Moal (Cangas del Narcea) y Peón (valle de Villaviciosa) son ya un laboratorio pionero a nivel nacional de un nuevo modelo de aldea rural para las próximas décadas. El resultado será extrapolable al resto del Principado y otros territorios de España. Si en los años ochenta Asturias acuñó un nuevo concepto de turismo, el Turismo Rural, ahora lo volvemos a hacer con las aldeas del siglo XXI.
Decía Einstein que si se quieren resultados distintos, no se puede hacer siempre lo mismo. Por tanto, si queremos otra Asturias vamos a tener que mirar donde nunca lo hemos hecho y experimentar e innovar sin miedo.
En la actualidad hay 755 pueblos vacíos en el Principado, 303 localidades con un solo vecino y más de 3.000 con diez o menos habitantes, según datos del Sadei. La población se sigue concentrando en las ciudades y en las capitales de concejo y la pérdida de población en el medio rural es imparable. ¿Cómo poner freno a esta sangría? Nos decía en una entrevista el economista y exconsejero de Agricultura, Jesús Arango, que para que el medio rural pueda tener un futuro habrían de convivir los árboles, las vacas y el ordenador. Ser un espacio que aúne tradición, trabajo e innovación.
Asturias acaba de poner en marcha un grupo de trabajo para volver a convertir a los pueblos pequeños en unidades de producción sostenibles, una iniciativa que acaba de presentar Jaime Izquierdo -Comisionado para el Reto Demográfico- que ya se está ensayando en Moal (Cangas del Narcea). Una aldea de poco más de ochenta vecinos donde conviven tres asociaciones -culturales, deportivas y de mujeres- que suman casi doscientos socios. Eso animó a la comunidad vecinal a crear una cooperativa, razón que los llevó a ser Pueblo Ejemplar en 2018. Luego se animaron a crear la primera carrera de montaña, Puerta de Muniellos, un escaparate que abrió Moal al mundo.
La economía de una aldea del siglo XXI está dirigida por una comunidad vecinal organizada que cuente con un sistema agroecológico y energético local y un sistema de empresas que le dé salida. Cada uno de los miembros aportará en función a sus conocimientos y competencias. Se pretende recuperar el sistema agroecológico local, los cultivos, aprovechamiento de los montes, de los recursos energéticos; las oportunidades que brinda el teletrabajo para atraer a población y afianzar así una nueva economía. El Principado ha puesto los ojos en Moal como perfecto escenario para poner este proyecto piloto en marcha. Lo único necesario es ensayar y luego… exportar el proyecto.
En el valle de Peón se pondrá en marcha otro proyecto complementario. Será en la finca de Poreñu que pertenecía a la Fundación Álvarez de Arriba, y donada al CTIC en 2019 para seguir los objetivos de su fundador, -fundar y establecer una escuela de agricultura en la casería de su propiedad- adaptados al siglo XX. Este lugar se convertirá en un centro de innovación tecnológica e innovación para el medio rural, en el que se involucrarán todos los habitantes del valle que serán los protagonistas de este proyecto. Se experimentará lo que es la aldea conectada a la tierra y al medio para hacerlo sostenible, y por supuesto conectado a las personas, al mundo a través de las telecomunicaciones y a entornos urbanos cercanos. Las tecnologías servirán para restar laboriosidad a las labores del campo, mejorar la vida de las personas del entorno rural -telemedicina, teleasistencia-, mejorar la productividad y crear nuevas actividades económicas. Además del Ayuntamiento de Villaviciosa, el Principado y los grupos Leader de desarrollo local, se invita a las empresas que dispongan de tecnología para el medio rural para que vengan a Peón como centro de experimentación y también de escaparate para sus productos.
El grupo de trabajo para la nueva economía de la aldea lo forman además el Ato Comisionado para el Reto Demográfico y CTIC, representantes de cinco consejerías (Medio Rural, Industria, Empleo y Promoción Económica, Hacienda, Educación y Ciencia, Innovación y Universidad), representantes de las comunidades vecinales de Moal, Porrúa y Asiego y otras entidades colaboradoras.
Todo esto puede sonar a futuro, pero lo cierto es que la aldea del siglo XXI ya está aquí, dentro de nuestro Paraíso Natural.