Su última galería de exposición ha sido la T2 del aeropuerto de Barajas, lugar de tránsito por excelencia y estupendo marco para una muestra que incluía varias pinturas del aeropuerto madrileño.
Sorpresa pues para los pasajeros, que durante el mes de agosto se encontraron con los llamativos óleos hiperrealistas de la asturiana María José Viña.
-¿Cuál es su valoración de esta exposición de la T2 en el aeropuerto Madrid-Barajas?
-Ha sido muy diferente a otras exposiciones. Ha llegado a más gente, que de otra manera no habría visto mis cuadros. Y ha sido la más cercana a la gente en general, no a una persona concreta que visita una galería porque quiere ver arte, sino a la que llega, se encuentra con la pintura y se sorprende. Quería que llamara la atención.
-Y lo ha conseguido.
-Sí. Incluso me llamó un empleado de Barajas interesado en la obra, comentándome que no era muy habitual que la gente se parase a mirar tanto los cuadros. La mayoría no se fija o sólo le da una mirada de refilón. Los empleados me felicitaron porque les alegraba el día con los cuadros. Todo esto es muy agradable para un artista.
-¿Esta experiencia inspirará futuros trabajos?
-Los aeropuertos, estaciones de trenes o de autobuses, siempre me han llamado mucho la atención. El hecho de ver gente diferente, gente que cambia de sitio, eso me gusta. Son lugares en los que te subes a algo que te lleva a otro lugar. Y sí, creo que voy a pintar más sobre los aeropuertos.
-¿Es complicado técnicamente el hiperrealismo?
-Es laborioso hacer este tipo de cuadros. El dibujo es trabajoso y la misma técnica que utilizo -trabajo mucho en húmedo- lleva mucho tiempo. Pero ahora me apetece pintar así y me dejo llevar. Con otra cosa no me sentiría yo misma. Me gustan los detalles, los colores. Mi ilusión sería el utilizar el hiperrealismo para volcarme luego en el surrealismo, porque tengo muchas ideas que me gustaría poder plasmar en la pintura. Este invierno voy a intentarlo.