19.1 C
Oviedo
lunes 20, octubre 2025

Hope Palestina, la inacción no es una opción

Lo más leído

Más del autor /a

Hope Palestina es una plataforma ciudadana de ayuda directa a Palestina. Creada en Andorra por la avilesina Amaya Ferrer, es una iniciativa solidaria organizada de manera horizontal y sin jerarquías cuyo único objetivo es ayudar a familias palestinas, visibilizando sus historias reales y conectándolas con personas que quieren hacer algo directamente y sin intermediarios.

Indiferencia no es una palabra que forme parte de la vida de Amaya Ferrer. Ver como miles de personas sufren diariamente en Gaza y no hacer nada no era una opción. Especialista en duelo y tanatología –ciencia que estudia la muerte– cree firmemente que cada vida cuenta y que no hay nada más humano que acompañar desde el amor y el entender que todos tenemos el derecho de vivir libres en la tierra que nos vio nacer. Mohammed Al Hindi, Reem, Munira El Najar, Ahmed, Ataa, Aya Al-Sharif, Haneen, Ikhlas, Mahmoud Younis, Waseem, Marah, Mohammed Ayad Jamil, Nader Hamd, Nemrru, Niveen, Rawan, Shaima, Waeel Al-Ghalban, Ahmed Ismael, Majd, Hedaya, Nour, Sulaiman Farajallah, Aya Abu Al-Ata, Ahmad Farj, Jehad y Yazan ya nunca más serán sólo nombres que caigan en el olvido y puedan ser borrados de la historia como si nunca hubiesen existido. Son personas, familias apadrinadas por los voluntarios de Hope Palestina que han encontrado en otro rincón del mundo una mano tendida. Aquí no existen líderes, banderas ni ideologías. Sólo la necesidad de hacer algo útil por quien lo necesita.

Amaya Ferrer, fundadora de Hope Palestina.
Amaya Ferrer, fundadora de Hope Palestina.

-¿Cómo surge la iniciativa Hope Palestina?
-Cuando este genocidio empezó a ser demasiado insoportable, me preguntaba: ¿cómo estarán esas mentes? Veía que se ponía el foco en ayudar materialmente, pero pensaba: con las décadas que lleva este pueblo sufriendo la ocupación y el asedio, ¿quién está ahí para acompañarlos? Por eso decidí, como iniciativa propia, ponerme en contacto con algunas familias de Gaza. De ahí surgió la idea de desarrollar un proyecto de apadrinamiento de familias para ofrecerles un acompañamiento sostenido en el tiempo. Coincidió que acudí a unas jornadas de salud mental en las que conocí a muchos profesionales que estaban implicados con la causa y me ayudaron mucho. Actualmente, tenemos 27 familias apadrinadas.

-¿En base a qué se establecen estos vínculos?
-Diseñé unos protocolos de acompañamiento y apadrinamiento basados en que, obviamente, lo que hacemos no es un compromiso de obligatoriedad. Puedes ser voluntaria y no ser madrina o ser ambas cosas. Mucha gente tiene miedo por cómo gestionar todo o con qué se puede encontrar. Ahí entran los protocolos y el asesoramiento. Tenemos un grupo de apoyo mutuo que son espacios de contención para los voluntarios y todas las personas que participan en esta iniciativa que, actualmente, son 80. Vas a tener recursos y herramientas para, por ejemplo, saber cómo comunicarte con ellos, el tema del idioma, cómo funcionan los traductores o las videollamadas. También formé un equipo de nueve especialistas de salud mental, psicólogos, psiquiatras y otro tipo de profesionales que atendemos cuando suceden cosas. Cuando inicias el contacto con ellos, de lo que te das cuenta, es de que sólo tienes que seguir tu corazón. Es una experiencia transformadora. Son personas con una resiliencia y gratitud impresionantes. Sabiendo el contexto en el que están, son ellos los que se preocupan por nosotros. Pensamos que estamos haciendo esto para cuidarles, pero acaba siendo al revés.

