Las estrategias de comunicación política en las que impera el “todo vale” están a la orden del día. Y en un mismo saco vemos lanzar propuestas serias y muchas otras ideas a gran velocidad, sin importar si son o no verdad; da igual que sea la primera ocurrencia que a uno se le pasa por la cabeza. Lo importante es que se comparta, salte a los medios, llegue a la calle, siembre la duda o desacredite a personas. Y todo ello rodeado de un ambiente de chascarrillo, de broma, de memes. ¿Os suena de algo? Sé que muchos estaréis pensando en Trump y compañía, pero es que no es solo él quien ha normalizado esta forma de comunicación, de hacer política, miremos a nuestro alrededor porque tenemos más ejemplos.
Y lo peor de todo es que entre ironía e ironía se lanzan amenazas de importantes recortes sociales, se lanzan bulos, se fomentan distorsiones, mentiras rotundas, se siembra el miedo para justificar determinadas decisiones políticas. En este todo vale, las palabras parecen haber perdido su valor.
Para el próximo 8M hay muchas actividades programadas en todo el país para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, sirviendo además de recordatorio del camino que aún queda por recorrer en la lucha por los derechos de las mujeres. Una lucha que ya no es solo una cuestión de igualdad, sino de justicia y de libertad.
Mientras las calles vuelven a teñirse de morado, muchos serán los lemas que aparecerán en las pancartas, que sonarán en las gargantas con un mismo hilo conductor, pero hay uno que especialmente me llama la atención, bueno, más que un lema es una idea: Este 8 de marzo “Vamos a recuperar palabras que siempre fueron nuestras: vida, seguridad, libertad, justicia, memoria, y vamos a plantar cara a quienes quieren atacan nuestros derechos”.
Frente a tanto discurso vacío, las palabras se abren paso, palabras que no necesitan de interpretaciones, palabras que dicen exactamente lo que quieren decir, palabras que cuando suenan nos unen, nos fortalecen, crean red porque poseen vida propia, porque están unidas a la vida y a la evolución.
La creciente presencia de la ultraderecha en las instituciones no solo es una seria amenaza para los derechos conquistados como sociedad en las últimas décadas, sino que también puede provocar retrocesos porque la igualdad es una de las dianas de sus políticas. Por eso es importante plantar cara.
España ocupa el cuarto lugar de la UE en igualdad de género. Asturias lidera los planes de igualdad en las empresas y es pionera en materia de coeducación. Vamos por el buen camino y necesitamos seguir avanzando a pesar de que aún queden muchas brechas de género por cerrar y muchos discursos negacionistas por contrarrestar.
Este 8M avanzaremos junt@s por la defensa de la vida y porque además nos va la vida en ello. Recuperaremos la voz y sonarán las palabras llenas de poder que siempre han sido nuestras. Esta será nuestra seña de identidad. Seguimos avanzando imparables.