“El cuélebre es una criatura mitológica, perteneciente a la mitología asturiana, leonesa y cántabra, descrita como un ser con forma de serpiente y alas similares a las de los murciélagos. Sabéis que nos gusta interpretar la mitología asturiana a nuestra manera, tal y como hicimos anteriormente con el asturcornio y los espumeros.
En esta ocasión os presentamos a los cuelebrines. Los cuelebrines difieren un poco de sus parientes los cuélebres, aquellos temidos monstruos de leyenda protectores de ayalgues que tod@s conoceréis. El tamaño de los cuelebrines no suele superar los 30 cm de largo, y sus alas recuerdan más bien a las de los insectos. Comparten el gusto por las joyas y tesoros de los cuélebres, pero se diferencian de estos en que tan solo pueden custodiar hasta tres joyas por individuo (no se sabe si se debe a su pequeño tamaño o a su gran apego por los objetos de valor, que llegan a custodiar durante toda una vida). Su presencia está muy extendida por toda la región, sobre todo en zonas montañosas. Existen varias razas de cuelebrines, según la zona en la que habiten.
En pleno corazón de los Picos de Europa habita el Cuelebrín Termal. De escamas azuladas, cráneo cornudo y alas que recuerdan a las de las libélulas, este tipo de cuelebrín necesita pasarse la mayor parte de su vida bajo las aguas termales. Esto se debe a que, por las inusuales condiciones de su sangre, necesitan temperaturas superiores a los 50ºC para regular su propia temperatura corporal. Y las aguas termales de los Picos de Europa son el único lugar de la Cordillera Cantábrica en donde pueden encontrar temperaturas tan elevadas como para poder sobrevivir”.