«Hope Palestina es un proyecto de apadrinamiento de familias para ofrecerles un acompañamiento sostenido en el tiempo (…). Actualmente, tenemos 27 familias apadrinadas»

-¿Con qué os encontráis?
-Son personas que están continuamente en peligro de muerte inminente. Las familias están en un contexto de trauma acumulado, pero no tal y como nosotros lo pensamos o vivimos desde aquí. Ellos están en supervivencia permanente así que no se quejan, no hablan de sus pesadillas o de sus traumas. Muchas veces son las madrinas o los padrinos los que nos comunican que los encuentran muy tristes y que se han enterado de que asesinaron a algún familiar. Cuando entras en contacto con esa realidad, te enseña a relativizar todo lo que tú vives. Te hace revisar tu escala de valores, ya no pierdes energía en cosas que realmente no la merecen, aprendes a decirle a la gente que la amas, pero no nos olvidemos de que lo importante son ellos. No podemos evitar que les caiga una bomba, pero sí podemos darle soporte psicoemocional. Lo que están viviendo es un agotamiento extremo provocado por el paso del tiempo, hambre, enfermedades, bombas, asesinatos, asedio y ocupación. Tras años y años viviendo así, llega un momento en el que esas mentes se rompen.

-La parte mental o emocional de este conflicto, ¿afecta de manera especial a los niños?
-Normalmente, el cabeza de familia, que suele ser el padre, está sobrepasado porque tiene las tareas de la supervivencia: buscar agua potable, pagar la renta del terreno donde tiene la tienda, suministrar comida a los hijos, encontrar medicinas. Los niños no tienen herramientas y no lo pueden gestionar. Los que son muy pequeños no tienen la corteza prefrontal desarrollada y no puedes hablar con ellos de una manera cognitiva para explicarles lo que está pasando. Muchos nacieron ya en esa situación y no conocen otra cosa. Son capaces de adaptarse a eso, pero con consecuencias muy negativas como la aparición de traumas que reconducen a través de rabietas. Yo creo que todo lo que puede sufrir o experimentar la mente humana en cuanto a duelos, lo viven ellos: mala salud, pérdida de seres queridos, de hogar, trabajo, profesión, de identidad, de futuro…

«Lo que están viviendo es un agotamiento extremo provocado por el paso del tiempo, hambre, enfermedades, bombas, asesinatos, asedio y ocupación. Tras años y años viviendo así, llega un momento en el que esas mentes se rompen»

-Tal y como está todo de polarizado, ¿es posible una solución?
-Recibimos críticas que, normalmente, siempre vienen de gente que no hace nada y suelen ser los mismos comentarios desinformados que se repiten. Pero tenemos el objetivo claro: hacer algo que tenga un impacto allí. Las protestas a nivel local son necesarias y, obviamente, hay que expresar la indignación, pero eso no cambia la situación. Lo que estamos llevando a cabo a través de Hope Palestina es una labor humanitaria. Si ves seres humanos sufriendo lo inimaginable, estás conectando con tu humanidad. Si ves terroristas, estás conectando con tus prejuicios porque, para hablar de esto, hay que conocer toda la historia. Pero los hechos están ahí y no son cuestionables. Cuando empezó la invasión de Rusia en Ucrania, aquí en Andorra, que es donde vivo actualmente, al tercer día ya estaban llegando familias en acogida. Con Ucrania ¿Europa abrió sus puertas y con Palestina no?

-¿Habría que eliminar esos prejuicios e ideas erróneas sobre este conflicto?
-Lo primero que deberíamos admitir es que tenemos prejuicios que, a su vez, solamente son excusas que muestran la indiferencia. Esto no tiene nada que ver con la religión, ni con la política, sólo hay que entender que la gente necesita ayuda. Estamos hablando de drones y aviones bombardeando civiles desarmados. La desproporción es brutal. Puedes mirar para otro lado, pero los hechos son los que son. Yo siempre pregunto: ¿tú qué harías si están asesinando a tus hijos o te están matando de hambre? Si viene alguien a ayudarte no le preguntarías su religión o le pedirías el pasaporte. Todos somos seres humanos y no estamos aquí para cambiar mentalidades. Estamos aquí por Gaza.

