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martes 22, octubre 2024

Carlos Calleja, profesor. Autor de “Principios de opositor”

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Carlos Calleja es licenciado en Ciencias de la Educación Física y ha corrido en maratones, triatlones y carreras de larga distancia; también es profesor de Secundaria y recientemente acaba de conseguir la plaza de Inspector de Educación del Principado por oposición. Como fruto de todo este bagaje nace Principios de opositor, un libro sencillo y personal con el que intenta ayudar a todos los opositores. “Hay mucha analogía entre las carreras de larga distancia y preparar una oposición”.
En 2017 cofunda Opox Academia (Gijón y Oviedo) y con éste ya son dieciocho los años que lleva este profesor ayudando a preparar oposiciones con excelentes resultados.

La preparación para una carrera de larga distancia va más allá de correr, implica una comprensión profunda de resistencia física y mental que cada corredor ha de desarrollar antes de afrontar ese reto. Durante meses, los corredores se someten a sesiones específicas para mejorar resistencia, fuerza y técnica. En una oposición ocurre lo mismo.

-Acabas de autoeditar Principios de opositor. ¿Cómo está funcionando el libro?
-La verdad es que muy bien. Pecamos de modestos, hicimos una primera edición bastante limitada y ahora hemos tenido que sacar una segunda para poder hacer frente a la demanda. Se trata de un libro muy específico, para un público muy concreto, pero afortunadamente hay opositores que lo reclaman.

-Supongo que el camino de la autoedición tampoco tiene que ser fácil…
-Llevo 18 años preparando opositores, tengo mi propio proyecto bastante instaurado. Este libro venía a cubrir un campo que muchas veces en nuestra preparación nos cuesta llegar, facetas que competen más a la autonomía del opositor en su casa. Por eso me pareció interesante que ellos supiesen -de su propio profe- cómo se organizaba, cómo se gestionaba todo esto. En principio este libro nace para ayudar a mi propio alumnado, de ahí la tirada tan pequeña que hicimos.

-¿Cómo puede ayudar este libro a los opositores?
-Si no recuerdo mal fue el psicólogo Albert Bandura en 1977 quien hablaba del aprendizaje por imitación. No todo lo que aprendemos es a través de la memorización, muchas veces viendo a otras personas también crecemos. Nosotros en la academia esto lo tenemos constantemente en cuenta, traemos gente externa que da charlas altruistas, ponencias, para que los alumnos tengan otras visiones, otros referentes. En mi caso les cuento mi experiencia acompañada de un ramillete de estrategias, de claves, de maneras de organizarse para que ellos cojan las que consideren más viables para su vida y las puedan trasladar a su casa. Es un aprendizaje social por imitación.

-Dices que en el libro no se van a encontrar claves científicas si no una valoración personal de alguien que ha ayudado a preparar y ha pasado por dos oposiciones. En este caso, pueden mirar al profe y decir que él también lo ha conseguido.
-Este libro nace con la intención de ayudar a los demás, pero también tiene un lado reivindicativo. El que yo lo haya conseguido no es cien por cien extrapolable. El éxito de un opositor sólo se repetiría en idénticas circunstancias: mismo lugar, mismo momento y tribunal. Por eso no son bases científicas, ni siquiera el modo de enfrentarme a la oposición puede ser igual ya que la convocatoria puede ser diferente, por eso cada alumno ha de llevarlo a su terreno, a su forma de estudiar.

-Es un libro para todos los opositores, pero luego cada uno es una individualidad.
-Esa es la base de los principios del opositor y del entrenamiento. El principio de individualidad es fundamental. Yo explico cómo construir una agenda, pero también digo que no es lo mismo tener tres hijos, que estar soltero, que vivir solo o con pareja… hay circunstancias que hacen que el proceso sea diferente. Cada opositor debe trasladar eso a su vida y ver cómo lo puede aplicar.

