En plena Mariña Lucense, la localidad de Foz destaca por las imponentes playas de la zona, pero también por ofrecer calidad de vida y el ritmo tranquilo de una villa marinera. Lo mejor de la Galicia más turística, en la costa del Cantábrico.
Los diez mil habitantes de Foz están acostumbrados: en cuanto llega el buen tiempo la población se multiplica y la villa se llena de gente que busca disfrutar de lo que ellos tienen todo el año, verdes paisajes, playas naturales de merecido renombre y un entorno urbano con todas las comodidades.
Los veinticinco kilómetros de costa y playa son uno de los focos de atracción más importantes para el turismo: a Rapadoira, Llas y Peizás cuentan tradicionalmente con la distinción de Bandera Azul, mientras que Pampillosa, Fondás, Arealonga, Polas, Xuncos o Areoura no desmerecen en ocupación o paisaje. Pero el entorno natural tiene mucho más que ofrecer, en forma de diferentes áreas recreativas, rutas de senderismo y una ría, la de Foz, objeto de varias figuras de protección como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) o Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). También el entorno de los ríos Masma y Ouro están incluidos en diversas redes y títulos de defensa del medio ambiente.
En la localidad de San Martiño se puede ver una de las iglesias más antiguas de España, de estilo prerrománico.
En todo este contexto, destaca también el patrimonio etnográfico y cultural, ya que la historia de la zona es antigua y abundante. Es imprescindible visitar el castro de Fazouro, que data del siglo II a.C. y pertenece a los llamados castros marítimos del noroeste ibérico, ya que está situado en un promontorio costero. Es uno de los mejores conservados de la comunidad, junto al de Baroña, en A Coruña.
En la cercana localidad de San Martiño se puede ver una de las iglesias más antiguas de España, de estilo prerrománico (s. VI), con pinturas de los siglos XIV a XVI. En los alrededores está la fuente de A Zapata, escenario de leyendas y curaciones. Otros lugares de interés son las iglesias de San Julián de Nois y de Cangas, los restos de la fortaleza de Pardo de Cela en A Frouxeira, donde hay también un mirador y un área recreativa, o la Pena do Altar, que se supone destinada a usos druídicos.
Costa e interior, ocio y cultura: todos los factores confluyen en este pequeño concejo gallego, que permite así disfrutar de una visita completa que invita a quedarse más tiempo o, si no es posible, repetir.
Una villa para vivirla
El buen tiempo invita a pasear por las calles de Foz, tomar una deliciosa tapa, disfrutar del comercio de proximidad o acercarse a alguna de las fiestas de los meses de verano.
La Autovía del Cantábrico ha sido clave para el despegue de Foz como punto de referencia del Cantábrico gallego. Desde siempre ha sido referencia en la comarca de A Mariña, pero la mejora en las comunicaciones ha abierto nuevos horizontes para el turismo. Aún así, el veraneo focense es casi familiar, ya que la mayoría de los visitantes son habituales, y repiten año tras año. Es el caso de muchos asturianos, que tienen aquí una segunda residencia y que aprovechan los días libres para ir a relajarse sin tener que hacer grandes desplazamientos.
También en los últimos tiempos, Foz ha ido ganando terreno como foco comercial, con un comercio de calidad que complementa una escapada de un día o de fin de semana. Tiendas especializadas y trato personalizado caracterizan la oferta de la villa, que cuenta con una asociación de comerciantes (ACIA: Asociación de Comerciantes, Industriais e Autónomos de Foz) dedicada a fomentar el pequeño comercio.
La hostelería también tiene renombre, y es costumbre en Foz salir «de vinos» y acompañar la bebida con una tapa, cortesía de la casa. Los bares y cafés de la zona compiten por ofrecer el bocado más delicioso y fidelizar al cliente, y periódicamente hay iniciativas como la Ruta de la Tapa, que ya va por la novena edición, la Ruta de los Vinos o las Tapas de Libro, que coinciden con la feria del libro. A las tapas tradicionales se unen los platos típicos, donde no puede faltar el marisco propio de una zona pesquera.
