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viernes 7, marzo 2025

El 8 de marzo y la importancia de sus símbolos

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Maquillajes, pañuelos, bolsos, carteles, camisetas, accesorios, casi cualquier forma de violeta se ha convertido en indicador de la lucha de las mujeres por la igualdad y contra la discriminación. Este 8 de marzo, el violeta inundará las calles de muchos rincones del mundo, una serie de gestos de fuerte carga simbólica se repetirán. Conoce su historia, descubre qué transmiten y contágiate de su fuerza.

El color violeta ha sido desde siempre un tono enigmático que ha cautivado la imaginación humana. Desde que los fenicios descubrieran la forma de extraer los pigmentos de ciertas especies de caracoles marinos y comercializaran el famoso “púrpura de Tiro”, el color se reservó para las clases poderosas tomando el nombre de “púrpura imperial”. Aún hoy lo podemos ver en determinados eventos para expresar lujo o sofisticación.

Color púrpura

También se le asocia con la espiritualidad, la intuición; en muchas culturas simboliza la conexión con lo divino, la sabiduría interior y la búsqueda del sentido de la vida. Es el color de la resiliencia, evoca el espíritu inventivo y el pensamiento imaginativo que desafía el status quo. Pero ¿qué relación guarda todo esto con el feminismo? No existe una única teoría. A principios del siglo XX, el violeta fue uno de los tres colores elegidos por las sufragistas inglesas para representarse. La activista británica Emmeline Pethick-Lawrence explicaba así el porqué de cada color: «El violeta, color de los soberanos, simboliza la sangre real que corre por las venas de cada luchadora por el derecho al voto, simboliza su conciencia de la libertad y la dignidad. El blanco simboliza la honradez en la vida privada y en la vida política. Y el verde simboliza la esperanza en un nuevo comienzo».

También se asocia a un motivo histórico sucedido el 25 de marzo de 1911 en la fábrica textil Triangle Waist Co. de Nueva York, donde la mayoría de los trabajadores eran mujeres jóvenes inmigrantes que trabajaban largas jornadas a cambio de un sueldo ínfimo. Se declaró un colosal incendio en el edificio que acabó con la vida de 123 de ellas. El humo de este fuego, que se podía ver por toda la ciudad, era de color morado debido a los pigmentos de los tejidos utilizados en las prendas que allí se confeccionaban. Desde aquel momento el violeta quedó asociado a la lucha feminista.

Manifestación en Asturias. Día Internacional de la Mujer. "Lo que no tuve para mí, que sea para vosotras".

La calle, además de ser un lugar de tránsito es un espacio de denuncia donde marchas y manifestaciones transcurren para poner de manifiesto el descontento ciudadano; en ocasiones, aunque son las menos, también reflejan la alegría popular. ¿Por qué el 8M nos vemos en la calle? Históricamente se han asociado los espacios públicos con lo masculino y los privados con lo femenino. La mujer siempre ha estado “oculta” en el interior del hogar haciendo “las labores propias de su sexo”. «Durante el franquismo, las mujeres se encontraron en una posición subordinada, con tan pocos derechos que ni siquiera podían trabajar o abrir una cuenta corriente sin el consentimiento de sus maridos, –recuerda Mireya Cidón de Amnistía Internacional–. Fue en 1975, unos meses después de la muerte de Franco, cuando se produjo una tímida apertura hacia la igualdad de género con la reforma del Código Civil. La eliminación de la licencia marital permitió que las mujeres casadas accedieran libremente al mercado laboral, marcando un hito en la emancipación femenina». Es fácil de entender entonces por qué el salir de casa y ocupar las calles se haya convertido en un acto político. «Tomamos el espacio público que durante tanto tiempo se nos ha negado (…). Salimos a la calle por todas aquellas que no pueden hacerlo, no se les permite o ya no están (…). Las calles también son nuestras y las vamos a llenar de fuerza, de gritos y de lucha (…). Juntas vamos a escribir nuestra historia sobre el asfalto», son algunas de las proclamas que podemos escuchar.

Mujer con el puño en alto

Uñas pintadas o sin pintar, pulseras, tatuajes o lo que cada una quiera añadir a ese puño alzado, será bienvenido. El gesto por sí mismo no necesita mucha explicación, pero digamos que en este contexto cobra un significado particular. El puño en alto el 8M es símbolo de resistencia, de determinación, de lucha de las mujeres por la igualdad de género y la justicia social. Cada puño representa la fuerza colectiva y la unión de las mujeres en su camino hacia la emancipación.

Rosie, la remachadora

Otro de los iconos del imaginario feminista que aparece en un sinfín de carteles es la famosa mujer con mono de trabajo, pañuelo de lunares rojos en la cabeza mostrando bíceps como símbolo de fuerza bajo el lema “We can do it” (“Nosotras podemos hacerlo”). A la protagonista en cuestión se la conoció como “Rosie, la remachadora”, aunque en realidad se desconocía si aquel personaje era o no real. Sea como fuere, ese “podemos hacerlo” ha servido de inspiración y apoyo para todo el que lo ve.

Al típico puño alzado, el movimiento feminista asturiano ha añadido el lema, “Compañera, dame tira” como un guiño a la minería. Los mineros asturianos utilizaban esta expresión para conseguir hacer una cadena humana y poder mover los postes con los que aseguraban las galerías de la mina. La historia de Asturias está marcada por la lucha obrera, una lucha en la que tienen mucho que decir las mujeres que también formaron parte de la mina y fueron uno de los pilares de la historia minera. Las mujeres tardaron años en entrar, pero es que la mina había entrado en ellas mucho tiempo antes. La frase “Compañera, dame tira”, expresa la unidad, el trabajo en cadena en la lucha por los derechos de las mujeres. Se ha convertido en un himno fuera de nuestras fronteras: ¡Todas nos damos tira!

Manifestación en España el Día Internacional de la Mujer 8M
Foto: Santi Vaquero

«Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar». Esta palabra (bruja) cuya connotación ha sido negativa durante siglos, ocupa ahora el lugar que le corresponde en las marchas feministas. Muchas mujeres fueron acusadas de brujería por desafiar las normas sociales, por tratar de vivir plenamente su sexualidad, por ejercer un poder que resultaba incómodo para el patriarcado o por tener una serie de conocimientos “innecesarios” para una mujer: medicina, independencia económica, liderazgo. Las brujas hoy son esas mujeres fuertes que no se conforman, que alzan la voz sin miedo al qué dirán, son amigas de otras mujeres y unen sus fuerzas y sus manos, para luchar por sus derechos. Son mujeres valientes, audaces, emprendedoras y ambiciosas, muchas de ellas anónimas, pero todas inspiradoras.

8M es una llamada a la acción, a la unidad y a la solidaridad entre todas las personas que creen en un mundo más igualitario y justo. Detrás de cada color, de cada gesto, hay una historia que es importante conocer, un poderoso sentimiento de comunidad que nos recuerda que “No estamos solas”.

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