Cada vez es mayor la presencia de antenas 5G, las cuales nos proporcionan datos móviles y una conexión más rápida, con mayor cantidad de dispositivos conectados, pero como mencioné en un artículo anterior, estas conexiones inalámbricas tienen efectos adversos en los seres humanos y su salud.
Las antenas emiten ondas con una frecuencia de 3,5GHz (frecuencia más común) ya que hay varias frecuencias y distintas bandas, pero por simplificar. Un microondas, el cual utilizamos generalmente para calentar la comida, emite a 2,4GHz. Esta frecuencia es la de la resonancia del agua, lo que quiere decir que, para que se caliente la comida, el agua de esta absorbe la energía emitida por los microondas.
Por esto, no se nos ocurriría meter la cabeza en el microondas, ¿verdad?
El daño va ligado a la potencia de la onda, el tiempo de exposición, y la frecuencia. La potencia cae 1/10 con el doble de la distancia. Es decir, que alejándonos 4 veces del foco emisor, reducimos su potencia unas 100 veces.
Esta frecuencia, casualmente, produce en los seres vivos una reducción en la capacidad de absorción del oxígeno, así como una reducción en los niveles de saturación.
Otra cosa para tener en cuenta es que cuanta más frecuencia emita, más dañina es.
Las frecuencias por tanto que nos deberían alarmar más son 2,4GHz, y la de 26GHz. La primera son las emitidas por wifis, bluetooth, microondas…, las cuales deberíamos minimizar y/o alejar para evitar cualquier problema derivado a largo plazo (por mucho que los medios tradicionales nos reiteren que no hay peligro alguno).
Por otro lado, hay una banda de 26GHz, mucho más potente, que se está utilizando como frecuencia más alta de 5G y en todos los radares que tienen los coches con sistemas de ayuda a la conducción (ADAS).
Esta frecuencia, casualmente, produce en los seres vivos una reducción en la capacidad de absorción del oxígeno, así como una reducción en los niveles de saturación.
Por tanto, una vez conocido lo que emiten las 5G, encontrar espacios libres de dichas antenas es vital y en Asturias por suerte aún quedan.
Adjunto a continuación un mapa con los puntos donde mayor concentración de antenas hay, ya que muchas veces no nos damos cuenta de la magnitud de la problemática.
Si ampliamos el mapa, cuya web es de libre acceso, se puede ver un aumento de puntos de las antenas y sus correspondientes compañías. Concretamente, en ciudades como Oviedo es asombroso la cantidad de antenas que tenemos a nuestro alrededor. Lo cual es en cierta medida lógico pues es donde mayor núcleo poblacional hay.
Cuanto más alejados, mucho mejor. No obstante, está claro que en nuestra vida diaria no se pueden evitar completamente y existen dispositivos que nos protegen de este tipo de radiaciones.
Con todo esto no me gustaría más que crear conciencia sobre este tipo de antenas que cada vez están más presentes en la región. Para que Asturias siga siendo un paraíso, y sus habitantes dueños de su salud.
Adjunto los estudios de donde saqué datos, así como información de utilidad:
https://doi.org/10.1016/j.toxlet.2020.01.020
https://doi.org/10.1016/j.envres.2018.01.032
https://doi.org/10.1016/j.ijheh.2018.01.011
https://doi.org/10.1016/j.envpol.2016.10.018
Ruanova Health. (2025). Radiación EMF. Toda la verdad bien explicada.
https://ruanovahealth.com/blogs/articulos-de-interes-2/el-arma-del-futuro-radiacion-emf-todo-lo-que-hay-que-saber-bien-explicado