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domingo 24, noviembre 2024

El foriatu buenu fae. El foriatu malu fae

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Cada año se produce un aumento sustancial del turismo en Asturias, en especial hacia las zonas rurales y naturales con la intención de visitar una región bastante desconocida y abandonada por parte de la administración pública (aprovecho para soltar una patadita). De aquí se reconoce a Pelayo y su “reconquista”, Fernando Alonso y el Cachopo. Nos pasa un poco como al resto de España cuando sales fuera del país, la imagen es Toros, Paella y Olé. Lo bueno es que existen, por suerte, una buena cantidad de profesionales y aficionados que destinan sus recursos a difundir y promocionar la abundante riqueza que dispone esta Comunidad a quien quiera empaparse de ella a la par que, obviamente, no todos los que nos vienen a ver son unos “desgraciaos”.

En todo caso, es de agradecer que “los de fuera” quieran conocernos, saborearnos y disfrutarnos. Bienvenidos sean, no podemos pretender vivir solo del turismo, pero es un recurso importante. Por contra, llegadas estas fechas nos vemos enfrentados a una serie de problemas con los foriatos, principalmente en lo rural y en los entornos naturales. De este problema surgen en los últimos tiempos almas inquietas que publican y buscan educar al extranjero, y al de aquí también (que alguno lo necesita), en unas normas básicas para acercarse por estos lares. Así pues, aquí mi aportación.

Por muy efectivo que resulte cagarse en cualquier santo y soltar un ‘guiyadazu’, no es la vía adecuada. Desde los pueblos, se debe hacer un ejercicio de resiliencia, mantener la calma y educar en la medida que podamos.

Resulta muy frustrante ver durante este y los próximos meses cómo los encontronazos se producen con relativa frecuencia, la basura aumenta y los problemas también. De hecho, el tema que trato hoy no es nuevo, pues muchos agentes particulares, así como entidades públicas y privadas, llevan a cabo desde hace años inversiones de tiempo y/o dinero en la creación y difusión de herramientas educativas del saber estar. Algunas de estas, me recuerdan a aquellos carteles repletos de viñetas de hace 60 años bajo el título “el niño bueno hace, el niño malo hace”. Pese a que inicialmente pueda parecer innecesario, cada día toma una mayor importancia pues la realidad del visitante (y alguno de dentro) deja mucho que desear.

Por muy efectivo que resulte cagarse en cualquier santo y soltar un guiyadazu, no es la vía adecuada. Desde los pueblos, se debe hacer un ejercicio de resiliencia, mantener la calma y educar en la medida que podamos. No es viable dar por sentado que quien nos visita sabe moverse con coherencia dentro de nuestro espacio y conoce las características y particularidades locales. El desconocimiento del funcionamiento de los pueblos en general es bastante grande, resultado del desapego con los pueblos y la desconexión con la naturaleza, a lo que debemos sumar esos “despistes” en cuanto a la manera de vivir o relacionarse. Ni que decir de la gestión individual de residuos, así como el impacto humano, que por mucho movimiento ecologista / animalista que exista, la desinformación corre como el agua tras unas lluvias torrenciales.

Los perros se llevan atados ya que pueden espantar o dañar a animales domésticos o salvajes. Da igual lo educado que esté u obediente sea. Los perros de la zona lo interpretarán como una amenaza y quizá le ataquen si se mete donde no debe.

Con independencia de las situaciones particulares de cada zona, algunas son compartidas en todos y cada uno de los puntos clave de nuestra geografía. Como animalín de prau que soy, tengo unas cuantas experiencias a este respecto y que paso a desgranar a continuación, o al menos mencionar.

No tirar basura. Tanto si vas de monte como al pueblo o la playa, coge una bolsa y todo lo que generes mételo dentro para, a tu vuelta, depositarlo en los contenedores correspondientes. Si primero cargaste con el peso, el de los envases o residuos resultantes será mínimo.

