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sábado 23, noviembre 2024

Valdés en primera persona

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‘Luarca comparte Luarca’ es la primera guía desarrollada con Microsoft Office, en un programa piloto que la multinacional ha puesto en marcha a nivel mundial.

Esta atípica guía turística ha sido elaborada por los vecinos y amigos de Valdés, de modo que cada uno ha aportado su rincón favorito, su plato típico o ese tipo de anécdotas y secretos que sólo conocen los lugareños y que, gracias a esta iniciativa, están ya al alcance de todo el mundo. Para ver el concejo de Valdés como nunca antes. Hasta 236 autores han colaborado para elaborar esta guía única, en la que explican las claves para integrarse en la vida del concejo como un lugareño más. Luarca, la capital, es lógicamente lo más conocido, hasta tal punto que el nombre del concejo y la villa llegan a confundirse en el imaginario popular.

Luarca está íntimamente ligada al mar; en su historia, en su paisaje y en su vida cotidiana, ya sea por los marineros que salen a faenar cada día, por las playas o por el simple placer de pasear por el muelle.

La primera impresión, dice la guía, es importante: «La mayoría de los que vivimos fuera y nacimos en Luarca entramos y salimos de nuestra villa por la carretera del faro. Es una norma que no está escrita en ningún sitio, pero estoy seguro de que si hiciésemos una encuesta, sería extraño encontrar a uno solo que nos dijese lo contrario». Y si lo hacen los locales, por algo será: la llegada a la villa se hace por el espectacular mirador del Cambaral, el barrio más antiguo de Luarca donde queda patente la importante tradición marinera.
Porque lo cierto es que Luarca está íntimamente ligada al mar; en su historia, en su paisaje y en su vida cotidiana, ya sea por los marineros que salen a faenar cada día, por las playas que atraen al turismo de verano o por el simple placer de pasear por el muelle para terminar tomando algo en alguna de las múltiples terrazas con vistas al Cantábrico.

Bonito, bonito

Según una encuesta hecha por el diario 20minutos, a partir de las valoraciones de los internautas participantes, Luarca aparece como el pueblo más bonito de España: primer puesto en una lista de cincuenta. Como es de suponer, el valor de estas encuestas es absolutamente subjetivo, pero es precisamente esa emotividad una de las grandes bazas del concejo.

Acantilados de Bozo
Acantilados de Bozo. /Foto: Juanjo Arrojo

Objetivamente, hay elementos que hacen que la visita valga la pena: los Barrios de Villar y Barcellina, llenos de casas de indianos; la Capilla de la Atalaya y el cementerio adyacente, con espectaculares vistas; las historias de la Mesa de Mareantes y Navegantes, donde se decidían las cuestiones relativas a la mar; las estrechas y empinadas calles, rebosantes de encanto… Cualquier guía turística da buena cuenta de los lugares a visitar, pero es difícil explicar el encanto de la zona y el efecto que produce en el visitante. De ahí que se haya ganado esa fama de lugar fascinante, que no sólo es bonito sino que además «tiene algo»
Luarca es conocida como la «villa blanca de la Costa Verde», y disfruta de ese ambiente de villa coqueta e histórica, que ejerce además con orgullo de lugar natal de un científico ilustre y querido: Severo Ochoa, premio Nobel de Medicina. Para conocer más su figura y su vinculación con la zona, se pueden recorrer los distintos lugares que el científico frecuentaba en su infancia, presentar respetos ante su tumba en el cementerio, o pasarse por el Museo de Severo Ochoa, ubicado en el Palacio de Gamoneda, en el centro de la villa. El centro acaba de reabrir sus puertas tras varios meses de inactividad, y pretende ser un homenaje a la vida y trabajo de este ilustre valdesano. También en el Palacio, la Oficina de Turismo es el lugar de referencia para conocer éstas y otras claves para empaparse del espíritu único de Luarca, y plantear una excursión por otros lugares de interés del concejo.

Más allá de la villa

En cuanto empieza el buen tiempo, una de las rutas más transitadas para atravesar la villa de Luarca es el Camino de Santiago: la etapa Luarca-La Caridad recorre casi treinta kilómetros dentro del llamado Camino del Norte, uno de los más apreciados por lo benigno de sus desniveles y la belleza del paisaje.
Para los que prefieran estirar su estancia en el concejo, hay otras posibilidades de turismo activo como rutas a caballo, senderismo, pesca deportiva tanto en río como en mar, y pesca submarina aprovechando los increíbles acantilados de la zona. Por supuesto, sin despreciar un simple día de playa, en cualquiera de los parajes naturales de la rasa costera: Otur, Cuevas, Cadavedo, Salinas, Barayo… a las playas más conocidas se suma también la posibilidad de acercarse hasta alguna cala más recogida, probablemente de difícil acceso pero por ese motivo mucho menos transitada, creando esa impresión de naturaleza virgen tan valorada por los visitantes.

Casi las dos terceras partes del territorio del concejo están amparadas bajo alguna figura de protección, dato que da idea de la riqueza natural que aquí puede encontrarse.

Tierra adentro, vale la pena visitar el Valle de Paredes, los paisajes protegidos de la Cuenca del río Esva o el Cabo Busto, aunque sólo sea por empezar por algún lugar: casi las dos terceras partes del territorio del concejo están amparadas bajo alguna figura de protección, dato que da idea de la riqueza natural que aquí puede encontrarse. El paisaje valdesano es único y ha sido moldeado durante años por la mano del hombre, con trabajo y respeto. De ahí que también la historia en pueblos y parajes merezca importantes dosis de atención. Especialmente recomendable es la Ruta de las Brañas Vaqueiras de Valdés, una forma activa de conocer la cultura única de los Vaqueiros de Alzada, dedicados desde hace siglos a cuidar ganado trashumante.
Visitar los diferentes pueblos permite también descubrir estampas únicas, como la imagen de los arcos de piedra de Brieves, con su peculiar arquitectura; el precioso pueblo de Cadavedo; el Dolmen de Restiello, en Paredes; el Menhir de Ovienes, la Torre de Villademoros, la Parroquia de San Miguel en Trevías… hay mucho que ver en todo el concejo, y para eso mar, río y montaña se dan la mano.
Esta cualidad de tomar lo mejor de cada paisaje se nota, cómo no, en la gastronomía, que continúa siendo uno de los recursos fundamentales para atraer al visitante. No es ninguna sorpresa que los mariscos y pescados del Cantábrico, recién traídos de la lonja, adornen las mesas de restaurantes y bares de la zona; pero no se puede desdeñar tampoco un buen plato de setas o cualquiera de los productos de huerta, eso sí, de temporada. En cualquier caso, la buena mesa en Asturias viene de serie, y en Valdés no puede ser menos, teniendo en cuenta la tradición y la buena materia prima.

La Fuente del BruxoCuenta la historia que en la madrugada de San Xuan un bruxo fue a esta fuente para coger el «hilo de oro», es decir, el primer chorro de agua en recibir la luz del sol al amanecer. Y, como ocurre en estas leyendas, se encontró con una xana que le puso un complicado reto que acabó en encantamiento. Hoy en día la Fuente del Bruxo es una pequeña construcción con encanto, que durante años se engalanaba en el solsticio de verano, contribuyendo a aumentar el folclore relacionado con la noche más corta del año.

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