Para los aficionados al bullicio también hay un mercado semanal, donde se pueden adquirir alimentos frescos, ropa, bisutería… todo a base de ir caminando entre los diferentes puestos, que compiten por conquistar la atención del cliente.
Es costumbre en Foz salir «de vinos» y acompañar la bebida con una tapa, cortesía de la casa.
Otra iniciativa es la puesta en marcha de un proyecto conjunto con el Ayuntamiento para semipeatonalizar las calles Álvaro Cunqueiro y Avenida de la Mariña, y habilitar aparcamientos. Se ha contratado a una empresa especializada para realizar el estudio previo, que luego se irá ejecutando por fases.
Además, los 143 establecimientos asociados ofrecen una serie de ofertas a sus clientes, que se actualizan periódicamente, y una tarjeta de comercio, que fideliza ofreciendo puntos con cada compra.
Un verano en la calle
Las Fiestas del Carmen, con sus típicas alfombras florales; las fiestas patronales de San Lorenzo, de Interés Turístico Nacional, o la Fiesta Normanda, que tras el éxito del año pasado vuelve a repetirse, son algunas de las citas que convierten el verano de Foz en una época para celebrar.
El 16 de julio las calles de Foz amanecen llenas de color. Pétalos de flores y adornos crean unas alfombras artesanas que luego pisará en procesión la Virgen del Carmen, patrona de los marineros. En una villa tan ligada al mar, estos días son de gran actividad, con verbenas, atracciones, fuegos artificiales y una gran «sardiñada» popular en la que se reparten miles de raciones.
El Carmen se vive intensamente en Foz, así que hay casi un mes para recuperarse hasta el 10 de agosto, fiestas patronales de San Lorenzo, que están declaradas de Interés Turístico. Durante todo el mes tienen lugar diferentes actividades como fuegos artificiales, un concurso de castillos de arena, deportes y juegos populares, actividades infantiles, conciertos y verbenas… El año pasado se presentó como novedad la Fiesta Normanda, y el éxito fue tal que este año se repite el 24 y 25 de agosto. Retomando el espíritu del Carnaval, que tanto seguimiento tiene en Foz (junto con la Semana Santa), esta fiesta se ambienta en la Edad Media, concretamente en el siglo IX: cuenta la historia que unos 300 navíos de tropas normandas intentaron conquistar Foz, siendo derrotados por los lugareños. Con el «Obispo Santo» al frente aquella batalla se rememora de forma festiva, con toda la villa caracterizada, con puestos de artesanía, juegos populares, teatro de calle… También hay actos como el nombramiento del Vikingo Maior, que se otorga a una personalidad relacionada con el concejo, y el desembarco en la hostelería, una invitación a entrar en los diferentes establecimientos de la villa. Con los asistentes disfrazados al estilo vikingo, el ambiente en las calles es de lo más divertido, y la Fiesta Normanda lleva camino de convertirse en una de las más concurridas de la zona.
Con los participantes disfrazados al estilo vikingo durante la Fiesta Normanda el ambiente en las calles es de lo más divertido.
Paseo de Malates
Esta nueva ruta de senderismo viene a unirse a la oferta ya existente: Río Ouro, Cornería, A Frouxeira o la Ruta de las Playas son algunos de los caminos señalizados para recorrer el concejo a pie o en BTT.
La zona de Malates, antiguo vertedero, se ha recuperado como zona arbolada y recreativa, muy próxima al campo de fútbol del mismo nombre. Para darla a conocer se ha habilitado una pequeña ruta de senderismo, de dificultad baja, que nace en el antiguo Varadero de César Beltrán Ares y termina en la Playa de Os Fondás. Por el camino se encuentran áreas recreativas, un parque infantil, paneles de inicio y fin de trayecto, así como otros explicativos de la flora y fauna a lo largo de la ruta. También hay curiosidades como los «pasos», piedras colocadas en los ríos para poder cruzar de una orilla a otra. Había que hacerlo en marea baja y con mucho cuidado, ya que eran muy resbaladizas; pero era una forma rápida de cruzar sin tener que caminar hasta un puente.