Nos encontramos ante la época donde más facilidades tenemos en el trabajo (en cuanto a conectividad, teletrabajo…) y, sin embargo, la mayor parte de la población activa, laboralmente hablando, está quemada.
Desde pequeños nos enseñan a repetir información, a memorizar y no a cuestionar por qué suceden las cosas o para qué las hacemos. Aprendemos a rendir, a estar 8 horas sentados produciendo y a validar nuestro éxito con respecto a cuánto hemos avanzado en el rango o escala dentro de nuestro sector. Es de actualidad escuchar en múltiples entrevistas la pregunta de quién es el entrevistado y a qué se dedica, y asumimos que la identidad es a lo que nos dedicamos laboralmente, pero ¿quiénes somos más allá?
Está claro que somos mucho más que aquello a lo que nos dedicamos, aunque no parece verse reflejado en nuestro día a día. Es bien sabido que el aumento de problemas relacionados con la salud mental, el burnout laboral y la falta de propósito está en auge. Cuando llegamos del trabajo lo único que queremos es desconectar sumiéndonos en la televisión, el sofá o las redes sociales pero numerosos son los casos donde las personas se sienten mal por no “rendir lo suficiente” o no dedicarle más horas para así intentar alcanzar el concepto de éxito que está implantado.
Tomarse el día con más calma y hacer solo una cosa a la vez puede ser una buena herramienta para hacer frente a la sociedad del cansancio y la productividad.
Cuando se está en el trabajo lo único que se desea por lo general es que llegue el fin de semana para descansar y dejar de producir, lo que se transforma en un bucle del que es difícil salir.
De humanos hemos pasado a “animal laborans”, viviendo para trabajar, abrumados por la falta de propósito y con solo la energía suficiente para completar la jornada laboral. Resulta irónico estar quemados, pero con la continua “necesidad” de producir y de hacer mil cosas porque el tiempo nos resulta demasiado limitado e insuficiente.
¿Quizás es falta de atención y autoconocimiento porque estamos continuamente distraídos por estímulos artificiales? ¿Quizás resulta demasiado incómodo parar para escucharse y cuestionarse las cosas?
La hiperconectividad, la superproductividad y el “animal laborans” ya forman parte de la sociedad, y está en nuestra mano recuperar la energía, la vitalidad y poner el foco en las cosas que verdaderamente importan.
Tomarse el día con más calma y hacer solo una cosa a la vez quizás ya te resulte incómodo, pero pueden ser buenas herramientas para hacer frente a la sociedad del cansancio y la productividad en demasía.