El mes de abril ha sido especial en el pueblo valdesano de Gamones. La Asociación de Vecinos Santa Clara celebró el décimo aniversario de su local social, un momento idóneo para rememorar lo conseguido y plantearse nuevos retos.
La aldea de hoy día nada tiene que ver con la de hace treinta años, entonces Gamones no disponía de infraestructuras básicas como un centro social o una capilla. Pero la unión de los vecinos en un colectivo fue la semilla que con el paso del tiempo lo transformaría todo.
David Suárez Fuente, presidente de la Asociación de Vecinos de este núcleo rural perteneciente a la parroquia de Trevías, explica que todo lo han conseguido los vecinos trabajando en común. “Como no había nada en el pueblo comenzaron haciendo una pequeña caseta de madera para las fiestas, de esta pasaron a otra de chapa, de las de obra, pero seguía siendo demasiado pequeña, -explica Suárez. -Los vecinos continuaron demandando algún lugar donde poder juntarse y al final -de esto hace diez años-, consiguieron que el Ayuntamiento les dejase utilizar una nave que estaba en Villar, junto al Aula del Mar, con la condición de que ellos mismos se encargasen de acondicionarla y mantenerla una vez trasladada al pueblo”.
David recuerda todo lo que supuso poner a punto lo que se convertiría en el centro social del pueblo, “todos los vecinos, hasta personas mayores de 80 años, nos pusimos a colaborar. Había trabajo de sobra, el que no podía cargar o subir al tejado, limpiaba el polvo o hacía otras cosas”.
La localidad también llegó a disponer de capilla propia, David explica que “anteriormente, con motivo de la fiesta del pueblo, la misa campestre se celebraba al aire libre, hasta que un día un vecino que residía en Miami donó tres millones de pesetas para construir la capilla. Como no era suficiente todos los vecinos hicieron su aportación”. El templo se empezó a construir en 2008 y se inauguró al año siguiente bajo la advocación de Santa Clara y de nuevo bajo el sello de la colaboración.
La Asociación celebra actividades cada mes, cuando no es Carnaval, hay charlas, teatro o se celebra el tradicional homenaje a los mayores, aunque “una gran parte de lo que organizamos son jornadas gastronómicas y cenas baile”, añade Suárez. El centro social dispone de una cocina en la que se ha celebrado recientemente, ‘Gamones entre fogones’, un curso impartido por profesionales asturianos de la restauración y la repostería y que ha contado con un alto grado de participación. El local cuenta con una pequeña barra que en verano se abre como bar para que la gente pueda tomarse algo, y son los propios vecinos los que se turnan para atenderlo.
La junta directiva de la asociación, integrada por once personas, también organiza viajes que son muy bienvenidos y cada cierto tiempo se convocan sextaferias para poder sacar adelante el mantenimiento del centro y su entorno, una vez más con la ayuda de los vecinos. “Esta es la razón por la cual los caminos del pueblo están limpios. En los últimos ocho años no se ha asfaltado ninguno, pero aún así están bien porque los vecinos ponemos la mano de obra y nos encargamos de cuidar y mantener el pueblo”.
Entre las reivindicaciones que mantiene el colectivo vecinal está la señalización de la ruta del río Mallene, un itinerario circular de 12 kilómetros que parte de Gamones hacia Cortina y conduce hasta la Braña de La Cadorna para continuar hacia el área recreativa de La Trapa y finalizar en Gamones. “Es una ruta muy guapa, discurre a orillas del río Mallene y cuando coge altura tiene unas vistas impresionantes -añade David-. Solo haría falta señalizarla porque como discurre por caminos municipales el mantenimiento sería mucho más sencillo”. Para llamar la atención sobre este recurso natural, la Asociación de Vecinos incluyó este recorrido (para hacer a pie y a caballo) en la jornada de celebración de los diez años de vida del centro social, el pasado 27 de abril.
Actualmente Gamones tiene cincuenta y dos casas en las que viven más de cien vecinos, cuenta con tres ganaderías y a diferencia de otros núcleos rurales del occidente, no experimenta un decrecimiento demográfico. “Es algo insólito, -explica el presidente del colectivo-, porque en los últimos años se han construido casas nuevas”.
La cercanía del pueblo a otras localidades como Trevías (a 1 km) o Luarca (a 18 km) y el estar a escasa distancia de la autovía A-8 favorecen que este tranquilo núcleo, ubicado en una loma, resulte atractivo para los residentes.