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sábado 4, mayo 2024

Raíces mineras convertidas en joyas

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La luz de la mina se apagó en el Valle de Turón tras el cierre de los pozos mineros pero, gracias a la marca Tucarbón Joya de “supervivientes” como Alfredo Asensio y Marta Baquero, el negro mineral vuelve a sacar pecho.

El cierre del Pozo Figaredo, en 2007, el último en hacerlo en el Valle de Turón, fue una estocada más en un territorio minero que floreció a costa de la extracción de hulla. Tanto que el valle mierense llegó a alcanzar los 20.000 habitantes, una de las mayores concentraciones mineras con más 4000 kilómetros de galerías, una treintena de grupos mineros y medio millar de bocaminas.

Hoy, en el Valle reconocido como ‘Patrimonio Histórico de la minería española’, lo que abundan son locales comerciales con las persianas bajadas, viviendas cerradas y vestigios industriales de una época dorada. Son las huellas de un tiempo en el que Turón fue núcleo receptor de mano de obra llegada desde distintas partes de la península, pero ahora en años de vacas flacas, lo que hay entre la población que permanece en el Valle es una resistencia numantina. En algunos casos, bajo apuestas imaginativas y nuevas fórmulas para reinventarse.

Collar de Tucarbón joya (Joyería A. Asensio)

El de Alfredo y Marta es un caso de libro. No sólo resisten con la única joyería-relojería que queda en el Valle (en La Veguina, a pocos metros del Pozo San José), si no que han sabido encontrar nuevos recursos justo al lado de su casa cuando más lo necesitaban. Y lo han hecho mirando hacia el carbón desde una perspectiva diferente: la de un mineral que posee el valor añadido que dan la historia, las raíces mineras e incluso la sangre con el que ha sido regado.

El héroe de antaño, hoy casi villano por su difícil gestión medioambiental, se vuelve joya en las manos de estos artesanos. En realidad, Marta Baquero, copropietaria de la joyería, explica que “fue el carbón quien vino a su rescate”. Ahora ellos, agradecidos, le han devuelto la luz que nunca perdió bajo la marca Tucarbón Joya.

El héroe de antaño, hoy casi villano por su difícil gestión medioambiental, se vuelve joya en las manos de estos artesanos.

-Marta, ¿cómo nació la idea de convertir el carbón en joya?
-Nosotros tenemos la joyería relojería en Turón, llevamos abiertos desde el año 2000 y en el 2017 estábamos pasando por una etapa un poco baja en el negocio, pensábamos qué podíamos hacer y un día, hablando de esto, Alfredo dijo: ‘Aquí lo único que hay es carbón y hay que mirar qué podemos hacer con él, a lo mejor intentar incorporarlo a la plata’. Empezamos a hacer pruebas con esmaltes, pegamentos y barnices, pero no nos gustaban porque se deterioraba el brillo del carbón, entonces probamos con unas mezclas de polímeros que hay en joyería con la idea de que les diese resistencia. Luego metimos la piedra de carbón en un buchón como para hacer un pendiente, igual que si fuese una perlina, y a raíz de eso y, viendo que la gente lo cogía con tantísimo cariño, empezamos a hacer más cosas.

-Esto ahora se cuenta muy rápido, pero ¿el proceso fue laborioso?
-Claro porque las piezas de plata que elabora Alfredo tiene que hacerlas abrigando al carbón, fabricándolas alrededor de él. El carbón es un mineral muy frágil y si tienes una pieza grande, cuando la rompes lo hace por donde le da la gana. Por eso decimos que no hay ninguna pieza igual porque, aunque el continente sea el mismo, el contenido son piedras que siempre van a ser diferentes.

