Tiene diecisiete años y una idea muy clara: dedicar su vida al mundo de la interpretación y el espectáculo. Diego Ocampo es el director y la carta de presentación de La Factoría Show, un grupo de teatro que nada tiene que ver con la forma tradicional de entender este arte.
Lo que hoy es un hobby, Diego quiere que sea su forma de vida dentro de pocos años. Desde pequeño tuvo claro que él quería dedicarse al mundo del espectáculo. Pero no de una manera convencional. En Los Campos, su instituto, había un grupo de teatro, pero al cabo de un tiempo el profe que les daba clase marchó, él dejó el instituto y en Corvera no existía un grupo de teatro para jóvenes. Echando la vista atrás, Diego recuerda entre risas que un día de verano “me dio una venada, que es como funciono habitualmente, y le dije a mi padre sin pensarlo demasiado: ¿por qué no creamos un grupo de teatro? Mi padre me respondió con otra pregunta: ¿estás tonto?”. Pero Diego no es de los que se dan por vencido fácilmente y ese no inicial fue el punto de partida de una campaña de acoso y derribo a su padre hasta que obtuvo un: adelante. Ahí nació La Factoría Show.
De su cabeza surgen las historias, las canciones de cada espectáculo y es él quien da vida a Angustias, la protagonista de todas sus obras. Una mujer sin complejos que cuenta las cosas que le pasan con un lenguaje directo y sin artificios. “Cuando creo un espectáculo, me siento en la cama, cruzo la pierna, cojo el móvil, entro en Notas y empiezo a escribir –comenta Diego–. Luego ya lo paso al ordenador y se lo doy a las chicas que trabajan conmigo para que me digan qué les parece. De ahí ya pasamos a la preparación. También es cierto que tengo que escribir cuando me viene una veleta de esas que digo yo, porque si me pongo sin sentirlo, no me sale”.
“En Asturias se lleva mucho el teatro costumbrista, pero yo quería hacer algo distinto tipo cabaret, musical, menos visto, más trasgresor y diferente”
-¿Qué tienes dentro que te impulsa a poner en marcha un proyecto como este con tan solo 16 años?
-Desde muy pequeño me llamó la atención todo el tema de los espectáculos y yo quería hacer algo. Nunca llegaba el momento y con cinco años, ¿qué vas a hacer? Luego encontré la oportunidad, descubrí que se podía crear una asociación y vi una vía abierta. En Asturias se lleva mucho el teatro costumbrista, pero yo quería hacer algo distinto, tipo cabaret, musical, menos visto, más trasgresor y diferente. Siempre me gustó mucho Rodrigo Cuevas y me inspiré en él para comenzar a crear canciones de comedia, a disfrazarme… En mi espectáculo interpreto a un personaje que se llama Angustias que es una señora que va con vestidos, tacones, y a lo largo de la obra va contando la historia de su vida. Nuestra realidad actual es que, con las pocas cosas que tenemos y un presupuesto muy escaso, estamos haciendo cosas muy bonitas.
-¿Hacía donde te gustaría dirigir tu formación?
-Hice un grado medio de auxiliar de enfermería, este año voy a hacer uno superior de iluminación y luego, si puedo, quiero hacer la carrera de arte dramático que es lo que de verdad me gusta. A mí me gusta ir poco a poco. El primer año fue con el instituto y ahí no podía manejar nada. Este es nuestro segundo año y el pasado entramos en Feteas, que es una federación de teatro amateur y nos van buscando actuaciones. Los ayuntamientos se ponen en contacto con ellos y son ellos los que nos trasladan las ofertas que haya. Para nosotros es mucho más cómodo. Solemos hacer cinco espectáculos al año parando en verano porque en esas fechas no es imposible cuadrar las vacaciones de todos. Cuenta que esto lo hacemos por hobby y lo que cobramos, al ser una asociación, es para invertir en vestuario, pero no nos podemos quedar con nada porque todo está muy ajustado.
“Siempre me gustó mucho Rodrigo Cuevas y me inspiré en él para comenzar a crear canciones de comedia, a disfrazarme…”
-¿Eres amigo del guion o de la improvisación?
-De todo. Tengo el guion, pero, a partir de ahí, como tenga el día inspirado me salgo muchísimo de él. Muchas veces las chicas que actúan conmigo, se quedan sorprendidas y tienen que aguantar la risa porque ni ellas sabían lo que iba a decir. Suelo improvisar mucho y eso gusta porque hay gente que te viene a ver más de una vez y se dan cuenta de que el guion se cambia de un espectáculo para otro. Piensa que son casi dos horas de espectáculo y en ese tiempo suceden muchas cosas. Precisamente por este tema, una obra que en un principio duraba hora y media, ahora se alarga más dependiendo de cómo tenga yo el día. La verdad es que se hace muy amena porque todo el rato están pasando cosas. El público se lo pasa muy bien.
