El pueblo de Os Teixois custodia un conjunto único en el país, compuesto por molino, central eléctrica, piedra de afilar, batán y herrería con mazo y fragua, todos movidos por la fuerza del agua. Luis Legaspi Lastra, gerente del complejo, vivió toda su vida en el pueblo y conoció la época dorada en la que todo estaba en funcionamiento.
-Todo lo que hay pertenecía a cuatro familias del pueblo, entre ellas la suya…
-Cierto. En Teixois eran todos ferreiros, vivían de hacer herramientas que se vendían para toda la comarca. Hacían aperos de labranza, hachas, hoces, azadas, clavos, herraduras… La labranza y los animales que se tenían eran para el consumo doméstico, de lo que se vivía era del hierro. Era como una sociedad formada entre cuatro familias. Cuando había que arreglar las cosas se hacía entre todos, el mantenimiento también; se establecían horas y días determinados para trabajar tanto en el mazo como en el molino. Era todo comunal y se mantenía con horarios. La vida no era mala, teníamos de todo en abundancia, pero había que trabajar mucho. Hace 26 años se fue marchando la gente del pueblo, y el Principado y el Ayuntamiento me animaron para que me quedase.
-Usted vivió en esa casa con los inventos en marcha, ¿qué recuerda de ese estilo de vida?
-Recuerdo muchas cosas, date cuenta de que entonces esto era una industria de las más importantes de la comarca. Teníamos desde molino para moler y hacer el pan, hasta luz en casa desde el año 36, gracias a la central eléctrica. Mis padres iban a polavila, que era en invierno ir a jugar a las cartas a otros pueblos de los alrededores, pero yo no quería ir porque en ninguno de esos pueblos tenían luz, sino velas o candiles de carburo. Luego recuerdo ir al colegio sobre los 6 años, por un sendero por donde andaban las cabras, me mojaba… La vida aquí era muy dura. Y estoy hablando de hace 37 años. También ayudé en el mazo a dos ferreiros que tenían 80 años.
“En Teixois eran todos ferreiros, vivían de hacer herramientas que se vendían para toda la comarca”
-¿Qué echa de menos de entonces?
-El estar con la gente del pueblo de toda la vida, que ya no está. Nos llevábamos de maravilla. Ibas a jugar a las cartas con uno, a charlar con otro, nos reuníamos todos… pasábamos muy buenos ratos.
-Ahora tenemos todas las comodidades en nuestras casas, pero somos energéticamente dependientes. ¿Qué supone producir tu propia energía, comida…?
-Eramos autosuficientes porque teníamos de todo. Excepto vino, aceite, café, azúcar y poco más, que comprábamos en Taramundi, no necesitábamos salir para nada. Teníamos el agua asegurada durante todo el año. Y de hecho este año en el que hay una sequía impresionante -no recuerdo otra igual-, nosotros tenemos agua. Teníamos mucho bosque, tanto para leña para calentar la casa , como para hacer el carbón vegetal para la fragua.
-¿Qué llama la atención al visitante que va a Os Teixois?
-Sinceramente, a la gente le gusta el conjunto porque es único. Yo viajo mucho por España en invierno. Puedo ver un mazo, un molino… batán para las telas ahora mismo que yo sepa quedan tres. Pero lo que no vas a encontrar es un conjunto completo. Y menos en vivo. También valoran que está en un entorno muy bonito, verde, con casas de piedra. Y lo que más llama la atención es la fragua.