Academia de enseñanza

-Cada capítulo toma de referencia un punto de entrenamiento deportivo. Hay muchas similitudes entre preparar una prueba deportiva de alta intensidad o larga duración y un proceso tan largo como son las oposiciones. ¿Qué te llevó a sacar este símil?
-Además de ser opositor, también soy licenciado en Educación Física, y he participado en varias carreras de larga duración, maratones, triatlones de media y larga distancia. El deporte y la oposición forman parte de mi vida. Ambos convergen de forma lógica. Cada principio de entrenamiento, cada capítulo, está situado en un lugar donde empieza algo, es una manera de entrenar-opositar.

-¿Qué requisitos debe cumplir un opositor -personalidad, actitud, aptitud- para emprender una carrera de fondo como esta?
-Es difícil hablar de requisitos, lo que sí es muy importante en primer lugar es tener claro a qué oposición me voy a presentar, lo que se denomina preparación competencial. No se estudia igual un examen tipo test, que una exposición ante un tribunal. Preparaciones online o esas exprés de fin de semana, son atajos que no suelen llevar al lugar deseado. La segunda clave importante es el aspecto organizativo: cómo es mi agenda, qué puedo darle a la oposición, cuánto soy capaz de sacrificar para entregárselo a la oposición.

-Opositar es sacrificar. ¿Cómo es este intercambio?
-A veces entregas mucho más de lo que recibes y otras veces la oposición te da lo que tú le das. Has de ser muy consciente -por eso es importante la ayuda externa- de cómo va a ser el momento de examinarte e intentar que todos los pasos vayan dirigidos ahí. La educación de la competencia y la educación en la forma de estudio es como si un piloto de Iberia se estudiase todo el manual, pero no se subiese a un simulador. Además del conocimiento en la preparación de las oposiciones incluimos simulacros de examen acompañados de asesoramiento externo de quien ha vivido ese proceso, ha formado parte de tribunales, o es profesor en la materia. Ese simulador de la vida real es la clave para que la oposición te pueda devolver lo que tú le das.

-También dices que se trata de un trabajo de equipo, aunque al final seas tú solo quien se enfrente al examen. ¿Quiénes forman parte de este equipo?
-Es un equipo multidisciplinar pero apoyado en dos ejes. Una parte te la aporta la academia. Nosotros en la academia disponemos de un conjunto de preparadores, asesores, en todos los campos en los que vas a necesitar respuestas. El otro eje de ese equipo es tu familia, tus seres queridos. Opositar es un sacrificio que lleva a veces cambios en el carácter, hay que sacrificar vacaciones, momentos de playa. Recuerdo la última oposición que estudié durante seis meses para presentarme a la plaza de Inspector de Educación; tres de ellos fueron en el verano y para no sacrificar las vacaciones de mi familia y pasar un rato con mi hijo en la playa, estudiaba de madrugada.

-Desde tu perspectiva, ¿cuáles son los principales pasos para identificar la técnica de estudio que mejor se adapta a cada persona?
-Lo primero que hacemos al inicio del curso con nuestros opositores es detectar sus puntos fuertes y débiles. Cada uno ha de ser consciente de a qué se va a enfrentar y a partir de ahí ver sus fortalezas y debilidades. Debe combinar el trabajo de adquirir conocimientos con otras acciones como exponer, debatir, etc. En la academia, con el apoyo externo, se centrará más en los puntos débiles, y en casa deberá de potenciar los débiles y, además, mantener los fuertes. Ese es el camino hacia un trabajo más individualizado.

-¿Qué errores son los que más se repiten?
-El aprendizaje exclusivamente memorístico es un error bastante frecuente. La potencia sin control no sirve de nada. Tenemos que darnos cuenta de que un tema tiene una serie de características, una estructura, una jerarquía, poner contenidos uno tras de otro no sirve para nada. ¿Cómo se combate esto? La palabra clave es la simulación, los simulacros de examen que te comentaba antes.