“Suelo improvisar mucho y eso gusta porque hay gente que te viene a ver más de una vez y se dan cuenta de que el guion se cambia de un espectáculo para otro”
-En tus espectáculos, el público ¿es un ente activo o pasivo?
-Nos gusta mucho hablar con la gente y que sean parte del espectáculo. Hay veces que hasta los subimos al escenario o bajamos a donde están ellos… Queremos que interactúen con nosotros. El problema es que, con este planteamiento, te expones a que la cosa pueda ir para cualquier lado. Depende de cómo sea la gente, te puede salir muy bien o muy mal. La realidad es que el que nos viene a ver ya sabe a lo que va y de lo que trata la obra. También tienes que tantear quien te va a dar más juego y hay veces que es difícil.
-¿Cuál es el hilo conductor en tus espectáculos?
-Todo gira entorno a Angustias, que es el personaje que interpreto. Es una señora de unos sesenta años metida en un cuerpo de un chaval de 17 que va narrando escenas de su vida, todo ello enlazado con canciones que están escritas por mí con ayuda de mi padre. En torno a las cosas que le suceden se desarrollan de manera enlazada las escenas, los bailes, las canciones… En todas las obras que hagamos ella va a ser el personaje principal. No somos como otros grupos de teatro que tienen varias obras al año con personajes totalmente distintos. En nuestro caso todo gira en torno a ella y cada año le pasarán cosas diferentes, por ejemplo, la obra del año que viene se va a llamar Súper Monja y va a tratar de que Angustias se mete en un convento y ahí va a vivir muchas cosas.
“Todo gira entorno a Angustias, que es el personaje que interpreto. Es una señora de unos sesenta años metida en un cuerpo de un chaval de 17 que va narrando escenas de su vida, todo ello enlazado con canciones”
-Lo que muestras a través de Angustias, ¿es una exageración de lo que realmente piensas?
-Obviamente es una exageración porque, si pensase todo lo que dice esa mujer, se armaría la de mi madre. Es la típica señora de pueblo alocada hasta el extremo, pero muchas veces lo que queremos es mandarle a la gente el mensaje de que las cosas se pueden hacer. Al final del espectáculo siempre digo que, si alguien tiene un sueño, si quiere conseguir algo, que lo haga. Que vaya a por ello. En la obra queremos transmitir que todos los sentimientos que se tengan y que te impulsen a conseguir algo, vayas a por ellos y no te quedes con las ganas.
-¿Te sientes de una manera diferente cuando estás sobre el escenario que cuando te bajas de él?
-Sí. En el escenario me suelto totalmente y en persona soy más tímido. La gente me dice que parezco otro. Yo siempre digo que me transformo, que soy completamente distinto y, además, es lo que más me gusta de interpretar: que te conviertes en otra persona. Yo soy mucho más tranquilo que Angustias. Pienso las cosas antes de hablarlas y el personaje, le viene algo a la cabeza y lo dice. Esto lo hago cuando estoy sobre el escenario, pero fuera no. A veces suelto cosas y yo mismo estoy pensando que me he pasado un poco. Pero en cuanto veo que la gente se ríe ya me relajo.
-¿Lo que se hace sobre un escenario tiene la capacidad de cambiar la forma de pensar?
-Muchas veces sí. Hay momentos en los que siento miedo cuando voy a actuar a un sitio en el que no conozco al público porque no controlo qué reacción pueden tener. Igual viene gente con la mente más cerrada, que tengan reacciones homófobas o cosas de este tipo. Obviamente, si esta línea no les gusta, el nuestro no es un espectáculo que les vaya a hacer mucha gracia, pero la verdad es que me sorprendo mucho porque veo a gente mayor, que a veces das por supuesto que son los que más problemas tienen, y salen riéndose. Se acercan y te dicen que les encantó y que alucinan de cómo camino con los tacones. La gente se ríe mucho porque yo creo que no se lo esperan y ven que todo es diferente.
“Lo que queremos es mandarle a la gente el mensaje de que las cosas se pueden hacer. Al final del espectáculo siempre digo que, si alguien tiene un sueño, si quiere conseguir algo, que lo haga. Que vaya a por ello”
-¿Te condiciona pensar en lo que puedan pensar los demás?
-Antes de salir a actuar sí. Estoy muy nervioso, con la cabeza loca y siempre lo paso fatal. Pero una vez que salgo, veo al público, me doy cuenta de cómo reaccionan, se ríen, los veo contentos y ahí ya se me va todo. Cuando haces el primer monólogo es cuando ves la reacción de la gente y ahí ya sabes cómo puede ir el tema. En cuanto a las críticas la verdad es que siempre han sido buenas, en este sentido tenemos mucha suerte. Me gusta cuando alguien me dice que hay cosas que podría hacer de otra manera o me dan ideas. Siempre voy recogiendo todo.
