Pocos son ya los platos asturianos que se elaboran con nabos, puesto que este ingrediente ha sido sustituido en el tiempo por las patatas. Sin embargo los nabos fueron una base esencial en la dieta de la región durante siglos y tienen unas cualidades que merecen ser recordadas.
Frente a sus competidoras cuentan con la facultad de absorber la grasa y son mucho menos energéticos, lo que permite disfrutar de su sabor y acompañarlos de otro alimento dotado de más calorías.
Fueron los mineros quienes rescataron del olvido estas hortalizas y comenzaron a prepararlas en forma de potaje.
Quienes nunca los han probado suelen asociarlos con forraje para los animales. Craso error, que puede solucionarse acudiendo a la Fiesta de los Nabos en Sotrondio, que ha sido declarada Fiesta de Interés del Principado de Asturias.
La Fiesta, que inicialmente se celebraba en una única jornada, se ha ampliado y ahora durente varios días los restaurantes se afanan por preparar los nabos de diferentes maneras. Ya sea siguiendo la antigua receta de “nabos al blanco” que aparece en el recetario más antiguo de Asturias, en el ya nombrado potaje, elaborados a fuego lento con buen compango de tocino, costilla fresca, chorizo o morcilla, o en alguna receta innovadora creada especialmente para estas jornadas gastronómicas. Tras probarlos, quizá muchos se animen a incluirlos en su menú diario, como sucede en Escocia y Francia, donde incluso los emplean como guarnición en alta cocina.