-¿Cuáles son las principales frustraciones que surgen entre los opositores y cómo se superan?
-El principal motivo de frustración es la incompatibilidad de la carga de agenda. Gente que, por circunstancias personales o familiares, se ve incapacitada para darle ese tiempo que nos demanda la oposición. Siempre digo que una persona opositora no es aquella que tiene cien trajes en el armario si no la que tiene dos y parece que siempre estrena. Esa es un poco la idea: aprender a gestionar y optimizar el estudio, y eso se hace con apoyo externo. Un estudio en solitario es demasiado denso, genera una mochila muy pesada y por tanto dificultades para seguir en el camino.

-Cuando hablamos de un opositor, parece que visualizamos a alguien hincando los codos solo en una habitación, y tú hablas de un trabajo en equipo.
-El opositar, simplificándolo mucho, implica tres partes, hay una que es esta que comentas. Hay otra que sería cuando hago una exposición para mí mismo o me genero debates para poner en palabras el conocimiento que poseo y por último, es cuando estoy en la academia con mi profesor que me aconseja tirar por un camino u otro, me da recetas, me escucha. Las tres partes son inseparables y necesarias.

Estudiante a oposiciones

-En esta situación de incertidumbre, de desigualdad que estamos viviendo, ¿crees que acceder hoy en día a una oposición tiene la misma relevancia que años atrás?
-El concepto funcionario en tiempos de incertidumbre como dices, es una garantía para un proyecto de vida. Está llegando mucha gente a la academia que viene de la empresa privada, tiene edad avanzada y necesitan redirigir sus vidas. Eso genera una mayor competencia. No podría compararlo con lo que ocurría hace cuarenta años, pero sí cuando yo empezaba en este camino. Se nota que la gente viene más preparada a nivel de estudios universitarios, idiomas… la competencia hoy es más feroz.

-Según las estadísticas, hay una mayor tasa de éxito a partir de los 35 años de edad y no en los más jóvenes, ¿por qué?
-El sistema de oposición está enfocado a que sea una rueda en la que vas adquiriendo puntos y experiencia, eso aumenta tus posibilidades de plaza. Aun así, hay un porcentaje de opositores -en nuestra academia puede rondar el 10 o 20%- que consigue sacar la plaza con cero experiencias. Eso también es un soplo de optimismo para los nuevos.
La gente que va cogiendo experiencia, puntos, también tiene compromisos, trabajo, familia con los que tiene que lidiar. Te diría que todo tiene sus pros y sus contras.

-La presión de una fecha de examen, ¿te hace ser más productivo? ¿Cómo se trabaja bajo presión?
-La salud mental es muy importante, todos lo sabemos. La capacidad de estar fuerte en los momentos en los que debes estarlo es esencial. En el libro hablo mucho de la alimentación, del descanso, horas de sueño, ejercicio físico, y por supuesto de esa presión. Gestionar esto en cada uno es un mundo, así como contar con el apoyo externo o familiar. Es muy importante cuidarse porque a medida que se acerca la fecha parece que inconscientemente metemos más horas de estudio y eso puede acarrear debilidad y la fatiga tanto física como mental, algo que hay que intentar combatir.

-El cerebro necesita descansar para que la información que tú asimilas llegue a la memoria a largo plazo. ¿Dónde está el truco?
-No sabría decirte cómo funciona el cerebro, pero sí cómo yo organizaba a mi cerebro para que fuese estructurando esto. Hay tres cosas muy importantes: Regular el descanso, no siempre hay que entrenar más que el día anterior. A veces, menos, es más. Segundo, descanso activo. Es decir, si voy a trabajar cuatro horas un lunes, no estoy todo el tiempo haciendo el mismo trabajo con la misma exigencia. Como vengo descansado del fin de semana, las primeras dos o tres horas me pondré con la tarea más exigente. La última hora, cuando aparece la fatiga, hago un descanso activo, es decir me cojo una tarea más liviana. La tercera cosa importante es que también tiene que haber un tiempo para la distracción, una buena dosis de ejercicio físico y buena alimentación. Caminar en la naturaleza, ir al gimnasio, salir a correr aporta un beneficio impagable.