-¿Qué te gustaría que se cuestionase una persona que va a ver uno de tus espectáculos?
-Hay una cosa que me fastidia mucho últimamente y es que se dice que los jóvenes no hacemos nada. Que estamos todo el día con el móvil y que no nos preocupamos por las cosas. Pues me gusta que vean que hacemos más cosas, que hay jóvenes que tienen creatividad y que están llevando a cabo proyectos. Me gusta demostrar que eso no es cierto, que a lo mejor son cosas diferentes a lo habitual, pero estamos ahí.
“Hay una cosa que me fastidia mucho últimamente que se dice que los jóvenes no hacemos nada. (…) Me gusta demostrar que eso no es cierto y que, a lo mejor son cosas diferentes a lo habitual, pero estamos ahí”
-El arte en sí mismo ¿tiene que ser transgresor?
-El mío sí porque me gusta muchísimo que lo sea, pero, obviamente, tiene que haber de todo. En mi caso me gusta tocar temas tabú o cosas de las que tal vez la gente tenga miedo a hablar. Yo las saco todas seguidas en hora y media de obra. También me gusta poner a prueba a la gente, saber hasta dónde llegan, cómo reaccionan. La realidad es que cuando vas a ver un espectáculo lo haces para que te haga sentir cosas ya sean buenas o malas. Ir a un teatro, estar sentado indiferente y salir como si no hubiese pasado nada, a mí no me gusta. Yo quiero que la gente se ría, disfrute, que baile con nosotros, que cante. Que lo viva y que marche del teatro habiendo sentido. Cuando veo la cara de la gente disfrutando, me llena. Fíjate que hay gente que ha venido hasta tres veces a ver el espectáculo y eso me encanta.
-Es curioso pensar que, en España, hace relativamente poco, un espectáculo como el vuestro sería impensable…
-Sí, sería la bomba. No saldríamos vivo ninguno. La verdad es que con este tipo de situaciones te das cuenta de cuánto han cambiado las cosas. También tengo que reconocer que yo tengo ahora 17 años y ya no he vivido cosas que han pasado otros. Obviamente no puedo ser como Rodrigo que ha vivido una época bastante más cerrada. Yo ya nací en un tiempo en el que las mentalidades están mucho más abiertas. También estoy orgulloso de poder sumar un granito de arena en este proceso.
“Yo ya nací en un tiempo en el que las mentalidades están mucho más abiertas. También estoy orgulloso de poder sumar un granito de arena en este proceso”
“Con este tipo de teatro me enfrento a los prejuicios que pueda tener la gente, pero como siempre he sido muy pasota y la opinión mala de los demás no me suele afectar mucho, yo sigo haciendo lo mío”
-¿Te autocensuras?
-No. Yo todo lo que siento, pienso o quiero escribir, lo hago. Es lo que me gusta de dirigir el grupo, que nadie me tiene que dar la autorización de lo que puedo o no decir. Tal vez un director no me dejaría hablar tan libremente por lo que pudiese pensar la gente o porque se criticase el formato.
Con este tipo de teatro me enfrento a los prejuicios que pueda tener la gente, pero como siempre he sido muy pasota y la opinión mala de los demás no me suele afectar mucho, yo sigo haciendo lo mío. Hay muchos grupos de teatro que están en contra de lo que hacemos, pero la verdad es que nosotros nos centramos en lo nuestro y no es algo que me afecte especialmente. Si estuviese inseguro no podría llevarlo de esta manera. Se me vería más cerrado, con miedos, y para interpretar a Angustias tienes que estar muy convencido y saber bien lo que haces. Lo que sí me sorprende es que la mayor parte de las críticas nos llegan de otros grupos de teatro, pero la realidad es que la diversidad está para esto. En el teatro hay muchísimas variedades y tipos de obra para ir a ver la que se adapte a lo que te guste a ti.
-¿Hacia dónde te gustaría dirigirte a nivel profesional?
-Quiero hacer cosas más grandes, pero ahora no tengo mucho presupuesto, pero sé que, poco a poco, iré consiguiendo todo lo que me vaya proponiendo. El grupo ya lo tengo como siempre lo pensé, ahora toca seguir trabajando para conseguir que las cosas sean como yo las quiero. Somos un grupo de amigos y nos entendemos todos muy bien. Una de las chicas tiene un año más que yo y las demás tienen 16. Somos seis más mi madre que nos ayuda con la ropa y mi padre con la música y las luces.
También tenemos una modista porque nos gusta mucho cambiar de vestuario. Yo me cambio de ropa unas trece veces a lo largo del espectáculo. Es una locura, pero me encanta.