“El carbón, que ahora todo el mundo tira por tierra porque contamina, dio la vida al Valle”

Anillos de Tucarbón joya

-A pesar de estar en la cuenca desde hace tiempo, ¿el carbón adquiere ahora otro significado?
-Por supuesto, aparte de que nosotros nacimos los dos en Turón, el padre de mi marido era minero y el valor que le damos es el que le da toda la gente que trabajó en la mina.
El carbón, que ahora todo el mundo tira por tierra porque contamina, dio la vida al Valle. En el año 60 éramos muchísimos habitantes y ahora escasamente llegamos a 4000. Hay mucha gente que compra algo nuestro para un regalo de jubilación y si antes llevaban una gargantilla o pulsera de Viceroy, ahora pueden llevar una de carbón joya, y hay quien que se emociona.

-He visto que tenéis piedras de distintos pozos mineros.
-Sí, queríamos trabajar el carbón autóctono y empezamos cogiéndolo por las escombreras, porque el de carbonera que sigue habiendo debe de venir de Colombia o de cualquier otro lugar. En las escombreras encontramos trozos pequeños, si ya quieres una pieza grande te la tiene que traer alguien que o bien la haya sacado de la mina cuando trabajaba en ella o si no de algún pozo que continúe en activo como Nicolasa.
A veces hay gente que te pregunta por un pozo concreto, como Santa Bárbara, porque en él trabajaron familiares suyos y a lo mejor incluso alguno de ellos murió en la mina.
Y si una persona tiene una piedra de carbón en su casa, porque su padre la trajo el último día de trabajo, pues ahora puede tenerla como una joya, y es un bonito recuerdo de su padre.

“Hay mucha gente que compra algo nuestro para un regalo de jubilación y si antes llevaban una gargantilla o pulsera de Viceroy, ahora pueden llevar una de carbón joya, y hay quien que se emociona”

-¿Cómo ha sido la respuesta de la gente ante vuestra iniciativa?
-La gente lo acogió bien, cuando empezamos y vimos que nos pedían más piezas fue cuando creamos la marca Tucarbón Joya. La palabra ‘Tu’ tiene doble significado, por un lado por ‘Turón’ pero también por ‘Tuyo’ porque si naciste en un valle minero también es tu carbón. De los 20.000 habitantes que llegó a haber en Turón muchos están ahora por toda España y fuera de nuestro país, buena parte de ellos emigró a Bélgica, a Francia… Así que hay una siembra grande puesto que los familiares quieren enviárselo a quienes están fuera y que puedan llevar el carbón de la mina donde trabajó algún pariente suyo.

-Muy bueno el eslogan de vuestra primera campaña navideña: Que los Reyes te traigan carbón.
-Sí, fue simpático y la gente lo acogió muy bien. Ahora si los nenos son buenos, llevan carbón, y si son malos, también.

-¿Qué pasos lleva desde que cogéis una piedra de carbón y acaba engarzada como joya?
-La mayor dificultad es que cuando el carbón proviene de una escombrera, como está a la intemperie es muy frágil, a veces crees que traes una piedra más o menos grande y al lavarla vas quitando lo que no sirve y al final te queda del tamaño de un diente, muy pequeña. Luego esa piedra hay que secarla muy bien, una vez seca aplicamos una mezcla de polímeros de tres elementos, y luego otra vez un proceso de secado. Dependiendo de la pieza que vaya a salir, a veces ese secado ya se hace con el carbón metido en la pieza de plata, mientras que en otros casos hacemos primero la piedra.
Por ejemplo, si vamos a hacer unos pendientes, Alfredo hace primero el cabuchón y luego yo lo relleno piedrina a piedrina, y una vez seco el conjunto volvemos a echar productos para que todo quede bien fijo y aguante lo más posible.
Con la humedad que tenemos en Asturias, en invierno puedes tardar cuatro días, mientras que en verano tres o incluso a veces dos, porque lo que más lleva es el proceso de secado y la elaboración de la pieza de plata.