-Llevas 25 años de profesor de secundaria, eres Inspector de Educación del Principado de Asturias, y dices que no has experimentado nada tan gratificante a nivel personal como cuando un opositor te llama para decirte emocionado que lo ha conseguido. ¿Qué sientes en ese momento?
-Es la mayor satisfacción que he experimentado, es la finalidad de mi trabajo. Al final del libro cuento una anécdota, pero podrían ser decenas de ellas. Una señora que me superaba en edad se derrumbó cuando me dijo que su vida ahora ya tenía sentido y los problemas que tenía con su hijo, la situación de inestabilidad en casa, se habían solucionado. Ahora todo el puzle empezaba a encajar. Eso es lo bonito de este trabajo.

-El vínculo con tus alumnos, además de como preparador, supongo que será también muy fuerte a nivel personal.
-Sí. Llega un momento donde necesitas conocerlos, entender de dónde vienen… Hace poco vino un matrimonio de la empresa privada que había dejado su trabajo por distintas razones, y necesitaban empezar una nueva vida. Depositaron aquí su confianza y hoy los dos tienen una plaza y su vida es distinta. Era importante conocer este caso, hacer simbiosis con ellos, ver qué necesitaban, cómo podían estudiar, y al ser matrimonio, cómo se podían ayudar uno al otro. En un año de preparación los dos lo consiguieron. Conociendo a tus alumnos puedes sacarles mayor rendimiento.

Carlos Calleja, profesor.
Foto cedida por C.C.

-Para definir esa individualidad tenéis que conocerlos bien…
-Sí, y ellos contarnos, compartir, exteriorizar sus miedos. Ayer sin ir más lejos, tenía una sesión con opositores donde alguno decía que su miedo era el debate con el tribunal. Eso es importante ponerlo en voz alta porque nos da pistas para reconducirle, para estudiar cómo vamos a trabajar en el aula ese tipo de debates, para ayudarle a diseñar armas que le permitan ir más tranquilo al examen.

-¿Qué índice de aprobados tenéis en la academia?
-En las últimas oposiciones tenemos un índice muy alto, superamos el 80% con carácter general. Pero al final has de ir a cada caso particular, hablar de porcentajes puede quedar muy bien, pero hay que ahondar más y ver por qué se sacó o por qué no.

-Una curiosidad a nivel personal. ¿Qué se te pasó por la cabeza cuando aprobaste estas segundas oposiciones el pasado año?
-Le comenté a mi mujer que me quería presentar y me inscribí seis meses antes al examen. Luego, una persona muy cercana a la academia me dice: “Estás loco, eres la cabeza visible de la academia, una referencia en preparación de oposiciones… ¿Has pensado qué pasa si suspendes?”. Y le dije: “Piénsalo al revés. ¿Qué pasa si apruebo?” Conseguí esa plaza gracias al trabajo con los opositores en los últimos 18 años. Sin ellos habría sido imposible. Por eso he decido pedir la excedencia en mi trabajo como Inspector para dedicarme a tiempo completo a la academia y poder seguir ayudando en este camino a la gente. Un camino que he recorrido dos veces, esta última con 47 años, un niño pequeño y circunstancias familiares muy especiales. Me siento con mucha más fortaleza, sé cómo se llega a este lugar y puedo ayudar a otros a hacerlo.

-¿Cuánto ha tenido que ver tu pareja en ese éxito?
-Todo. Es como si fueras remando y en tu piragua hubiera agujeros, si dejas de remar para taparlos, pierdes velocidad. Es ella la que tapa los agujeros mientras remo, sino me hubiera hundido. Fue una labor de equipo que siempre le agradeceré.

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