Después de la investidura fallida de Pedro Sánchez el 25 de julio, al PSOE y Unidas Podemos les tocaba negociar. Si no llegaban a un pacto de investidura el Rey disolvería las Cortes y se convocarían nuevas elecciones. El desenlace ya lo conocen, el 10 de noviembre estamos llamados a las urnas. Las segundas elecciones generales en siete meses, un caso inédito en Europa que habla del fracaso de una generación de políticos.
¿Habrá sorpresa en estos nuevos comicios? ¿Se repetirán los resultados? Nadie lo sabe. Lo que sí es cierto es que las pasadas elecciones abrieron un escenario de incertidumbre, sin mayorías absolutas, que obligaba a pactar. Esta situación novedosa para nuestro país es algo habitual en nuestro entorno. Hasta Italia, un país acostumbrado al caos, ha llegado a un acuerdo para formar gobierno. Bélgica, Suecia también han tenido que negociar. ¿Por qué en España no se ha hecho? Negociamos para conseguir algo mejor de lo que tenemos y para ello hay que pasar por el conflicto de intereses que supone. Uno depende del otro para conseguir el objetivo. Hay conflicto pero también cooperación. Se gana y se pierde.
El profesor Font Barrot, experto en Negociación Estratégica dice que “la negociación tiene algo de arte y de ciencia, de análisis y de habilidad, de inspiración y razonamiento, como todo en la vida”. No dice nada de que sea una lucha cuerpo a cuerpo, un cruce de acusaciones, de mentiras, de falta de confianza, de presiones, protagonismos o amenazas. Para negociar hay que dialogar y escuchar. La vida es un viaje y negociar nos enseña a ganar, a perder, a ceder, pero sobre todo… a ver al otro y ponernos en su lugar. Nuestros políticos no han estado a la altura de las circunstancias y son nuestros representantes. ¿Aprovecharán esta segunda oportunidad?