No ha cumplido todavía un año de vida, pero el corazón de El Llokal de Turón late con tanta fuerza que ya se ha ganado su propio hueco entre los vecinos del valle minero. Abrió sus puertas el pasado mes de marzo, pero vivía desde mucho tiempo en la mente de sus impulsoras Zoe, Sonia, Marianela y Leti. Las cuatro artesanas encontraron en la localidad turonense el lugar ideal para la creación artística y el movimiento social.
De todos es conocido que Turón fue un lugar clave en la producción minera asturiana a mediados del siglo XX. De los ecos de un pasado bullente quedan aquí importantes rescoldos, no solo en su patrimonio industrial, sino también en el espíritu inquieto de la población que conoce la importancia del asociacionismo para salir adelante. Tal vez por eso, a pesar de ser un recién nacido, El Llokal de Turón ha sido bien acogido y sus fundadoras sienten que están en el lugar adecuado para dar rienda suelta a su creatividad. “Ya nos habían avisado de que aquí hay un reducto de asociacionismo post Hunosa y sindicatos que sigue vivo, y en el que participan muchas mujeres. Y aunque paró bastante por la pandemia, hay mucha vida asociativa. Nosotras estamos contentas, la gente de aquí está empezando a entrar y preguntar. Ven que ya llevamos un tiempo y les da confianza para venir a los talleres o encargarnos alguna artesanía”, explica Marianela Díaz que, aunque reside en Oviedo, nació en la aldea riosana de Les Texeres y sabe lo que es pisar un territorio como este. Su padre era minero y tal vez de ahí llegó la inspiración para crear el producto más conocido de El Llokal, “una camiseta muy guapa con el eslogan ‘Turón existe’, que lleva como logo la lámpara de la mina y que ya la tiene medio pueblo”, explica orgullosa.
Las cuatro artesanas coincidieron en algunos mercadillos, y en paralelo a la amistad nació también la necesidad de crear un espacio en común abierto a la creación, a la cultura y también al movimiento social; una parte fundamental para estas mujeres que solo entienden el arte bajo el paraguas del compromiso.
A pesar de ser un recién nacido, El Llokal de Turón ha sido bien acogido y sus fundadoras sienten que están en el lugar adecuado para dar rienda suelta a su creatividad.
Fueron varios los factores que les llevaron a establecerse en Turón, entre ellos que allí residía Leti Carrera, una artesana madrileña que hace cuatro años decidió dejar la capital española para instalarse, junto con su pareja, en Urbiés. Cuando el resto de la panda la conoció, Leti ya tenía un pequeño taller abierto en donde enseñaba sus serigrafías. “Antes de la pandemia nos planteamos coger un local entre las cuatro para poder impartir talleres y trabajar en comunidad -explica Marianela-. El Ayuntamiento nos había prometido uno y estuvimos esperando, pero como el tema estaba muy parado decidimos seguir para adelante y en enero cogimos este local, que es grande y que tiene buenas condiciones”.
Ahora, El Llokal rebosa actividad: los martes tienen un taller de serigrafía que imparte Leti, los miércoles uno de carvado y estampación a cargo de Marianela; los jueves, iniciación al ganchillo de la mano de Sonia Iglesias y los viernes, sesiones de peluquería con Zoe, que eso sí, requieren cita previa. A lo que hay que añadir que continúan abiertas las inscripciones para los próximos cursos de Autodefensa feminista y Teatro insumiso.
Entre las obras con las que quieren dejar su propia huella se encuentra el libro autoeditado de mujeres pintoras ignoradas por la historia: Nosotras también pintamos. Y es que el dinamismo no escasea en este grupo de mujeres que se confiesan feministas inclusivas y que no dudan en apoyar a todas aquellas causas que lo necesiten. Son mujeres que además de apoyar a otras mujeres también tienen altavoz para la defensa del asturiano, de los agricultores o del colectivo LGTBI. Y entre los proyectos a poner en marcha próximamente están las charlas de apoyo al colectivo trans, en este momento de incertidumbre legal. “Si los gays estaban mal hace cuarenta años, ahora son los trans quienes llevan la peor parte -añade Marianela-, los adolescentes están viviendo una vida muy dura. Queremos dar visibilidad a esto y también formar a nuestro entorno”.
Actualmente, se están impartiendo talleres de serigrafía, carvado, estampación e iniciación al ganchillo. Y una vez a la semana, hay sesión de peluquería en el local turonés.
Lejos de ser un espacio cerrado, el establecimiento turonés está abierto a iniciativas y talleres que protagonicen también otros autores. Recientemente, acogió la presentación del libro Amazona de la escritora Yosune Álvarez Barragán y actualmente mantiene una exposición fotográfica. Entre actividad y actividad, las cuatro artesanas fundadoras encuentran tiempo para participar en talleres en otras localidades y centros, como el que impartieron en Tapia de Casariego para el colectivo Xega con motivo de las II Jornadas Desviadas o las clases de pintura que dan en un centro ocupacional de adultos en Turón.
En un horizonte cercano está la idea de crear una Asociación bajo la cual estas artistas puedan ofrecer sus productos y talleres a entidades municipales y otras instituciones interesadas. “Anteriormente teníamos una, pero al final se metieron personas que no estaban interesadas en este proyecto -explica Marianela-, así que ahora mismo está paralizada y queremos generar otra. Tenemos pendientes dos talleres de Mujeres Pintoras con el Ayuntamiento de Villaviciosa, pero necesitamos poder facturar estos trabajos que vienen de la administración”.
De momento, las cuatro artesanas ya comparten sus habilidades en El Llokal y forman a quien desee aprender alguna de las técnicas que dominan. Sonia, que vive en Oviedo pero ya tiene en El Llokal su segunda casa, derrocha imaginación con las agujas y no hay objeto que se le resiste con el ganchillo o la calceta. Zoe, la artesana francesa que actualmente vive en Quirós, aporta sus conocimientos de peluquería y cosmética natural. Leti, conocida en redes sociales como Calaverita, deja su firma en el textil a través de elaboradas estampaciones y serigrafías. Y Marianela es una ilustradora a la que le gusta picar en muchas flores y tan pronto hace carvado como pirografía o encuadernación japonesa.
El dinamismo no escasea en este grupo de mujeres que se confiesan feministas inclusivas y que no dudan en apoyar a todas aquellas causas que lo necesiten.
Y como no hay dos sin tres, aunque en este caso el refrán apropiado sería cuatro sin cinco, las artesanas también participan en una chirigota feminista. Ellas mismas se ríen al explicar que “en realidad se llama la Chichirigota, y la formamos junto con unas chicas que están en Ronzón y que a su vez tienen el grupo Las Barbitúricas. Cantamos en el mercado de Pola de Lena porque es un mercado social que no acaba de arrancar y queremos potenciarlo. La gente que vive en los pueblos del concejo de Lena y que se dedica al cultivo trae sus productos para vender, así que son verduras de cercanía. Y a Turón vienen los jueves a traer los pedidos que les hacemos”.
De lo que no hay duda es que El Llokal de Turón es un espacio tan vivo e imprevisible como sus creadoras. Y no hay que sorprenderse si al cruzar su puerta nos encontramos con una cesta de verduras ecológicas, escuchamos la música de Las Barbie Túricas, con las que se reúnen una vez por semana, o nos enamoramos de alguno de los productos artesanos que muestran en el escaparate. Todo es posible en este espacio que tiene un puntín de sana ‘llocura’ como sus impulsoras, pero sobre todo un corazón enorme y unas manos abiertas dispuestas a dar la bienvenida.