Los perros se llevan atados ya que pueden espantar o dañar a animales domésticos o salvajes. Da igual lo educado que esté u obediente sea. Los perros de la zona lo interpretarán como una amenaza y quizá le ataquen si se mete donde no debe. Aquellos que encuentras sueltos por el monte tienen una función clara en el entorno en el que están, generalmente cuidar ganado. No les molestes, no intentes tocarlos y no les des de comer nada. Muchos senderistas tienden a darle chocolate, entre otras cosas, siendo un alimento tóxico para ellos. Lo mismo ocurre con los gatos o cualquier otro. No están abandonados, su radio de actividad no se limita sólo a un piso de 60 metros cuadrados, abarca un territorio mucho mayor. En cuanto a la costumbre de alimentar, ocurre lo mismo con los burros, caballos, ovejas, vacas, y cualquier otro animal domesticado. No está abandonado ni desnutrido. No necesita que le demos nada de nuestra comida ni mucho menos caricias. No es la primera vez que alguien se lleva un mordisco de un caballo o un “toque” del pastor eléctrico.

En cuanto a los salvajes, cada animal cumple su función dentro de un ecosistema, da igual si corre, te mira o está herido. No podemos interferir en el desarrollo de la naturaleza por mucha ternura o pena que nos dé. Los ciclos naturales deben respetarse si queremos un entorno natural de verdad. Si ves una cría de animal salvaje, mamífero, ave, reptil, lo que sea, no la toques, déjala. Ningún animal está abandonado, no eres el salvador/a de nada.

Por otro lado, los animales y toda su actividad fisiológica, producen olores. Entiendo que no te guste, pero es lo que hay. Seguramente tampoco me gustaría el olor que desprendes si te encuentro a mi lado en el transporte público o en el gimnasio. La falta de higiene en humanos es voluntaria. No bañamos a las vacas ni les echamos perfume de mora como a las mascotas en las ciudades, carece totalmente de sentido.

Si te encuentras a alguien saluda, normas básicas de cortesía. Estás entrando en una comunidad en la que todos se conocen y mantienen unos hábitos de convivencia estables y muy diferentes a los que se pueden dar en una ciudad. Saludar es una manera de mantener ese buen clima o, por decirlo de otra manera, estás entrando en su casa, al menos ten la deferencia de un “hola”.

En bici, vete a la velocidad de un peatón. No tienes que bajar las cuestas como si fueses Tom Cruise en cualquier película de espías.

No robes. Por mucho que te gusten las rosas que hay en la entrada de cualquier finca o en los muros de las casas, no son tuyas ni pagas por ellas. No tienes derecho a llevarte nada. Lo mismo ocurre con huertos y frutales. No entres en fincas, pues seguro tienen propietario y puedes tener la “suerte” de que te vea y tenga un mal día. Tampoco alteres alambradas o destroces setos. Si realizas una ruta y en el camino encuentras una portilla o cercado, déjalo como estaba tras cruzarla. Si está ahí es por algo, generalmente para evitar que se escapen los animales.

No aparques donde quieras. Los caminos, por muy rústicos que sean, son de paso y puedes obstaculizar la circulación de maquinaria agrícola o vehículos de los propios habitantes que quieren entrar o salir de sus casas. Tampoco aparques en cualquier finca. Para esto, suele haber zonas habilitadas y, si no la hubiera, lo mejor es preguntar a cualquier vecino que seguro te dará las indicaciones adecuadas.

En bici vete a la velocidad de un peatón. No tienes que bajar las cuestas como si fueses Tom Cruise en cualquier película de espías. Puedes provocar un accidente con peatones, un animal o comerte un tractor. Recuerda que en los pueblos hay mucha gente mayor.

Caminando por vías públicas compartidas con vehículos, se camina por la izquierda, siempre. Pasa lo mismo cuando vamos en grupo y debemos dejar paso, todas las personas han de desplazarse a su izquierda, no colocarse en ambos lados del camino. Si algún lugareño te da indicaciones, se siguen a rajatabla, en especial si te indica que esperes a que pase el ganado o hay movimiento de vehículos agrícolas.

Lleva siempre dinero en efectivo, la mayoría de establecimientos y comercios no tienen para pago con tarjeta, entre otras cosas porque la conexión a internet puede ser nula o sencillamente no quieren utilizarlo. No hay obligación de disponer de sistemas de cobro electrónico. Nuestra gastronomía, hostelería, hotelería o cualquier otro relacionado, incluidos los productores locales, se respetan. Aquí no hay esclavos y la oferta gastronómica o de cualquier índole, es clara. Si dudas, pregunta y si no te convence, vete, siempre hay opciones de carácter internacional para suplir tus apetencias, por muy triste que esto resulte.

