La Unidad Terapéutica y Educativa (UTE) de la cárcel de Villabona está dando mucho que hablar. Tras veinte años funcionando con éxito en Asturias, en los que ha conseguido reinsertar a cientos de presos con un modelo carcelario ejemplar, su trabajo diario corre peligro.
A pesar de contar con un respaldo popular aplastante, desde la dirección de la cárcel y el Ministerio del Interior se continúa en el intento de desmantelar esta Unidad. La Asociación de Familiares y Amigos de la UTE, que preside Rosa Fernández, ve con preocupación el futuro de los reclusos y denuncia estar asistiendo a una caza de brujas.
Las cifras demuestran que la reinserción es posible. Según un reciente estudio avalado por la Consejería de Bienestar Social y la Universidad de Oviedo el índice de reincidencia para los internos de la UTE de Villabona se sitúa en un 16% desde 2005, bajando incluso al 7% en la última fase del estudio. Cifras sorprendentes comparadas con la media de reincidencia en España, que oscila entre el 50 y el 60%. Tal vez por eso este particular modelo carcelario se ha convertido en un referente a seguir, no sólo en el sistema penitenciario español sino en otros países como Irlanda y Colombia. Pero ahora las tornas han cambiado, y son muchas las voces que apuntan a que detrás de este intento de desmantelar la UTE se halla un interés en la privatización del sistema penitenciario español.
-¿Cómo consigue la Unidad de Villabona tener unos índices de reinserción tan elevados?
-La clave del éxito es que en la UTE se construye otra visión, transforma el espacio carcelario consiguiendo hacer realidad el dicho de que otra prisión es posible. En la prisión «normal» se está reproduciendo todo el ambiente de delincuencia y marginalidad que hay en el exterior, y existe una subcultura carcelaria que se sostiene por ‘la ley del silencio’. La UTE crea un escenario alternativo donde cambia radicalmente la situación, y lo que hay es un espacio educativo en el que se modifican totalmente las relaciones entre internos y funcionarios. El enfrentamiento o la desconfianza desaparecen para dar paso a unas relaciones de encuentro, de compromiso, es un modelo de cogestión y corresponsabilidad que comparten los presos con los funcionarios. En él se rompe la estructura vertical por la que se rigen los estamentos penitenciarios en cuanto a que todo va por escalas, técnicos, funcionarios de vigilancia, etc. y se crea un equipo multidisciplinar en el que todos tienen voz y voto. Los funcionarios de vigilancia dejan de estar excluidos del trabajo por la reinserción para tener un papel fundamental y se crea una estructura horizontal.
«En la UTE no funciona ‘la ley del silencio’ y desaparecen las relaciones de enfrentamiento y desconfianza entre presos y funcionarios»
-Entre los logros conseguidos está el hecho de erradicar la droga dentro de los módulos que están incluidos en el proyecto.
-Sí, porque los presos que entran en la UTE lo hacen de forma voluntaria y ellos son los protagonistas de su cambio personal, por eso cuando alguien introduce droga es interpelado o confrontado por sus propios compañeros, porque quieren tener un espacio saneado que les permita superar sus problemas.
-¿Cuál es la causa del acoso que sufre la Unidad?
-Probablemente sea por dos razones, una de tipo personal porque Villabona cuenta con una dirección que no asume que lo que se está consiguiendo en la cárcel es una referencia a nivel social, tanto nacional como internacionalmente. Y por otra parte, creo que hay un trasfondo ideológico. La Administración actual no quiere esa prisión alternativa, prefieren un sistema de castigo frente a un modelo de reinserción basado en la educación, en el cariño y en el respeto a los presos.
Además, este modelo de prisión es el mayor argumento contra la privatización de las prisiones porque se utilizan los propios recursos de la institución. Como ejemplo, hay que pensar que en Estados Unidos las cárceles privadas representan el cuarto negocio del país, y en varios países europeos ya hay intentos de privatizar determinados servicios porque dan dinero.
«El modelo carcelario de la UTE es el mayor argumento contra la privatización de las prisiones porque se utilizan los propios recursos de la institución»
-¿No es una paradoja que se eche tierra sobre un sistema de ‘cárcel alternativa’ que está sirviendo de modelo en otros países, como Irlanda?
-Sí, es llamativo que uno de los responsables de este modelo fuese invitado a presentar el proyecto a la administración irlandesa y que en ese país estén absolutamente entusiasmados con el proyecto. Curiosamente, allí también están muy preocupados por cómo las multinacionales están empezando a buscar negocio en la externalización de servicios penitenciarios.
-¿En qué se concreta esta persecución?
-A la Unidad Terapéutica y Educativa se la está vaciando de contenido, de modo que puede seguir manteniendo el nombre pero ¿de qué sirve? Han prohibido las reuniones multidisciplinares y están desplazando a las personas que estaban coordinando, de forma que ya no tengan ninguna capacidad de decisión sobre lo que ocurre dentro de la unidad. De momento está resistiendo porque cuenta con la complicidad de internos y profesionales, pero el ambiente está muy deteriorado, empieza a circular la droga en algunos módulos, y además están metiendo a presos con calzador.
«El índice de reincidencia en la UTE de Villabona es de un 16% frente a un 50-60% de media de las cárceles españolas»
-La UTE ha recibido el apoyo de numerosas personas e instituciones que reconocen el trabajo que se está desarrollando en Villabona. ¿Cómo continuará la lucha?
-Que vamos a pelear por ello, dalo por seguro. En este momento estamos presentando una fuerte resistencia y apoyándonos en las organizaciones asturianas, sociales y políticas. Tenemos todo el apoyo del parlamento, del Gobierno, y de todos los partidos del Congreso, excepto el PP, que por disciplina de voto se ha bajado del carro cuando siempre había apoyado este proyecto. Pero como ahora las directrices las marca el Gobierno de Madrid…
Afortunadamente, y ante la presión social y política, el Ministro del Interior se vio obligado a no desmantelarla física y materialmente, pero lo están haciendo de otra forma, intentando convertir la ‘cárcel alternativa’ en un programa más.
-¿Cómo estáis viviendo esta situación los amigos y familiares?
-Desde el punto de vista de las familias lo estamos viviendo con preocupación porque vemos cómo se está destruyendo algo muy importante. Sabemos que el equipo de funcionarios está aguantando en la medida de sus posibilidades, que son pocas, porque tienen que obedecer a lo que se les demande y desde la dirección aprovechan el más mínimo desliz para expedientarles. Por otro lado, también lo vivimos como una experiencia importante de cara a los presos, porque se están dando cuenta de que tienen que defender ese espacio tan fundamental en su vida. Ante esta situación, ellos también están dando pasos adelante en cuanto al compromiso, así que yo soy muy positiva en este terreno.