas.

Subirse a la tabla

Alumnos de la Escuela de Surf Picante (playa de Tapia)
Alumnos de la Escuela de Surf Picante (playa de Tapia). / Foto: Escuela de Surf Picante


Los que lo prueban, repiten. Cada vez es más habitual ver a grupos de personas sobre una tabla surcando las olas. Es un deporte adictivo que consigue ponerte en forma de los pies a la cabeza. Por eso si pica el gusanillo, lo mejor es probar. En Tapia hay cultura de surf, por eso son muchos los que eligen venir a estas playas a disfrutar pero también a aprender. Aquí se encuentran varias escuelas, una de ellas pionera en nuestro país.
En la playa de Tapia, flanqueada por el cabo Reburdia, está ubicada la Escuela Surf Picante fundada en 1986. Pedro Méndez, director y entrenador de la escuela explica que aunque funcionan durante todo el año es en la época estival cuando experimentan un verdadero boom. «En verano tenemos a seis monitores titulados funcionando a la vez en grupos separados por edades, con objetivos y actividades diferentes». A los catorce años, Pedro fue campeón de Asturias y ahora entrena a jóvenes que tienen un nivel muy alto: compiten a nivel nacional y están ganando campeonatos en Asturias y Galicia. Hay una buena cantera. Algo que también está demostrando la tapiega de nueve años, Kenia López, campeona de Asturias y también campeona en categoría sub-10 en el último Campeonato Internacional de Surf de Tapia. ¿Qué es lo que atrae tanto de este deporte? «La comunión con el mar. El hecho de practicarlo en un medio tan cambiante que no puedes controlar hace que sea un deporte divertido e interesante. Cuando sientes romper la ola descargas mucha adrenalina y eso te hace sentir bien, por eso dicen que los surfistas son gente feliz», comenta Pedro.
La Escuela Lampariego lleva tres años impartiendo cursos de iniciación y perfeccionamiento en la playa de Penarronda donde hay dos escuelas más. «La playa de Tapia es un poco más exclusiva, solo puedes surfear en bajamar por eso allí solo hay una escuela. En Penarronda tenemos más horas disponibles, no estamos sujetos solo a la bajamar, tiene un oleaje constante y moderado. Ideal para aprender. El año pasado estábamos allí tres escuelas», comenta Rodrigo López director y monitor de Lampariego. Sólo se imparten cursos durante el verano. Los alumnos son mayoritariamente niños aunque en los últimos tiempos se nota que crece el interés de adultos a partir de los cincuenta por subirse a la tabla. ¿Qué atrae tanto a grandes y pequeños? «Quieren probar actividades nuevas al aire libre que incluya aventura, sensaciones, adrenalina, hacer cosas distintas en la playa», apunta el director de la escuela. En mi caso, surfeo desde pequeño. A mucha gente en Tapia nos picó el gusanillo de los hermanos Gulley. Tenemos la playa cerca, nos gustaba el mar, el deporte, la aventura… y descubrimos el surf».
Además de subirse a una tabla y divertirse, en estas escuelas enseñan a entender el mar, las corrientes, la dirección del viento, las rompientes, cómo se forman las olas y sus diferentes tipos… información necesaria para moverse en este entorno tan cambiante al que nunca hay que perder el respeto.

De Francia a TapiaDel 2 al 9 de julio, siete jóvenes de Plouguerneau (Francia) visitarán Tapia de Casariego para conocer de cerca su historia surfera. La semilla de esta iniciativa surge el pasado año en el Festival Intercéltico cuando una banda de gaitas de aquella localidad francesa que participaba, queda enamorada de la villa y observa características muy similares con Plouguerneau, un pueblo pesquero de pequeño tamaño. «Poco después se ponen en contacto con nosotros -comenta Dulce Martínez, concejala de Cultura y Turismo- para estudiar la posibilidad de organizar un intercambio de jóvenes. Hablamos con asociaciones y estudiantes del instituto para estudiar qué nos podía aproximar. Ellos allí estuvieron investigando nuestra historia y quedaron atraídos por el fenómeno del surf.
Serán los primeros en realizar el intercambio. Les recibiremos en el Ayuntamiento, recibirán clases en una escuela de surf de Tapia y harán un recorrido por la historia de los hermanos Gulley, aquellos australianos que llegaron de casualidad y decidieron quedarse para siempre. Conocerán los orígenes del surf en Tapia, la historia del campeonato. También el pasado y presente de la villa a través de una visita guiada y participarán de eventos festivos junto a jóvenes tapiegos. Serán embajadores de nuestro surf, cultura e historia».

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