En el último año ha aumentado en un 36% el número de asturianos que sale fuera de la región a buscar trabajo. Este éxodo mantiene un preocupante ritmo creciente aunque las cifras oficiales hablen también de un saldo migratorio positivo, es decir, llegan más personas que salen.
El profesor del Departamento de Economía de la Universidad de Oviedo, Florentino Felgueroso, hace una valoración de los orígenes de este problema.
-Por tercer año consecutivo repunta el número de asturianos que buscan trabajo en el exterior. ¿Quiénes cogen la maleta?
-Personas jóvenes de menos de treinta años y de un variado nivel educativo. Marchan fuera por cuestiones laborales, unos con más cualificación que otros. ¿Cuál es la diferencia? Que los menos cualificados consiguen trabajos, normalmente en el sector servicios, en algún lugar de España. Y los más cualificados, salen fuera de nuestras fronteras y el retorno es más complicado e incluso a veces no se produce. Esta es una tendencia que se viene observando en los últimos diez años.
-Cuando el hecho de salir fuera deja de ser una alternativa y se convierte en la única salida posible, ¿hablamos de un factor preocupante para la economía asturiana?
-La marcha de los jóvenes es un problema de fuga de capital humano. Somos una región muy envejecida por causas naturales, y esta fuga acelera el problema del envejecimiento. Somos una de las Comunidades Autónomas que tiene más gente en la Universidad, pero luego entre la población tenemos menos titulados que el resto del país y eso es debido a este éxodo que estamos hablando. El que decide marchar es menos adverso al riesgo y éste es un factor importante a la hora de crear empresa, ahí se notan las consecuencias de la fuga de capital humano en nuestro crecimiento económico. Si invertimos en educación y luego se nos van los educados, las cuentas no salen. Si ese éxodo tiene lugar dentro del territorio nacional no debería de preocuparnos porque existe una caja única. Pero si es fuera de nuestro país, resulta que hemos invertido en personas que luego van a cotizar en el extranjero. Es decir, no revierte en nosotros y esto es dramático.
“La emigración ha sido un tema ocultado, del que nos ha dado vergüenza hablar”
-Se ha normalizado el hecho de estudiar fuera de nuestro país…
-Todo lo que implique moverse es bueno, y más ahora. La cuestión no es que los jóvenes salgan fuera, sino que no regresen. Y la pregunta es por qué. La primera conclusión es porque no hay buenas oportunidades, hay precariedad laboral, salarios bajos, etc. En tiempos de bonanza ya se marchaban fuera los médicos y enfermeras en busca de mejores sueldos y más reconocimiento. Eso se ha agudizado con la crisis económica. Hay muy poca valoración y poco premio para el capital humano.
-¿Esa fuga de capital humano a la que se refiere es en realidad una “fuga de cerebros”?
-Sí, básicamente eso. Lo que haría despegar a la región es el espíritu del riesgo y de innovación, que es precisamente el que se va fuera. Los que quedan tienen más espíritu tradicional, cultura de la subvención, del Estado, del no riesgo, del sector público frente al sector privado. Además, el problema de la emigración ha sido un tema ocultado, del que nos ha dado vergüenza hablar.
-¿Por qué?
-Ha habido una politización del fenómeno. Los datos siempre han estado ahí pero se han ocultado y lo que no sale a la luz no se puede solucionar. Una comunidad autónoma como Galicia tiene estudios cada año de quién abandona y por qué. Aquí también los hay pero se ocultan. El reconocimiento al empresario José Cosmen (fundador del grupo ALSA) en su propia tierra es un caso extraordinario.
“Lo que haría despegar a la región es el espíritu del riesgo y de innovación, que es precisamente el que se va fuera”
-El Servicio Público de Empleo dice que Asturias produce más titulados que los que necesita. ¿Cree usted que debería adaptarse la preparación de los jóvenes a las necesidades del mercado laboral?
