Despiertan las voces calladas y surge el cantar de sus gargantas con la fuerza de un torrente, obrando así el milagro de la música. Panderos, panderetas y castañuelas se unen para celebrarlo. El grupo Herbamora, que revolucionó el mundo de la canción asturiana fusionando música tradicional con electrónica, jazz y rock, vuelve 286 lunes después “faciendo ruiu de la meyor forma que sabemos”.
María Gavieiro, Elena Rodríguez, Natalia Nuño, María Vázquez y Paula Cristóbal vuelven once años después a armonizar sus voces al ritmo de sus panderetas con ese sello propio que hizo famoso al grupo. Paula nos cuenta cómo ha sido esta experiencia.
-Curioso nombre para este nuevo trabajo…
-El título de este tercer trabajo, 286 llunes, es el tiempo que hace que nuestras voces no suenan juntas encima de un escenario, once años de silencio vocal pero llenos de experiencias personales que nos han enriquecido y servido para llegar hasta aquí con fuerzas renovadas. Este nuevo trabajo esperamos sea una nueva revolución.
-¿Qué podemos encontrar en él?
-Las cinco canciones que forman este EP son tradicionales, pero con un toque de innovación. Las hay románticas que hablan de amores y desamores, otras que hablan de las labores tradicionales del campo, de la naturaleza y otras que invitan a bailar. Podemos encontrar un vals de Tresmonte (Ribadesella) en el que se puede escuchar la pandereta de Concha, una referente aquí en Asturias, que coincide que además es abuela de Elena, una de las componentes del grupo; dos sones d’arriba (de los concejos de Cangas del Narcea y Quirós); una siega de Ribadelago o un L.lixeru de Pajares. Son temas tradicionales a los que en alguna ocasión hemos introducido algún cambio de forma muy acertada tanto en las letras como a nivel musical, que han estado de la mano de Ruth Suárez, nuestra profesora de técnica vocal y canto que ha realizado además la producción del disco y los arreglos. También hemos incluido temas propios. Todas esas canciones llegan a nuestros días reclamando la necesidad de un empoderamiento femenino.
“286 llunes es el tiempo que hace que nuestras voces no suenan juntas encima de un escenario, once años de silencio vocal pero llenos de experiencias personales”
-Un grupo de mujeres percusionistas y cantantes, abandonando la vestimenta tradicional, se subieron en 2007 al escenario y de sus gargantas empezaron a salir sonidos nunca antes escuchados, fusión de música tradicional con electrónica, jazz y rock. Aquello fue una revolución.
-A nosotras nos encantaba tocar la pandereta, vestirnos con nuestra propia ropa y acercar la música asturiana a otros sonidos. Ese año sacamos nuestro primer disco, ¡Sali, L.luna!, con la colaboración de una banda de músicos importantes: batería, guitarra eléctrica, bajo eléctrico, teclado, flauta… con el que ganamos el Premio a la Mejor Canción en Lengua Asturiana, el Triskel digital a la mejor canción y obtuvimos varias nominaciones a los premios AMAS. Aquel trabajo tuvo muy buena acogida por parte del público. Era algo diferente escuchado hasta el momento, tanto de sonido como de combinación de voces. En Galicia ya existían pandereteiras como Mercedes Peón, Leilia o Faltriqueira que ya estaban haciendo cosas como esas, pero en Asturias no había pasado nada de esto. Ahora sí, tenemos formaciones como Muyeres que han hecho varios espectáculos con País Malva o Humanes reivindicando otra forma de hacer música tradicional.
-Después de aquel boom os desnudasteis con N’acústicu y trabajasteis la puesta en escena.