«Estamos a favor de los inocentes y en contra de que se use su vida para arreglar cosas o solucionar diferencias geopolíticas. No se puede acabar diciendo que cuando defiendes a Palestina eres una terrorista que apoya a Hamás. Eso es tergiversar las cosas»

-¿Usamos las diferencias como herramienta de distancia?
-Debería ser respeto por una cultura o una opinión diferente. Para lo que no hay lugar, es para la desinformación. Decir que el Estado de Israel tiene derecho a defenderse cuando está haciendo una ocupación desde 1948, o incluso antes, es un problema de falta de información. Sucede lo mismo por las dos partes. Hamás es un partido político legítimo que ganó unas elecciones de forma democrática. Lo que pasa es que, después, no volvieron a convocar nunca más elecciones y eso es malo. Son un partido de la resistencia con un brazo armado que hizo ese atentado que todos condenamos. Estamos a favor de los inocentes y en contra de que se use su vida para arreglar cosas o solucionar diferencias geopolíticas. No se puede acabar diciendo que cuando defiendes a Palestina eres una terrorista que apoya a Hamás. Eso es tergiversar las cosas.

-¿Es posible entender desde la distancia lo que se vive allí?
-Esto no es algo intelectual. Esto es algo humano que toca todas las dimensiones de la persona. Tu cerebro, concretamente la amígdala, no está activada porque no siente ninguna amenaza. El cerebro no puede imaginarse algo que no conoce, con lo cual no puedes conectar en ese nivel profundo. Lógicamente somos personas sensibles y esto nos despierta emociones, pero todo cambia cuando apadrinas a una familia. Cuando te cuentan cómo mataron a su familia, lo que tienen que hacer para conseguir comida, te enseñan dónde viven ahora y cómo era ese sitio antes, ahí sí que conectas. Estás hablando con personas como tú, con sus profesiones, familia, sueños y que ahora viven sin un futuro.

«Esto no tiene nada que ver con la religión, ni con la política, sólo hay que entender que la gente necesita ayuda. Estamos hablando de drones y aviones bombardeando civiles desarmados. La desproporción es brutal»

-Desde el anuncio de la tregua, ¿ha cambiado algo?
-La gente dice: se acabó la guerra. No, no acabó nada. Hay una pausa de bombardeos que no se está cumpliendo en su totalidad. La paz no es dejar de torturar a alguien. Voy a hacer un paralelismo: Si yo, que soy adulta, cojo a un niño por el cuello, lo levanto, le empiezo a dar puñetazos y me dicen “deja de hacer eso”, yo puedo parar, pero, si lo sigo asfixiando con mi mano, continúo haciendo daño. La paz llegará cuando te den todo lo que te han quitado y te corresponde, no por derecho divino, sino por hechos y realidades. Esto solamente es un paréntesis y los palestinos lo viven así. Obviamente, se sienten aliviados de que algunos bombardeos hayan cesado, pero ahora lo hacen de manera que siguen manteniendo vivo el miedo porque continúan los ataques y asesinatos. Los palestinos nunca pueden descansar. Ni de día ni de noche.

-“Un día en España es un segundo en Gaza”. ¿Tan grande es la diferencia?
-En una videollamada con una de mis ahijadas, empecé a oír disparos. Ella estaba escondida en una habitación en Ciudad de Gaza e Israel les había avisado que era obligatorio evacuar. Pero, ¿a dónde? Por un lado, no tienen dinero y, por otro, no hay sitio en el sur. Vivía en una segunda planta y me llamó para decirme que iban a morir y que nos quería dar las gracias por haber estado con ellos. Me preguntó: “¿Qué le digo a mis hijos?”. Sólo pude decirle: “Repíteles que estáis juntos”. Fue como crear una burbuja de protección, aunque fuese mentalmente y en la distancia. De pronto escuché gritos, disparos más cerca y se cortó la conexión. Estuve tres días sin saber nada de ella y, obviamente, te puedes imaginar lo que pensé. Cuando me volvió a llamar sólo pude llorar. ¿Sabes cuál fue su respuesta cuando le dije que pensé que habían muerto? “No hermana. Siempre que nos caigamos, nos levantaremos. Por favor, sonríe para mí. Nosotros estamos bien, tienes que ser fuerte”.

