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viernes 11, octubre 2024

Carlos Alonso, empresario, fundador de RK2

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La crisis agudizó el ingenio de este emprendedor asturiano que en pleno estallido de la pandemia decide poner en marcha RK2. Una idea de negocio que llevaba años rondando su cabeza y se basa precisamente en eso, en hacer recados a los demás. Ser esa persona de confianza en la que puedes delegar para casi cualquier cosa que tú no puedes hacer por falta de tiempo, no tener a quién pedir el favor o por una limitación física. Esta sencilla idea funcionó.

La empresa nació también con fuerte vocación social. “Son unos momentos difíciles para todos, vamos en el mismo barco y tenemos que arrimar el hombro. Por eso cuando empecé con RK2 lo primero que hice fue ofrecer envíos gratis a todo el personal sanitario. Trataban con la muerte cada día, se estaban jugando la vida y necesitaban más apoyo, así que me dije ‘voy a llevarles esas gafas que se les olvidaron en casa o el tupper de la comida…, ese fue mi granito de arena. Recientemente hemos lanzado una campaña en la que hacemos un 50% de descuento en los envíos a todas las personas afectadas por un confinamiento o cuarentena en sus casas. No quiero beneficiarme de las desgracias ajenas”.

-Tiene usted una inmobiliaria, ¿cómo afectó el Covid-19 a su empresa y cómo surgió esta nueva idea de negocio?
-Afectó totalmente. Soy autónomo y de repente me vi con mi negocio cerrado, con los mismos gastos, la hipoteca de la casa, mi hija y con cero ingresos mensuales. Siempre fui una persona muy emprendedora y había una idea que rondaba mi cabeza hace muchos años y este era el momento de ponerla en práctica. Observé que durante la cuarentena los que estaban en la calle eran precisamente los repartidores, en Cangas del Narcea nunca hubo un servicio de ese tipo, así que me puse a trabajar.

“La ‘revolución RK2’ es el cambio que experimentan los negocios que contratan nuestros servicios que pasan de vender sus productos de manera únicamente presencial a poder hacerlo a domicilio”

-¿Cómo fueron los comienzos de RK2?
-Surgió primero con un negocio cerca de mi casa, una pizzería argentina que regentan dos hermanos que hacen unas pizzas caseras riquísimas. Cuando tuvieron que cerrar les pregunté por qué no ofrecían servicio a domicilio y me dijeron que no tenían un volumen de ventas suficiente para permitírselo y entonces se me ocurrió un reparto compartido. Así que empecé con esa pizzería, y le siguieron bares y restaurantes de la zona que vieron en esto una oportunidad para seguir adelante con sus negocios. Al nacer RK2 ellos reanudaron su actividad.

Hice mucha labor comercial, llamé a tiendas de Cangas que no podían atender cara al público y les hablé de esta opción, les pareció genial y me puse en marcha. Empecé con una pequeña scooter que tenía y aquello no hacía más que crecer. Ahora tenemos cinco motos, dos furgonetas y cinco empleados directos en plantilla, no autónomos, gente conocida por mí o por lo menos con muy buenas referencias. No publiqué ningún anuncio para seleccionar personal porque mi idea es trabajar con gente que me diera garantías. Todos están dados de alta en la Seguridad Social, con seguro, las motos son de mi propiedad y pago a cada repartidor más que cualquier otra plataforma. Presumo, además, de emplear a gente de aquí.

-¿Qué características busca en un repartidor?
-Siempre he consumido mucho el servicio a domicilio y desde la perspectiva de cliente, tengo muy claro lo que quiero y lo que no. No quiero a alguien con una determinada ‘pinta’, con formas de actuar que no me gusten, que vengan jugando con el pedido, hablando con el móvil y no me digan ‘buenos días’. Exijo que sean agradables y educados con el cliente, que hagan bien su trabajo y sean eficientes.

