La idea de la empresa Cycle Platform nació durante la pandemia. En medio de todo aquel caos que incluyó el cierre de muchos negocios este economista asturiano supo identificar una serie de necesidades que vio en el mercado de la moda -con el que estaba relacionado- y decide lanzar un proyecto útil y novedoso: una plataforma de venta y recompra de ropa. Su iniciativa acaba de recibir el Premio a la Mejor Startup en el Asturias Investor’s Day que organiza el IDEPA.
-Háblanos un poco de ti. ¿Quién es Daniel Sánchez y cómo un economista termina trabajando en el mundo de la moda?
-Estudie Económicas en Oviedo y tenía mucha conexión con el mundo del surf y el skate. Ya en el primer año de carrera había unas marcas americanas que no había en España que se pusieron de moda en los 90 y se vestían normal por la calle, te hablo de Quiksilver o Billabong. Así que nada más terminar los exámenes de febrero me cogí un avión y me fui un mes a California para contactar con aquellas marcas y conseguir un acuerdo de distribución para España y Portugal. Así es como empecé mi relación con el mundo de la moda. Luego tuve tienda en Oviedo muchos años y pasé del mundo del surf y el skate a lo que es pasarela, desfiles, etc.
-¿Qué tiene de especial tu iniciativa para haber sido reconocida con este galardón?
-La startup se encontraba en una fase muy primaria. Teníamos claros los conceptos, habíamos realizado los estudios, pero no teníamos la intención de lanzar esta idea al mercado nacional, estaba más enfocado al europeo. Pero un abogado relacionado con el IDEPA nos habló del Investor’s Day y decidimos presentarnos con la intención de ir cogiendo soltura cara también a captar inversores. No teníamos muchas expectativas porque era algo muy novedoso no solo dentro de Asturias sino a nivel nacional. Hablamos del mercado de lujo que es muy residual. Así que creamos un vídeo que sintetizase la idea de la empresa y el problema que queríamos solucionar, supimos explicarlo bien y el público lo entendió.
“La industria de la moda es la que más contamina del mundo y existe un problema importante a nivel mundial con los residuos textiles. Nosotros queremos aportar soluciones”
-¿Cuál es el problema y cuál vuestra propuesta?
-La industria de la moda es la que más contamina del mundo y existe un problema importante a nivel mundial con los residuos textiles. La sostenibilidad es algo que preocupa a las grandes marcas como Zara, Mango o Vuitton, y la generación millennials es sensible a estos temas. La UE está empezando a legislar en este sentido y eso nos va a afectar a todos a partir de 2025 con la recogida selectiva del textil en los hogares. Ante este problema, nosotros aportamos una solución. Somos una plataforma ecommerce donde vendemos marcas de moda de lujo y no tan lujo -Calvin Klein, Levi’s- y otras marcas más técnicas -The North Face, New Balance, Nike-. El consumidor podrá comprar de forma online como en cualquier otra plataforma, pero con la posibilidad de que al final de temporada pueda devolver esa prenda o calzado -bien porque se haya cansado de ella o porque no se lo pone- porque nosotros se la recompraríamos. Recogemos la prenda, la reacondicionamos y la ponemos a la venta en la misma plataforma tantas veces como lo permita la prenda. La vida útil de unas zapatillas es de dos o tres usuarios, pero un bolso de Chanel es casi eterno. Estos serían los dos extremos.
El propósito que perseguimos es acabar con el residuo textil y eso lo solucionamos al tener nosotros el control sobre las prendas. Una vez que termine la vida de la prenda estamos en condiciones de tratar el residuo de acuerdo con la normativa europea, es decir, evitando que vaya a un vertedero. Somos la única plataforma que integra todos los procesos de forma transversal desde que la prenda sale de fábrica hasta que termina su vida útil.
-¿Qué hacen las firmas con las prendas que no venden?
-Hasta hace poco, las cortaban y tiraban a la basura para que la gente no las cogiera para luego venderlas. Fue muy sonado el caso de Burberry que reconoció haber destruido ropa, accesorios y perfumes por valor de millones de libras. Hoy estas prácticas están prohibidas. Con lo que cuesta a nivel económico y medioambiental producir todo eso, no es de recibo que eso termine así.
A raíz de la nueva normativa las firmas suelen canalizar estas prendas a través de la cadena de outlets o mediante donaciones a entidades sociales. En último caso supongo que gestionarán con otras entidades para el tema de la reutilización y el reciclaje. Sé que en algunos casos las prendas las trocean y luego se lo venden a industrias para relleno de colchones o de asientos para coches.
-¿La reventa no puede parecer a priori que perjudica la imagen de exclusividad que venden las marcas de lujo?
-En España no es algo que se conozca mucho, pero existen muchas plataformas de venta de ropa de lujo de segunda mano en un montón de países con un alto nivel de comercialización. Al principio las marcas de lujo estaban en contra de estas plataformas porque hacían negocio con sus productos y ellos no veían un céntimo, pero tampoco podían impedir que un particular quisiera vender el artículo.
