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viernes 22, noviembre 2024

César Castaño. Músico y escultor

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Este oriundo de Navelgas tiene múltiples facetas: gaitero, bateador de oro, promotor musical… y desde hace tres años, escultor profesional.

No se puede entender la trayectoria de este escultor sin conocer las otras aristas de su personalidad. Es gaitero, y confiesa que este instrumento ha sido el eje conductor de buena parte de su vida. También es bateador de oro, preside la Asociación de Bateadores Barciaecus y el año pasado ganó el Campeonato Nacional de Bateo, en Navelgas. Además, es promotor musical, actividad que le ha llevado a viajar por la geografía española y extranjera. Y hace tres años emprendió su nueva aventura: convertirse en escultor profesional.
Hace aproximadamente tres años Cesar Castaño regresó a su localidad natal, Navelgas, dispuesto a emprender una nueva aventura. Y en la fragua familiar dio salida a su lado más creativo trabajando con hierro.

-Después de nueve años en Madrid, con una vida bastante agitada, ¿qué le ha supuesto volver al pueblo?
-Lo hice encantado. En la zona rural tienes un plus que no hay en las grandes ciudades, aquí todo el mundo se conoce, se convive de otra manera y siempre hay alguien que te ayuda si lo necesitas. Nunca me gustaron las grandes ciudades, ya cuando vivía en Madrid siempre hacía mis escapadas.

-Gran parte de su obra refleja la vida en este entorno.
-Sí, hay una parte importante que refleja la vida rural cotidiana, hay mucha presencia de tradiciones y de lo popular en las piezas que desarrollo, también de reivindicación por su abandono. En otras ocasiones me gusta orientarme hacia lo abstracto o hacia la denuncia de situaciones como lo que ocurre en la valla de Melilla.

«El trabajo en la forja es duro pero a la vez transmite mucha paz y mucha tranquilidad, porque es un proceso lento»

-¿Que aporta trabajar en la fragua, con el fuego, el agua y el mineral?
-Muchas cosas. El trabajo en la forja es duro pero a la vez transmite mucha paz y mucha tranquilidad, porque es un proceso lento. Una pieza tarda un tiempo en calentarse antes de que puedas empezar a moldearla, así que tienes mucho tiempo para pensar. Para mí es un contraste con el mundo del espectáculo, que es un estrés continuo.

Escultura en forja de César Castaño
Escultura en forja de César Castaño. /Foto cedida por César Castaño

-El cambio de vida ha sido radical y su decisión un tanto arriesgada. ¿En algún momento le entra la duda?
-Dicen que los tauro somos muy cabezones y yo estoy convencido de mis posibilidades. Sé que es un proceso largo y que todavía tengo mucho que mejorar, pero esto es como la vida de un deportista, si trabajas vas a ganar en técnica y mejorarás poco a poco. Tengo un montón de ideas y creo que van a funcionar, aunque el camino para hacerse un nombre es largo.

-Promotor musical, gaitero, escultor, bateador… ¿Cómo conviven facetas tan dispares en la misma persona?
-La verdad es que no tengo mucha respuesta para esto. La afición a la gaita ya surge desde pequeño y a ella le debo casi todo: gracias a ella me enrolé en los campeonatos del mundo de bateo del oro, viajé con el equipo nacional por diferentes países y fui el primer gaitero asturiano que tocó en todos los continentes del mundo. La gaita también me llevó a la promoción musical, y entre otras cosas, participé en la creación del concurso de música folk Cuarto de los Valles, el primero de estas características en España y que durante trece años tuvo muchísimo éxito. Aunque desde hace dos años lo hemos dejado temporalmente porque la crisis y la subida del IVA se ha cargado a la mayoría de los grupos de este país.

-El año pasado se proclamó campeón nacional de bateo en Navelgas, y este año se enfrentará a los mejores del mundo en el Mundial. ¿Se ve con posibilidades?
-Ganar el año pasado me hizo mucha ilusión, pero es una locura pensar en un título mundial porque viene gente muy buena. Algunos son mineros de oficio y están todo el año con una batea en la mano. Pero la experiencia siempre merece la pena y ahora todo el pueblo está volcado e ilusionado con esto. La primera vez que acogimos un mundial la gente local estaba preocupada porque tenían un concepto de los buscadores de oro como gente bohemia, extraña, con esas barbas largas y pintas tremendas, pero la experiencia resultó genial porque el ambiente es maravilloso.

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