Parte del equipo de RK2
Parte del equipo de RK2 / Foto cedida por RK2

-¿Qué es la ‘revolución RK2’ -como usted la denomina-, y cuántas empresas se han sumado?
-La ‘revolución RK2’ es el cambio que experimentan los negocios que contratan nuestros servicios, que pasan de vender sus productos de manera únicamente presencial a poder hacerlo a domicilio. Conseguimos que floristerías, tiendas de ropa, de alimentación, de electrónica, que no podían plantearse esa opción por su coste, ahora lo tengan gracias a nuestra empresa. Con esta fórmula compartida, también conseguimos reducir el coste de la mensajería urgente para otras empresas que demandan envíos a nivel interno.

No sabría decir cuántas empresas están ahora adheridas porque los que están contratando nuestros servicios son colectivos de empresas. Por ejemplo, Apesa, colectivo de pequeños empresarios del suroccidente, son ya cincuenta negocios. A ello añadimos empresas de Gijón, de Oviedo, también negocios independientes que no forman parte de asociaciones y particulares. Ahora estamos en conversaciones con el presidente de la hostelería de Asturias, queremos estar presentes también en Mieres y estamos estudiando abrir negocio en León. Hacemos todo tipo de recados.

-Parece mentira que algo tan sencillo y necesario no se le hubiera ocurrido antes a nadie…
-Es algo muy sencillo: el chico de los recados de toda la vida. No solo es que te vayamos a buscar el tupper a casa de tu madre o recoger ese pantalón que te acaban de arreglar, también podemos ir a por comida a un restaurante, hacer la compra, llevar el coche al taller, entregar los papeles de la matrícula de la niña al colegio, ir a tu casa porque se te olvidó la luz encendida, recogerte la correspondencia del buzón, podemos hacer cualquier recado que se te ocurra. Por eso se llama la empresa RK2, algo de toda la vida, pero escrito de una forma actual. Nuestro servicio es un poco de lujo, si no puedes hacerlo tú o estás a gusto en casa, te lo hacemos nosotros. Una llamada y el chico está en tu puerta.

“Cuando estudiaba recuerdo una frase que decía que en tiempos de crisis hay quien llora y hay quien vende los pañuelos, a mí siempre me gustó lo segundo”

-La crisis financiera de 2008 puso a prueba la solidez y flexibilidad de las empresas para poder salir adelante. ¿Nos encontramos en un escenario similar? ¿Servirán las mismas fórmulas para salir adelante que las que se utilizaron entonces?
-La crisis de 2008 estaba asociada al ladrillo. Tengo una inmobiliaria y me tocó vivir esa crisis en primera línea, lo que ocurre es que soy una persona optimista por naturaleza, los problemas son para solucionarlos. Precisamente abrí el negocio en 2010, en plena crisis y afortunadamente me fue bien. RK2 surge durante el confinamiento ofreciendo un servicio básico cuando la gente no se podía mover, ahora sigue siendo de gran ayuda. Si volvemos a un confinamiento bien sea total o parcial, nosotros seguiremos estando ahí.
La crisis que se avecina es muy complicada y va a ser difícil de remontar, porque no estamos preparados para este escenario tan incierto. En 2008 pudimos tirar de otros sectores, pero ahora no va a ser así porque este virus ataca a personas, es un enemigo invisible y afecta a escala mundial. Hay mucho miedo y poco movimiento. Como vimos, lo único necesario es la alimentación que es lo que nosotros, en mayor o menor, medida intentamos suministrar a la gente.

-¿Por dónde cree que pueden surgir las nuevas oportunidades de negocio?
-Cuando estudiaba recuerdo una frase que decía que en tiempos de crisis hay quien llora y hay quien vende los pañuelos, a mí siempre me gustó lo segundo. Los negocios que están floreciendo son los relacionados con la salud y la protección contra el virus: mamparas de metacrilato, aparatos de ozono que limpian espacios, mascarillas, guantes, gel hidroalcohólico, productos desinfectantes… Saldrán adelante las iniciativas relacionadas con las necesidades más básicas. Lo veo por la inmobiliaria, la gente que quería vender el piso por necesidad ahora lo pone a un precio más bajo para venderlo cuanto antes porque ve que se avecina una época de recesión. Si no se mueve el dinero no hay consumo. Solo hay que ver el sector de la hostelería nocturna, el mundo del fútbol, sin anunciantes, sin gente. Creo que será una crisis mucho más aguda que la de 2008.

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