En nuestro caso, las marcas saben que todos los productos que vendemos son adquiridos en el mercado primario, saben los precios a los que los estamos vendiendo y además aportamos el valor añadido de reacondicionar las prendas, que siempre estarán como nuevas. En el caso de Nike, por ejemplo, cada vez que se revenden unas zapatillas cambiamos la suela, la caja, los cordones… es un artículo nuevo. Nosotros tratamos muy bien el producto de segunda mano para que el usuario pueda tener una buena experiencia. Pagamos a las marcas de lujo cuando les compramos una prenda nueva, pero como nosotros la vamos a revender varias veces, abrimos la posibilidad de darles una comisión por cada venta, eso les abre la puerta a beneficiarse de un pastel del que hasta ahora no participaban.
“Somos la única plataforma que integra todos los procesos de forma transversal desde que la prenda sale de fábrica hasta que termina su vida útil”
-La demanda de moda y complementos de lujo de segunda mano se duplicó durante el pasado año. ¿Crees que esta tendencia ha venido para quedarse?
-Muchísimo y no solo en el mercado de lujo. En Europa esta tendencia empezó hace dos o tres años y creo que será algo que se normalice cada vez más. Cada vez es más habitual que una persona, no adicta a la moda, se compre algo, lo use y lo revenda. Todo está cambiando. Hace unos años nadie creía que acabaríamos comprándonos ropa por internet sin probarla, pues con esto ocurrirá lo mismo. En nuestro caso garantizamos que cuando el artículo llegue al cliente, este no va a distinguir si es nuevo o reutilizado.
-A pesar de la crisis y la pandemia el mercado de lujo no se ha resentido.
-Sí, no para de crecer y lo seguirá haciendo en el mercado online. Mira qué nivel de negocio tienen por ejemplo Zara o Mango que hace tres o cuatro años que venden online; piensa que el lujo se ha incorporado mucho más tarde por aquello de seguir manteniendo la exclusividad del trato con el cliente y el control de dónde y a quién se venden sus artículos. Hay marcas como Chanel o Hermès que no venden la colección Prêt à porter online, solo lo hacen en sus tiendas físicas. Son mercados con mucho volumen de negocio a los que aún les queda mucho margen de crecimiento en el mercado online.
-¿Quiénes son vuestros clientes potenciales?
-Pues en la parte superior de la pirámide podríamos decir que se encuentra un cliente muy informado en moda que busca marcas exclusivas de diseñadores muy poco conocidos entre el público, pero sí entre los creativos de firmas con Inditex porque forman parte de sus fuentes de inspiración y son guía para marcar tendencia. Con un nivel adquisitivo medio-alto, de entre 30 y 45 años y, principalmente mujeres (un 75%).
En otro nivel estarían clientes de marcas como Calvin Klein, Kenzo, diseñadores que todo el mundo conoce. Y seguiremos bajando hasta llegar a un público mucho más amplio con productos de Nike, Adidas, Patagonia, The North Face, marcas dirigidas al público joven sobre 20 o 25 años que va a poder comprar diseños originales y ediciones limitadas que por ejemplo no hay en El Corte Inglés.
-¿En qué fase de desarrollo se encuentra ahora la empresa?
-Hemos constituido la sociedad con una ronda de financiación con pequeños inversores que conocían este proyecto desde el principio. Muchos son de Asturias y otros están relacionados con el mundo de la moda. Tenemos contacto con algunos fondos de inversión para aportaciones un poco más serias en una segunda fase de financiación, pero vamos a esperar un poco. Queremos tener la web en marcha, algo de producto, acuerdos con las marcas, estamos haciendo pedidos para la moda primavera-verano 2023 y queremos tener algo de invierno para poder vender a partir de septiembre.
“Cada vez es más habitual que una persona, no adicta a la moda, se compre algo, lo use y lo revenda”
-Tú que eres un poco visionario, ¿cómo imaginas el futuro del mundo de la moda?
-Se habla mucho del metaverso que se pretende trasladar a todos los ámbitos de la vida y la moda no iba a ser menos, aunque yo no lo visualizo mucho. Puede llegar a ser un negocio millonario, de hecho, ya hay firmas que están trabajando en esta línea, pero no creo que sea un cambio como pasó con el comercio online que fue de repente. Me cuesta visualizar que alguien compre una prenda en formato digital para ponérsela a un avatar porque la moda, al fin y al cabo, es como la comida, es una experiencia que te toca sentimientos y aporta sensaciones. Ese otro mundo me parece muy frío.
En otra línea sé que se están investigando tejidos para hacerlos menos contaminantes, las pieles cada vez se utilizan menos y en su lugar se están creando otros materiales a base de algas o tejidos sintéticos. La evolución de la moda creo que va a ir más por esta línea, y por la de la creatividad, ten en cuenta que esta es la industria más dinámica del mundo, más aún que la tecnología. Mientras Apple saca un iPhone cada año, cualquier marca de ropa habrá sacado como mínimo cuatro colecciones y detrás de eso hay muchísima gente implicada creativos, proveedores, fabricantes. Zara por ejemplo puede innovar unas cincuenta veces al año.
-¿Barajas la posibilidad de que alguna vez la plataforma aterrice en una tienda física?
-Sí, alguna vez lo pensamos, pero más por sueño o gusto que por que fuese rentable a nivel de negocio. De abrirla sería por ejemplo en París y estaría más orienta a la experiencia. No sería solo una tienda donde realizar una compra sino un espacio donde la gente joven conecte con la moda y con todo lo que le rodea, que fuese un sitio donde también puedes ir a pasar el rato. Para podernos plantear algo así antes hemos de haber desarrollado otras fases como abrirnos al mercado americano o asiático.