A sus 38 años, este atleta consumado, también funcionario del concejo de Aller, ha convertido cada reto que emprende en una lucha por ayudar a los niños con cáncer. Después de varios años recaudando fondos para Galbán-Asociación de Familias de Niños con Cáncer del Principado de Asturias, su fuerza sigue intacta para acometer nuevos proyectos y seguir con su particular empresa.
Sus proyectos en la lucha contra el cáncer ya han dado sus frutos: más de doce mil euros recaudados en los cinco últimos años. Y más allá, la labor de transmitir ilusión, fuerza, y un mensaje: el que quiere, puede.
-¿Cómo surge la idea de hacer estas maratones solidarias?
-Mi madre murió de un cáncer en el 2004. El año siguiente, justo en su aniversario, decidí hacer en el concejo de Aller una prueba de cien kilómetros en solitario para recaudar fondos para la Asociación Española contra el Cáncer. Después decidí que todos los años, si podía, intentaría hacer algo especial. En 2006 hice lo mismo, pero una distancia de ciento veinte kilómetros. El año siguiente quise que fuera algo mayor: la travesía desde Roncesvalles a Santiago en diez días, a una media de ochenta kilómetros diarios. El año pasado realicé la de Sevilla-Gijón que fueron mil kilómetros a unos 92 kilómetros diarios y este año aquí en Asturias cubrí en varias etapas la Montaña Central
-El último reto conseguido ha sido cruzar la Cordillera Cantábrica. ¿Cómo salió todo?
-Desde el día 8 de junio al 13, recorrí los 535 kilómetros que separan Marentes, pueblo límite con Lugo y Asturias, hasta el puerto de San Glorio, límite entre Cantabria y León. La última etapa fue desde Puebla de Lillo hasta Oviedo (94 kms) y tres puertos: San Isidro, que subí dos veces, una por la parte asturiana en la tercera etapa y otra por la parte de León en la última etapa, el puerto del Padrún y el puerto de la Manzaneda. En total libré 12 puertos, ocho de primera, dos especiales y dos de segunda (en correspondencia con el ciclismo, a pie se hacen más difíciles). Conté con el apoyo de tres personas: dos en bicicleta y una en el vehículo de apoyo, así como con las entidades Cajastur y La Caixa, y Under Armour en material deportivo, sin las cuales estos proyectos no serían posibles.
-Son unas buenas rutas.
-Sí, pero con ello no pretendo que la gente se sorprenda con lo que hago, sino que lo que quiero transmitir, especialmente a cualquier persona con una enfermedad y a sus familiares, es que algo que parece difícil o imposible de superar se puede sacar adelante, con apoyo y fuerza de voluntad. Tenemos un gran ejemplo en Lance Amstrong. Le daban el 5% de posibilidades de vida y mira dónde está ahora.
-¿Te acompaña alguien en todos estos proyectos?
-Siempre llevo dos o tres personas en bici que son los que me llevan la comida y la bebida isotónica, para ir avituallándome sobre la marcha. También hay una furgoneta que lleva el material, la comida que me van preparando y un fisio que me da dos o tres masajes al día, de otra manera es imposible aguantar. Es importante que vayan conmigo, porque hacerlo solo con una mochila es una brutalidad.
‘Lo que quiero transmitir, especialmente a cualquier persona con una enfermedad y a sus familiares, es que algo que parece difícil o imposible de superar se puede sacar adelante, con apoyo y fuerza de voluntad’
-¿Encuentras apoyo de la gente de los lugares por donde vas pasando cuando haces todas estas travesías?
-Sí y no. Hay veces que resulta un poco desesperante ver el pasotismo. También hay gente que se involucra, que se lo toma muy a pecho. Lo que es bastante vergonzoso es la actitud de las instituciones. Los políticos tendrían que mojarse mucho más de lo que se mojan. Cuando hice el Camino de Santiago sí que encontré mucho apoyo en la zona del País Vasco, Navarra, Cataluña, ya no sólo en lo que se refiere a la colaboración económica, sino en la acogida en los medios de comunicación. En Asturias, por ejemplo, cuando lo hice en el concejo de Aller, supongo que porque soy de allí, recaudé más de seis mil euros, y este año en la Montaña Central recaudé más de mil y pico. Aunque sea sólo por una persona merece la pena el esfuerzo.
-¿Cómo combinas estos proyectos solidarios con la competición?
-Este año por ejemplo no hice todavía ninguna competición, pero el año pasado aparte de estas distancias hice seis maratones; el año anterior, ocho, y una prueba de cien kilómetros. Cuento con que antes de que acabe el año haré por lo menos otras dos o tres maratones, a partir de julio. Tengo que ir muy suave, sin forzar, porque si lo hago demasiado rápido podría lesionarme. Aún así me cuesta, porque me pierde la fuerza. Tengo que controlar mucho lo que hago porque son unas distancias muy grandes.
-¿Crees que se necesita siempre superar grandes retos como los que haces tú para llamar la atención de la gente o de los políticos?
-Yo creo que sí, desde luego puedes involucrar a la gente de otra manera, hay miles de formas. A mí me pareció una buena idea unir este tipo de deporte con la solidaridad. Además, es como si las distancias que recorro fuesen una metáfora de lo que es el reto de la vida. Para mí es prácticamente lo mismo. Tienes momentos malos, momentos muy buenos, momentos que te dan ganas de tirar la toalla, que te rindes, momentos en los que te duele todo, que te parece imposible y de repente, sales arriba.
-¿Has conseguido todo lo que te has propuesta hasta ahora?
-Siempre me acuerdo de una frase que decía la actriz Emma Thompson: ‘Los únicos errores que cometemos en la vida son las cosas que no intentamos’. Tengo en mente un proyecto que tenía que haber salido este año pero con la crisis no pudo ser: quería venir desde París hasta Oviedo en diecisiete días. A ver si el próximo año consigo sacarlo adelante.
Lisardo Díaz cuenta con el apoyo de CajAstur, La Caixa, La Dirección General de Deporte del Principado de Asturias, los Ayuntamientos de Aller y Lena y la empresa norteamericana de material deportivo Under Armour. §