Si me preguntas lo que yo te quiero,
no lo hagas con ese triste ademán;
y porque sonrío no soy un rufián.
Ni un instante dudes que por ti muero.
Sin temor piensa en nosotros primero;
no solo al besarme con poco afán;
parece estar delante el capellán
y sabes que mi amor es verdadero.
Vivamos con ilusión día a día;
en el futuro ignoro que me espera,
para casarnos; tiempo hay todavía.
Concibe mi dolor si te perdiera;
pues guardo en mi mente lo que yo haría.
A tí te amo, y no a una mujer cualquiera.