-A nivel nacional tenemos un problema de sobreeducación, sobran la mitad de los titulados superiores. Tenemos el nivel más alto de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y esto ocurría ya antes de la crisis, pero también estamos a la cabeza en el tema del abandono escolar. Entonces hay gente muy bien preparada y gente que abandona los estudios. El 80% de los alemanes, por ejemplo, se queda en estudios intermedios -bachiller o FP-, nosotros no. ¿Qué falla? Una de las cosas podría ser la falta de inversión en FP, podría ser un factor importante para reducir el abandono escolar. Muchos de los que trabajamos en la Universidad tenemos la percepción de que sobran estudiantes y el nivel de los que llegan ha bajado mucho, posiblemente debido al sistema de la LOGSE. A nuestro entender, estos jóvenes deberían de haberse quedado en un nivel intermedio. Esta falta de preparación nos obliga a dar un nivel de secundaria, no superior y eso se nota mucho en los primeros cursos. Hay muchas deficiencias. Por tanto no hablamos sólo de crisis en el mercado de trabajo sino también en el sistema educativo.
-¿Cree que esta última reforma laboral aporta algo nuevo a este horizonte?
-El problema es que cuando se hacen las reformas laborales no se tienen estos puntos en cuenta. Una reforma en condiciones debería hablar de mayor estabilidad en las empleos, de que los jóvenes no estén rotando en los trabajos, de que adquieran formación en la empresa, etc. Pero esto no es así. Los que mandan en el mercado de trabajo son personas con necesidades bien distintas, y esto no tiene trazas de cambiar, y los que tienen capacidad para reformar todo esto, tampoco hacen nada. La brecha entre jóvenes y mayores es muy grande. Estamos envejeciendo rápidamente y si no se toman medidas, podemos acabar en una gerontocracia. En los próximos años los jóvenes entre 25 y 34 años se van a reducir a la mitad mientras que los mayores de 50 años para arriba se van a incrementar una tercera parte. En un sistema electoral donde todos los votos valen lo mismo, siempre se va a legislar para la mayoría, es decir, los mayores. Por eso, en términos económicos, hoy seguimos hablando de lo mismo de hace veinte años: minería, reindustrialización, ayudas, fondos mineros… Esto agota las neuronas y hace marchar a los jóvenes.
“En tiempos de bonanza ya se marchaban los médicos en busca de mejores sueldos y más reconocimiento”
-Entonces la causa de este éxodo no es sólo la crisis económica, como apuntan.
-En efecto, es fruto del envejecimiento y de una estructura industrial que ha cambiado hacia el sector servicios -que ha crecido-, pero con mucha precariedad salarial. Es el sector donde mas parados jóvenes tenemos, y esto ya viene de antes. ¿Cómo salir de aquí? Supongo que a golpe de subvenciones y ayudas, porque hay mucho envejecimiento y una economía muy rígida. Alemania por ejemplo, también envejece y tiene claro que va a necesitar a mucha gente preparada -ingenieros, médicos, arquitectos- para sustituir a sus trabajadores cualificados. Necesitan seguir creciendo en capital humano, lo saben y lo van a pagar bien. Eso para nosotros es un problema, porque ¿cómo vamos a competir?
-En una ocasión comentó que Asturias había dado la espalda a los jóvenes.
-Hemos negado la realidad, por tanto no la podemos resolver. Cuando llegan períodos electorales es fácil hablar de los jóvenes pero ¿qué pasa después?. Pues que es un colectivo que no reporta votos, porque cada vez son menos en número: el paro juvenil, el mileurismo, la sobreeducación, el éxodo laboral, etc. afecta a un colectivo cada vez menor -los jóvenes- que cada vez lo pasa peor.
Hemos dado la espalda a la natalidad y a la emigración. Hemos negado la realidad, cuando las cifras demuestran claramente que los jóvenes se marchan buscando futuro fuera. Hemos sido poco altruistas con nuestros jóvenes, entre otras cosas porque hemos tenido la caja única que ha dado de sí, como región hemos tenido siempre el sostén del Estado. Lo que aportamos al sistema de pensiones es ridículo comparado con lo que obtenemos. Si a esto sumamos las prestaciones de los parados y demás, veremos que vivimos de los demás. No hemos dejado una buena región a nuestros jóvenes, hemos pensado más en nuestra seguridad, en nosotros mismos. Cuando empezó la crisis se decía que Asturias era la que mejor reaccionaba. ¡Normal, con tanto jubilado! Tampoco es para sentirse culpables, pero no podemos seguir viendo esto como algo externo a nosotros. La responsabilidad es nuestra y también las riendas de nuestro futuro. Envejecemos, por tanto hay que tomar medidas ya.