Las edificaciones tradicionales, Hórreos, paneras, teitos y demás, son propiedad privada, no para que te subas a sacar la foto, te metas dentro o pretendas llevarte alguno de sus elementos. Pide permiso antes si quieres acercarte o fotografiarlo y si te dicen que no, te jodes.

Las plantas, flores o cualquier otro elemento natural no se tocan, están ahí por y para algo. Pese a que no haya delimitaciones claramente visibles en el monte o en los entornos rurales, existen propiedades privadas a respetar, incluso aquellas que sean públicas ¿destruirías o llenarías de mierda tu propia casa?

No todas las fuentes son de agua potable y los bebederos no son para que tu perro se meta dentro. En esas zonas beben animales domésticos y salvajes, pudiendo existir transferencia de enfermedades. Además, en ellas suele haber anfibios y otros seres vivos delicados y necesarios para el ecosistema.

Las edificaciones tradicionales, Hórreos, paneras, teitos y demás, son propiedad privada, no para que te subas a sacar la foto, te metas dentro o pretendas llevarte alguno de sus elementos. Pide permiso antes si quieres acercarte o fotografiarlo y si te dicen que no, te jodes. Si no hay nadie a quien solicitar ese permiso, se aplica la misma norma.

Lo mismo ocurre con cualquier otro tipo de edificaciones, piedras, árboles o cualquier elemento, no son lugares donde dejar tu firma o el típico “Fulanito estuvo aquí”. No sólo estás degradando el entorno o el elemento en sí, además, a nadie le importa.

Por mucho que te guste una finca, casa o los animales que hay a su alrededor no tienes derecho a fotografiarlo y difundirlo en redes, son propiedad privada.

Si descubres un lugar muy bonito, me parece correcto que lo compartas en redes, pero no su ubicación exacta, la gente tiende a no respetar el entorno. De ser así, no habría necesidad de escribir esto.

Tampoco son necesarios los banderines tibetanos en los picos de las montañas, aquí, al menos que yo sepa, no hay sherpas censados.

Las colillas, no se tiran al suelo, ni a la arena de la playa, ni a la alcantarilla, ni al río ni a ningún otro sitio que no sea un cenicero, una papelera o cubo de la basura, convenientemente apagada. Siguiendo con las playas, si hay un camino marcado, úsalo, no tienes que pisar dunas u otros espacios favoreciendo su degradación. Lo mismo para los caminantes. Sigue las rutas marcadas y no dejes basura por el camino. Es más, si encuentras, sería interesante que la recogieras, así entre todos liberamos la zona de contaminantes. Me parece muy bien que busques un lugar con privacidad para “desfogar”, pero recoge los restos de tu actividad.

La costumbre de colocar piedras, unas encima de otras, se ha convertido en un problema. Estos “hitos” pueden despistar a otros usuarios de la ruta y desviarlos. Tampoco son necesarios los banderines tibetanos en los picos de las montañas, aquí, al menos que yo sepa, no hay sherpas censados. No tiene utilidad ni es necesario. Lo bonito de un lugar es su estado natural, no hay que dejar una huella humana en cada paso que damos.
Por supuesto, es necesario ir con la equipación necesaria e informarse de las características de la ruta que quieres hacer. Todos los años hay accidentes por una mala práctica derivada del desconocimiento o el exceso de confianza.

La lengua o cualquier otro elemento tradicional o propio, por muy simpático que te resulte, es parte de la identidad de donde te encuentras, de su cultura y la cultura se respeta.

Por último, e igualmente importante, si te resulta muy incómodo un pueblo, ciudad o zona concreta, lárgate, está claro que no es tu sitio y no es necesario hacer sufrir ni que tú sufras a lo tonto. No pasa nada, lo experimentaste y no te gustó. Vuelve a tu casa o busca otras opciones más acordes a ti.

Es más que probable que se me escapen cosas importantes y otros padecimientos en este texto, por lo que si consideras alguna más te invito a que lo compartas y tratar de favorecer el descubrimiento de nuestra tierra desde el respeto hacia ella y sus particularidades. Por otro lado, apliquemos estas normas de sentido común nosotros cuando nos movemos, dentro y fuera de casa.

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1 COMENTARIO
  1. me parece necesario y bien dicho , hay mucha gente que no sabe comportarse,estoy de acuerdo en todo aunque solo hace falta sentido común para hacer rutas sin dejar huella, yo así lo he entendido siempre , soy de campo.

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