Desde su rincón en la ría del Eo, la villa de Vegadeo ejerce de capital del concejo y de centro de servicios de toda la comarca. Un territorio pionero en Asturias en el turismo rural y de experiencias, que ofrece un entorno natural perfectamente conservado.
Profundamente marcada por el paisaje fluvial, Vegadeo (A Veiga, en el idioma local, el eonaviego) está justo en el vértice de la ría, y ejerce de punto de unión de ambas orillas, gracias al paso de la carretera nacional y el ferrocarril. Esta Veiga siempre ha tenido vocación de cruce de caminos, de ciudad fronteriza con la vecina Galicia. La construcción de la A-8 o Autovía del Cantábrico -ruta más corta a Galicia- ha alterado en cierto modo este paisaje: los coches ya no pasan por Vegadeo con tanta asiduidad, de modo que en el concejo se esfuerzan por hacerse conocer y mantener ese efecto llamada que venía casi por sentado antes de la inauguración del Puente de los Santos, a finales de los ochenta.
Aún así, Vegadeo sigue siendo un centro, si no geográfico, sí psicológico: es el nombre que aparece siempre que se habla de esa zona marina gallego-asturiana, llena de playas de renombre; del espacio protegido de la ría, Reserva de la Biosfera; y del interior montañoso (Taramundi, Oscos, San Tirso, valles del Eo y el Suarón) que puso el concepto de turismo rural en el mapa económico de Asturias.
Compras y ocio
Tras un pasado económico de cierto auge, con fábricas, aserraderos e incluso un puerto con tráfico marítimo industrial, aprovechando la navegabilidad por el curso bajo del río, Vegadeo mantiene hoy algo de industria, hoy en día principalmente representada por las empresas situadas en el pequeño polígono de Monjardín y algún ejemplo aislado más.
El lógico declive de este sector ha ido sin embargo mutando en una cierta prosperidad comercial: Vegadeo ha sabido reciclarse como centro de servicios, con un comercio especializado y agrupado en un Plan Estratégico que reúne a unos cien establecimientos, aproximadamente el 75% del volumen total del concejo.
Esta vocación de servicio se ejemplifica claramente en la Feria de Muestras, que este año cumple medio siglo, y se ha convertido en una de las pocas ferias asturianas que resisten el envite de la crisis. Y precisamente aprovechando el tirón de la 50º feria, el Ayuntamiento de Vegadeo ha preparado una guía con la actividad comercial y de servicios del municipio, para repartirla por toda la comarca. En ella se incluye información general de interés para vecinos y visitantes, así como de las empresas y servicios del concejo, que han aportado sus datos a través de una convocatoria abierta, que se irá actualizando periódicamente.
En ese sentido, la villa ofrece la arquitectura ideal para una jornada de compras: las calles, de tipología tradicional y una cierta inclinación, invitan al paseo peatonal y tranquilo. Los muchos bajos comerciales de la zona centro ejercen de reclamo y las terrazas hosteleras animan a tomarlo con calma y disfrutar de un sol que este año se ha hecho de rogar. Bares y cafés, sidrerías, restaurantes, y todo tipo de establecimientos hoteleros preparan también una temporada turística que tradicionalmente multiplica la población de la villa: el turista viene buscando el clima benigno, alejado de las temperaturas extremas, las playas cercanas y las experiencias naturales de una zona que combina ría e interior en unos paisajes preservados con mimo.
El turista busca el clima benigno y las experiencias naturales de una zona que combina ría e interior en unos paisajes preservados con mimo.
Tranquilamente
La naturalidad con que los veigueños conviven con su entorno es quizá sorprendente para alguien que venga de un ambiente puramente urbano. Pero, todo hay que decirlo, ese hábitat marca: el nombre de Vegadeo no hace justicia para describir la impresionante marisma de la ría, habida cuenta de que a la desembocadura del Eo se unen los cauces del Suarón y el Monjardín. Todo ello, sumado al agua salada del Cantábrico, crea el mayor de los estuarios asturianos: un ecosistema único que no sólo aporta hermosos paisajes, sino una Reserva Natural y un lugar de turismo ornitológico en su calidad de Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
Sin salir de las riberas del río, y sin alejarse de la villa, se puede recorrer la llamada Senda de los doce puentes, que hace honor a su nombre en forma de museo al aire libre, jalonado de obras de arte de autores asturianos contemporáneos. Y como ejemplo esclarecedor del aprovechamiento del agua que tanto abunda en la zona, se puede visitar también el conjunto etnográfico del Mazo de Meredo, junto a una cuidada área recreativa.
Se calcula que el Mazo es de 1700 y es de los pocos que aún están en funcionamiento, permitiendo al visitante conocer de primera mano el tratamiento tradicional del hierro. El conjunto se completa con una fragua y un molino de agua. Existe una ruta señalizada que toma el nombre del Mazo, y que conecta con el cercano pueblo de Piantón, antigua capital del concejo, con monumentos de interés como la iglesia, originaria del siglo XVI, y el llamado «puente romano».
Un poco más alejado, pero también de interés, está el conocido como Cristo de Paramios, crucifijo monumental de piedra relacionado con los «cruceiros» gallegos: lugar de protección contra los malos espíritus y, en una vertiente más prosaica, de reunión de los vecinos para observar el paso de los viajeros y obtener noticias de otras zonas. El crucero está incluido en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Asturias, y sus archivos afirman que data del siglo XVIII.
Los propios veigueños han sido fundamentales para conservar éste y otros patrimonios, ya que el concejo cuenta con un nivel de asociacionismo inédito en otros lugares de población similar. Desde agrupaciones para la conservación histórica, hasta clubes deportivos, musicales, culturales… la vida en las orillas del Eo se ve enriquecida de forma evidente.Esta intensa actividad es en sí misma un foco de atracción, que viene a sumarse a los que ya vienen dados por un entorno privilegiado.