«Desde que se firmó el alto el fuego, han tirado desde aviones juguetes con metralla dentro y hay un montón de niños heridos. Estos son los niveles de perversión y no hay forma de justificarlo»

-¿La crueldad de quien ostenta el poder tiene límites?
-Hemos visto cosas que han grabado y se te ponen los pelos de punta. En los campos de refugiados, un día les tiraban panfletos desde los aviones diciéndoles que esa zona iba a ser evacuada y les ponían un mapa señalando el lugar al que tenían que desplazarse. Iban allí y, siempre por las noches, había drones que sobrevolaban las tiendas; de cada tres, hacían explotar una. Al día siguiente, cambiaban el patrón para que no supieran qué iban a hacer. Eso es una tortura psicológica terrible. ¿Cómo puede ser que no sientas nada, que justifiques estas atrocidades o que llegues a negarlas?

-¿El odio se hereda?
-Esto pasa cuando te educan en base a ciertas ideas que son mentiras. Está pasando con muchos niños en Israel que ya odian a otros simplemente por ser palestinos. Yo creo que es adoctrinamiento. Es como si yo tuviese un hijo de tres años y le dijese que todos los españoles son terroristas. Que a los que vivimos en Andorra nos odian, que aquí somos diferentes y que Dios dijo que esta es nuestra tierra por derecho divino. Ese niño va a crecer odiando sí o sí. Yo creo que es la humanidad condicionada y enfocada únicamente en el bienestar propio. Desde mi punto de vista, el problema es el sionismo que es una ideología supremacista. Y este es un argumento que te dicen muchas veces cuando criticas al estado de Israel. Pero, para que me entiendas, criticar al presidente Sánchez no me convierte en anti española. Con la desinformación se generan discursos que no corresponden con los hechos.

«Está pasando con muchos niños en Israel que ya odian a otros simplemente por ser palestinos. Yo creo que es adoctrinamiento. Es como si yo tuviese un hijo de tres años y le dijese que todos los españoles son terroristas, y que a los que vivimos en Andorra nos odian»

-¿El sufrimiento entiende de fronteras, ideologías o patrias?
-El sufrimiento lo experimenta un sistema nervioso central que todos tenemos, así que es común a todos los seres humanos. Cuando escuchas a una madre hablar en árabe llorando por su hijo fallecido, no hay lenguaje, hay emoción. Para mí hay algo superimportante que tenemos que entender: lo único que hace que nosotros no estemos viviendo un genocidio es que el destino nos hizo nacer en España y en esta época. La única culpa que tienen los gazatíes de lo que les está pasando, es ser de Gaza. Tenemos que usar este privilegio para hacer el bien porque todo puede cambiar en un segundo. Muchas veces pienso que si fuese en España o en Andorra donde estuviésemos viviendo un genocidio, ellos nos ayudarían y les daría igual que fuésemos cristianos, católicos o musulmanes.

-¿Es posible pensar en una sociedad libre y en paz en Gaza?
-Libertad externa de tener todo lo que necesitan para poder asegurarse un futuro, no. Libertad interna, sí. Ellos no van a dejar de ser y sentirse gazatíes aunque los evacúen a otro lugar. Sueñan con que, simplemente, les dejen vivir en paz. Aman su tierra, tienen un arraigo muy significativo y para ellos –y también para mí– la libertad significa que te dejen ser quien eres en el lugar al que tú perteneces. ¿Cómo puede un plan de paz obligarte a vivir con tu opresor? ¿Cómo puede levantarse sobre miles de cadáveres que quedan bajo los escombros? ¿Cómo puede ser paz o libertad que Estados Unidos y el Estado de Israel se repartan Gaza y Cisjordania y estén hablando de construir un resort en tu tierra? Las opciones que les están dando son ser sometidos o exterminados.

Ciudadanos de Gaza se ven obligados a evacuar sus hogares por el genocidio de Israel.
El desplazamiento de Gaza no es simplemente un movimiento físico de un hogar a otro; es el desarraigo del alma desde sus propias raíces.
Mensaje a los Gobiernos y Estados de países que se alinean con los derechos humanos. Estas palabras son de @nouralsaqa, una escritora palestina:

No sientan lástima por nosotros.
Sientan lástima por ustedes mismos, por vivir en un país que arma a Israel, que envía armas al extranjero para matar niños.
Sus bombas están matando niños.
Si eso les molesta, entonces no sientan lástima por nosotros.
Sientan lástima por ustedes mismos.
Por no tener suficiente influencia en su propio país para detenerlo”
.