-Después de aquel disco rompedor necesitábamos seguir creciendo tanto a nivel personal como vocal. Trabajamos fuertemente la voz de la mano de Ruth Suárez, incorporamos nuevos instrumentos como el bouzouki, un instrumento de cuerda de origen griego, que tocaba magistralmente Elías García o el acordeón en las manos de Marcos García. El resultado fue un disco más íntimo que también nos pedía una puesta en escena más íntima. Se nos ocurrió preparar un atrezzo para aquel espectáculo que fuera como la sala de estar de una casa o un comedor. Ahora, para 286 llunes, hemos preparado una gira con dos formatos de directo: un espectáculo audiovisual con varias colaboraciones y conciertos en formato más pequeño. El 22 de marzo presentamos el nuevo disco en La Benéfica (Piloña), será un concierto muy especial con muchas colaboraciones de gente a la que queremos. Será algo único. Desde el escenario volveremos a reivindicar el poder transformador de la música y el folclore, su capacidad para generar un sentimiento de pertenencia que hagan que las cosas se muevan, evolucionen.
-¿Quién te enseñó a tocar la pandereta?
-María, otra de las compañeras del grupo, y yo vivíamos en Trubia y allí había un grupo de baile tradicional, El Nocéu, en el que ambas bailábamos desde niñas. Como casi todos los grupos de baile tradicional, las mozas aprendíamos a tocar la pandereta por aquello de servir de acompañamiento para las piezas de baile. Lo mismo les pasó a nuestras otras compañeras de grupo. Elena, la quinta componente del grupo, como te comentaba antes, es nieta de Concha de Tresmontes (Ribadesella) una de las pandereteras más reconocidas de Asturias, con una voz prodigiosa, que tocaba el pandero y la pandereta como los ángeles. Elena tuvo la suerte de criarse con ella y aprender a tocar ambos instrumentos.
-¿Por qué decís que la pandereta es una herramienta de empoderamiento femenino?
-Yo, y creo que al igual que mis compañeras, cojo la pandereta y entro en éxtasis. No sé cómo explicártelo, siento poder, la felicidad más absoluta. En el medio rural no siempre se ha sabido enaltecer el talento -voz, pandereta, baile- del folclore, es como si siempre estuviera ahí y no se valorara. Es un instrumento sencillo, humilde, que en nuestras manos y unido a nuestras voces genera una música que trasciende al propio instrumento. Por nosotras transitan melodías que en ocasiones no seríamos capaces de reinterpretar. Qué mejor homenaje para estas canciones con siglos de historia que vuelvan a ser actualidad a través de nosotras. Lo consideramos una gran responsabilidad. Además, hay una cosa cierta, y es que la pandereta cada vez está más en boga, se está creando una cantera muy buena de pandereteras y pandereteros.
“La pandereta es un instrumento sencillo, humilde, que unido a nuestras voces genera una música que trasciende al propio instrumento”
-¿A qué os han dicho que suenan vuestras voces?
-Suenan con poderío, con fuerza. Es como si la fuerza que tú tienes al estar todas juntas se multiplicara por muchísimo. En este nuevo disco hay dos temas que tuvimos que grabar de forma separada y luego se hizo la mezcla. Y la verdad es que no suena igual. Los tres siguientes los grabamos juntos y no hay color. Suenan con mucha más fuerza, seguridad, son otra cosa.
-¿Qué crees que no podemos olvidar de la cultura popular?
-Para nosotros es importante, de forma colectiva, seguir manteniendo la memoria vida de nuestros abuelos, la manera en que ellos nos enseñaron a ocupar los espacios públicos para, en cierta forma, reivindicarlos también con la música, la fuerza y el poder que tenemos. Nosotros estamos por esta militancia y además con un proyecto totalmente nuevo y rompedor. Estamos superorgullosas del resultado y esperamos mucho de estos 286 llunes. Nos sentimos muy empoderadas y creemos que la presentación de La Benéfica va a ser la leche, un verdadero fiestón. El directo es nuestro medio natural, las panderetas siempre se tocaron para bailar y para nosotras es lo más importante, vibramos con ello y si el público se suma, pues se convierte en algo maravilloso.
-¿Os dedicáis a la música de forma profesional o trabajáis en otra cosa?
-La música alimenta nuestras almas, pero profesionalmente cada una tiene su propio trabajo. Para sacar esto adelante tenemos que sacrificar tiempos de ocio, de vida personal, de donde podamos, pero como es nuestra pasión lo tenemos asumido.