En el occidente asturiano, el concejo de El Franco se prepara para conmemorar el 8M con una agenda que incluye el homenaje a Amada Fernández Gayol, Mujer del Año 2025.
El edificio consistorial se iluminará de morado para celebrar el Día Internacional de la Mujer, también lo hará el monumento a las mujeres que, en el Parque de María Cristina, reza “Vida. Mujer. Libertad”. Una triada que debe confluir y por la que luchan desde el gobierno franquino a través de un interesante calendario de actividades para y por la igualdad de mujeres y hombres.
Como es habitual, la Plaza del Ayuntamiento servirá de punto de reunión de vecinas y vecinos que quieran celebrar este día, de momento tan importante. Lo harán a golpe de concentración y lectura de manifiestos, una forma sencilla de alzar la voz desde un medio rural que también quiere poner su grano de arena en una jornada de reivindicación. La fecha elegida será el día 7 de marzo a las 12 horas porque, como explica Victoria Zarcero, concejala de Igualdad, «el sábado 8 de marzo es la manifestación oficial en Gijón, y así podremos también sumarnos a esta gran concentración. Este año tiene lugar bajo el lema “Igualdad de una vez por todas” y enfatiza la necesidad de educar a los niños y a las niñas en igualdad para crear una sociedad justa, algo que tenemos muy en cuenta en nuestros centros escolares».
Una de las actividades previstas para el próximo 10 de marzo es la charla “Mujer y deporte” que impartirá para el alumnado franquino la deportista asturiana Carmen López, campeona del mundo de surf adaptado.
Desde la Concejalía valoran la importancia de aportar referentes a la población más joven para que la participación femenina esté presente y de forma igualitaria en todos los ámbitos de la sociedad. Una de las actividades previstas para el próximo 10 de marzo, en el Auditorio As Quintas, es la charla “Mujer y deporte” que impartirá para el alumnado franquino, la deportista asturiana Carmen López. La campeona del mundo de surf adaptado es además la primera surfista invidente de España, condición que no le está impidiendo cumplir sus sueños. Durante la jornada del 10 de marzo también tendrá lugar en la Biblioteca del equipamiento cultural el cuentacuentos “Nos tratamos bien”.

La última cita destacada del calendario 8M que impulsa el equipo de gobierno de El Franco, liderado por su alcaldesa Cecilia Pérez, tendrá lugar el 14 de marzo a las 12 horas en el Auditorio de As Quintas. Allí se celebrará el X Encuentro de Mujeres de El Franco que, como cada año, rinde un especial homenaje a una de sus vecinas, y al que asistirá la directora general de Igualdad, María Álvarez. En esta ocasión, la persona elegida por el Consejo Municipal de la Mujer es Amada Fernández Gayol, de la mercería Casa Amada, «fue elegida por mayoría en el Consejo de la Mujer por su dedicación y enorme trabajo por los demás a lo largo de toda su vida –explica Zarcero– y es un reconocimiento que tiene bien merecido». La siguiente fase de este homenaje tendrá lugar acto seguido en un restaurante local, Casa Xusto, donde las mujeres del concejo podrán compartir un pincheo con la Mujer del Año.
En el marco del X Encuentro de Mujeres también se hará entrega de los premios del IX Concurso Literario 8M, dirigido a alumnos y alumnas de 3º a 6º de primaria, (cuyo fallo se conocerá durante la jornada del 6M) y del Concurso de Carteles, que ha recaído en Inés Iglesias Reiriz de 6º de primaria del CP Valdepares.
Amada Fernández Gayol, Mujer del Año
Sus vecinos y familiares lo dicen, «Amada hace honor a su nombre, es un amor de mujer» y por eso no les extraña que sea la elegida para recibir el galardón Mujer del Año del concejo de El Franco. Aunque ella fue la primera sorprendida al conocer la noticia, «pero ¿por qué a mí?, ¿por qué me decís eso?».
Natural del pueblo La Andina, Amada Fernández Gayol se fue a vivir a La Caridad con veintiún años y allí demostró su espíritu emprendedor montando una mercería en una época en que no había apenas mujeres empresarias.

«Tuve la suerte de que mi padre era un hombre muy moderno, nunca nos quitaba de hacer nada y con esa forma de pensar, aunque no me faltaba el trabajo en casa, quise tener mi propio negocio. Los comienzos fueron muy complicados –explica la galardonada–, mi marido fue quien puso el dinero para poder empezar y lo hicimos metiendo algo de lana y mercería en la tienda».
Su hija, Mónica, que ha cogido las riendas del local tras su jubilación, recuerda que al principio su madre no tenía suficiente material, «montó parte de la tienda con cajas vacías, quería que las estanterías se viesen llenas, pero no había tanto dinero para eso».
Su empeño y dedicación se hizo patente muy pronto, y aquella muchacha de La Andina consiguió ganarse el respeto y el cariño de sus nuevos vecinos, además de seguir en contacto con la gente de su aldea natal que acudían a ella pidiéndole pequeños favores. «Claro, es que antiguamente casi no había ni teléfonos y nosotros teníamos uno, aunque tampoco éramos de tanto dinero. Así que yo era el punto de conexión para muchos vecinos de La Andina y de Lebredo; les pedía la vez para ir al médico o para sacar medicinas que necesitaban. Siempre ayudé lo que pude, pero no hice nada que no hayan hecho otras personas», explica Amada.
Su empeño y dedicación se hizo patente muy pronto, y aquella muchacha de La Andina consiguió ganarse el respeto y el cariño de sus nuevos vecinos de La Caridad.

Lo que su hija tiene claro es que a su madre también se le habrían dado bien las relaciones públicas, «eso nos lo dice mucha gente. Siempre fue muy abierta, fíjate que todavía hoy la llaman personas que vienen a veranear para que les ayude a encontrar algún piso. La gente estaba muy a gusto con ella y por eso hay familias que tenían arraigada la costumbre de venir a la tienda, vinieron las abuelas, los hijos y ahora también vienen sus nietos». La empresaria reconoce que no fue fácil recoger el legado de su madre, que después de treinta cinco tras el mostrador de Casa Amada sabía los gustos y lo que usaba todo el pueblo, «me costó un milagro –añade Mónica–, hubo que ganárselo con mucho trabajo».
Con 83 años, dos hijos y tres nietos, Amada sigue siendo una mujer vital, aunque ahora ya no participa en tantas asociaciones como antes y reserva gran parte de su tiempo en cuidar a su marido, en situación de dependencia. Pero es fácil encontrarla en el negocio en el que fue pionera. Le gusta pasar por allí, ayudar a su hija y seguir charlando con la gente del pueblo con la que ha ido tejiendo lazos de amistad. Todos ellos podrán arroparla en la gala del próximo 14 de marzo, y a lo mejor así le resultará más fácil entender por qué es digna merecedora del galardón “Mujer del Año”.