“La mayor dificultad es cuando el carbón proviene de una escombrera. A veces crees que traes una piedra más o menos grande y al lavarla vas quitando lo que no sirve y al final te queda del tamaño de un diente, muy pequeña”

“La luz del carbón es la luz que tanta vida dio a cantidad de gente, porque aquí trabajaban muchísimas personas, muchísimas familias vivíamos gracias al carbón”

-¿Cuáles son las piezas que más vendéis?
-Como el carbón no pesa mucho y esto empezó en invierno, sacamos collares un poco grandes. Algunos no llevaban nada, iban engarzados en cuero y tuvieron mucho éxito, también los hicimos con una figura de la Virgen de Covadonga o con la Cruz de la Victoria. Y tenemos una bocamina que llama mucho la atención y que lleva unos pendientes haciendo juego.

-Tenemos asociada la imagen del carbón con algo oscuro, pero tú hablas de la luz del carbón.
-La luz del carbón es la luz que tanta vida dio a tanta gente, porque aquí trabajaban muchísimas personas, muchísimas familias vivíamos gracias al carbón. Estábamos un poco asilvestrados frente a los demás porque ya ves cómo nos consideraban a los mineros, éramos una familia minera un poco dinamitera. Pasamos del esplendor que tuvimos tantos años a la decadencia que hay ahora. Pero aparte, el carbón también brilla mucho, no es como el polvo de carbón que sí es oscuro. La piedra de carbón, cuando la cortas, deja ver que tiene una veta de brillo, sobre todo si es antracita que brilla más que la hulla.

-¿Fue una sorpresa que a causa de un regalo institucional el carbón de Turón acabase en la Casa Real?
-Sí, fue en los premios Princesa de Asturias. Nosotros no sabíamos para quienes eran las piezas que estábamos haciendo, vinieron de Protocolo del Principado a escogerlas y lo supimos al final cuando hicimos la factura. Se llevaron dos juegos iguales de colgante y pendientes, uno para la princesa Leonor y otro para la infanta Sofía. Fue una satisfacción grandísima, es como la matrícula de honor de un hijo. Aquí ni todos son monárquicos ni todos republicanos, pero a la gente le encantó que llegase el carbón a Casa Real.
Además, como era finales de octubre, ya era pre campaña de Reyes, y como tuvo repercusión en el Hola, Vanitatis y en toda la prensa nacional, tuvimos una buena campaña navideña. Luego ya bajó un poco y en un mes todos bajamos a la tierra.

“Para los Premios Princesa de Asturias se llevaron dos juegos iguales de colgante y pendientes, uno para la princesa Leonor y otro para la infanta Sofía. Fue una satisfacción grandísima, es como la matrícula de honor de un hijo”

Alfredo Asensio y Marta Baquero, joyeros en el Valle de Turón, en una feria-¿Hay algún otro encargo que os haya llamado la atención?
-Últimamente vino Víctor Manuel a Mieres, la Casa de la Música celebraba su 30 aniversario e hicieron un llavero de bocamina con el símbolo de la Casa de la Música.
También hay un restaurante en Mieres que hace unos años ganó el premio a ‘La mejor fabada del mundo’ y encargaron una pieza que es una faba un poco hueca rellena de carbón.
Es un trabajo muy gratificante; la gente agradece que se sepa que en Turón hubo mina ahora que nadie nos reconoce, y son piropos que siempre te gusta oír. Muchos se emocionan y rompen a llorar cuando, por ejemplo, le das una pulsera que lleva una vagoneta de carbón.

-¿Tenéis en mente algún proyecto?
-De momento seguir así porque al ser un trabajo artesanal tampoco podemos abarcar tanto como quisiéramos. Sólo somos dos, Alfredo se encarga de la plata y yo del carbón, y luego también tenemos que arreglar relojes, soldar pulseras…
Alguna vez hacemos alguna feria, no nos gusta dejar la tienda de Turón por marchar a otro sitio, pero claro, también tenemos que vivir y está muy bien para darse a conocer.

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