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sábado 20, abril 2024

Lengua y sanidad extranjeras

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‘Cómo se nota que está el techo cerrado, porque los decibelios son tremendos’, decía la comentarista, a la altura del terreno de juego; su compañero, en la cabina, hablaba de ‘breves minutos’. El decibelio y el minuto son unidades convencionales de medida, por tanto su dimensión es siempre la misma. Puede haber mucha cantidad de decibelios, puede ser un período de pocos minutos, pero cada uno de ellos será exactamente igual al otro. No hay «breves minutos», ni «grandes decibelios», ni «largas horas».

Se daba esta circunstancia en la final de la Liga de Campeones de la UEFA, celebrada entre medidas de seguridad extraordinarias; dicen los expertos que en el estadio de Cardiff había un policía por cada seis espectadores. Desgraciadamente, una vez más, se demuestra que tal despliegue es un esfuerzo inútil; a la misma hora los terroristas golpeaban en Londres. El debate de soluciones va por otra parte: la justicia social. Pero bueno, no es esta la página para tal discusión.

Entre el atentado de Manchester y el de London Bridge andábamos por la capital del Reino Unido. Estábamos invitados a la celebración de los 80 años de la llegada del vapor Habana con 4000 niños recogidos en Santurce, para librarlos del hambre, de los bombardeos y de las amenazas del general Mola. Ya quedan pocos de aquellos, así que intentan dejar su testimonio en grabaciones y escritos donde se observa la curiosa mezcolanza sintáctica y prosódica de inglés, euskera y castellano, «…nuestra destinación era Aldridge Lodge, cerca de Walsall…», «…e echaba la culpa por cualquier travesía…»(travesura) «…fueron un periodo creativo inventivo de mi erudición formativa… y en 2007 nuestro sesentavo aniversario expatriado en el Reino Unido…», «…en una de las fotos aparecemos todas las niñas con las muñecas y nuestra andereña en el centro». Desde esta página leemos con la indulgencia que se merece una infancia que fue arrancada de padres y madres, de tierras y costumbres, ¡y de la escuela! Nuestro respeto, nuestro cariño. Su historia, nos firmó Natalia Benjamín en la dedicatoria de su libro, con la mano temblorosa por el Parkinson, con dificultades para decirlo en nuestra lengua, will never be forgotten! Nunca debe ser olvidada.

Como no puede ser de otro modo también nos reímos, sobre todo de nuestro inglés de Cuturrasu y de las meteduras de pata que tenemos los de la aldea en la gran ciudad. Claro que, al final, nunca se pierde uno, siempre hay otro extranjero salvador que conoce tus dificultades en primera persona, y así fuimos capaces de comer y beber orientados sucesivamente por dos rumanos, una francesa, una gallega, una italiana… esas persona jóvenes que van al alimón a trabajar y a aprender la lengua. Porque, todo hay que decirlo, nuestro intérprete oficial era Paco Robles, uno de «los niños», natural de Mansilla de las Mulas, que cumple este mes noventa y un magníficos años. (Congratulations, Mr. Robles!) Voluntarioso, con un inglés muy correcto, pero -coqueto al máximo- no se ponía el sonotone, con lo que yo, que no sabía, le tenía que explicar a él, que no oía. ¡Un número, vamos!

La prensa inglesa tiene la tradición de incluir diariamente una página de tiras cómicas; algunas muy lacónicas, como la de Gag Vault, en el Daily Mirror, nos sirven a quienes adolecemos de léxico. Dibuja un preso al otro lado de un agujero en la pared, que le explica al guardia que aquello no es lo que parece, un intento de fuga: «Me han empujado». Otras gracias no figuran en la zona de chistes, así la noticia de que un ciudadano se queja amargamente porque la policía le ha desguazado un Ferrari de £ 200.000; que en euros es una pasta, y en pesetas asusta. Dice el columnista que «el terrateniente de treinta años, Zahid Khan» fue a recoger su coche retirado de la vía pública y se encontró con un amasijo metálico. El responsable policial no se corta ni un pelo: «El oficial declara que el coche no tenía seguro, que no estaba en condiciones de circular y que consideró que había sido robado». Y se acabó el problema.

Trasplante de pene
Para terminar un asunto médico, en el recuadro adjunto. Me imagino que habrá impresionado por varias razones; es una de ellas que andan en el Reino Unido de la Gran Bretaña los trabajadores preocupados por los recortes del NHS (Sistema Nacional de Salud) De otros recortes se habla en esta reseña de la imagen, que viene de Sudáfrica: se va a proceder a tatuar el nuevo miembro a un trasplantado de pene; una razón bien clara, el receptor es de raza negra y el donante blanco. La noticia me llamó la atención ya desde el titular, como corresponde, y en ella se explica que la intervención ha sido larga, y nos informa de un hecho sorprendente: se producen en la República sudafricana una media de 250 amputaciones de pene al año como consecuencia de circuncisiones fallidas. ¡Qué dolor! En este caso, incluso con la pequeña corrección de color «que durará seis u ocho meses», todo va sobre ruedas. Según el urólogo «es uno de los más felices pacientes que hemos visto». No nos cabe duda. Ya que «no hay señales de rechazo», seguramente el paciente recibirá en el futuro muchas satisfacciones.

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