-¿Qué les mantiene firmes en su determinación?
-Yo creo que la espiritualidad. Lo primero que hacen cuando estableces la videollamada es sonreír, siempre. Te enseñan vídeos de las ruinas de su casa y te dan las gracias por querer verlo. Cuando se anunció el alto el fuego, casi todos nos preguntaron si los íbamos a abandonar. ¡Cómo se puede entender eso! Con estas cosas, te das cuenta de que el mayor aprendizaje que estás teniendo en tu vida te llega de una persona que se ha quedado sin nada y que, lo poco que ha conseguido, lo puede perder en un segundo. Es abrumador. En el fondo, y de manera egoísta, te ayuda porque te mueve el foco y te quita ese egocentrismo que tenemos. Entender lo que pasa en otra parte del mundo es responsabilidad nuestra.

-¿Se puede ser neutral frente a lo que está pasando?
-La neutralidad es complicidad. Puedes reconocer que no te importa, que no quieres meterte en esas cosas o que apoyas a Israel por tus propios intereses o ideología, pero no digas que tienen derecho a defenderse. ¿De qué? ¿De un bebé? ¿De una persona que tira una piedra? ¿De gente que vive en tiendas de campaña? Esta semana, desde que se firmó el alto el fuego, han tirado desde aviones juguetes con metralla dentro y hay un montón de niños heridos. Estos son los niveles de perversión y no hay forma de justificarlo. Pasará con Gaza como pasó con Ucrania. Al estar todos los días hablando de este conflicto, empiezas a desensibilizarte y esto es peligroso. Lo que proponemos nosotros es un término medio, involucrarte de forma activa. Me gusta mucho recalcar que se puede actuar de manera organizada y que hay mucho mito con eso de que la ayuda o el dinero no llega. No es así.

«Puedes reconocer que no te importa (…) o que apoyas a Israel por tus propios intereses o ideología, pero no digas que tienen derecho a defenderse. ¿De qué? ¿De un bebé? ¿De una persona que tira una piedra? ¿De gente que vive en tiendas de campaña?»

-¿Desespera ver tanta necesidad y saber que “sólo” puedes llegar a 27 familias?
-No podemos ayudar a todos, pero con que salves a un solo ser vivo, todo merece la pena. De verdad que el acompañamiento psicoemocional está salvando muchas vidas y por eso invito a todo el mundo a que se sumen al proyecto. Es muy doloroso que te escriban pidiendo que ayudes a otro familiar, que te manden fotos y que tengas que decirles que no porque no tenemos más recursos. Para llevar tres meses es increíble lo que hemos conseguido, y todo ha sido gracias al trabajo de los voluntarios. Hemos pedido al Gobierno de Andorra un plan de acogida de refugiados. Esta es nuestra tercera vía de acción. La primera es el sistema de donaciones directo a las familias. La segunda el apadrinamiento y, la tercera, acoger a las familias que se pueda.

-¿En quién te está convirtiendo esta experiencia?
-Es muy difícil ponerlo en palabras. Podría decir que han depositado en mí la semilla de un amor que va más allá de fronteras, ideologías o banderas. Y sobre todo, y aunque suene raro, en lo que más me ha cambiado todo es que me siento totalmente cuidada por personas que están en vulnerabilidad extrema. Estoy abrumada por la gratitud genuina que derrochan de querer cuidarte a ti. Es un vínculo muy profundo que hace que veas el mundo de una forma diferente. No valoramos que estamos en un país de paz, lo damos por sentado y, en esta vida, todo cambia en un segundo. Te pone un espejo delante y te das cuenta si de verdad eres honesta, cómo te relacionas con el mundo y con los demás, cuál es tu nivel de generosidad, si valoras lo que tienes, cuánto amas o cuánto te aman tus seres queridos… Que alguien que puede morir en cualquier momento tenga la energía para ser tu maestro, es para sentirse muy agradecida. Yo nunca voy a ser la misma persona que era antes. Para mí, por dura que sea, está siendo la mejor experiencia de mi vida.

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 5 / 5. Recuento de votos: 1

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Más del autor /a

DEJA UNA RESPUESTA

¡Por favor, introduce tu comentario!
Introduce aquí tu nombre


Últimos artículos

Lo más leído

Últimos artículos