Saltapraos es una marca de ropa infantil creada con mucho mimo por dos madres –Iris y Dafne– que además son hermanas, al poco tiempo de nacer sus hijos. Lo que empezó como una mera distracción se ha convertido en un ambicioso y joven proyecto: confeccionar a mano ropa para los peques, cómoda, alegre, duradera y respetuosa con la piel y el medio ambiente. Hablamos con Iris González Fernández, una de las fundadoras.
-¿De dónde os vino el gusto por la aguja?
-La afición nos llega cuando nacieron los peques, el de mi hermana Dafne fue el primero. Antes habíamos hecho algo de costura, pero a nivel básico. Es a partir de aquí cuando empezamos a ver los diseños de la ropa que nos gustaba para nuestros peques, elegir las telas que queríamos utilizar, respetuosas con el medio ambiente como el algodón orgánico.
-¿Qué es para vosotras Saltapraos y cómo surge la idea de crear algo así?
-Pues nace con el deseo de conciliar el trabajo y la crianza. Nuestros pequeños saben que mientras están en el cole, sus mamás están cosiendo en casa. La cosa se complica cuando alguno de ellos se pone enfermo y tenemos que atender a ambas cosas. Creemos en la crianza respetuosa con la infancia y el medioambiente por eso nos parece fundamental facilitar la libertad de movimientos a los peques con prendas que sean cómodas, con las que puedan correr, saltar, trepar, que además sean de colores y estampados alegres y divertidos para ellos.
La idea surge en 2021 pero tomó forma en marzo de este año y en junio ya estábamos vendiendo en nuestro primer mercadillo en Cabranes con el stock que teníamos hasta ese momento. Luego participamos en alguna feria, en el mercado tradicional de Oles (Villaviciosa) -que funciona muy bien- y ahora los fines de semana estamos en la playa de La Espasa (Caravia). En unos días iremos a Corvera donde se va a celebrar el Día de Asturias. Apostamos por el comercio de proximidad, la fuerza de lo cercano y el contacto con el público. A partir de ahí vemos las cosas que funcionan y lo que no.
“Hacemos diseños de ropa que nos gusta para nuestros peques, con telas alegres, de calidad y respetuosas con el medio ambiente como el algodón orgánico”
-Además de mercadillos también tenéis venta online.
-Vendemos a través de Instagram y Facebook, pero vamos poquito a poco. Mantener esto exige mucho trabajo sobre todo para personas, como nosotras, que no tenemos experiencia en redes sociales. Vamos aprendiendo sobre la marcha, en el propio movimiento y sobre todo con los errores. Tenemos a una amiga que nos echa una mano en este terreno para tener una presencia y una calidad. Ahora estamos preparando la temporada otoño-invierno con nuevos diseños, telas más gorditas, y cuando tengamos lista la colección empezaremos con los envíos.
-¿En qué os inspiráis para crear los diseños?
-Nuestro proyecto está muy relacionado con la naturaleza y medio ambiente. Tenemos muy en cuenta la libertad de movimiento de los peques, confeccionamos prendas amplias y holgadas, evolutivas, con un dobladillo que permite adaptar la ropa según vaya creciendo el niño/a. No utilizamos botones para fomentar la autonomía. En definitiva, son prendas muy cómodas, de estampados alegres, transpirables y de calidad. Todas nuestras telas tienen certificado Gots que garantiza que se cumplen los criterios más estrictos en su producción, sin químicos ni tintes dañinos para la piel, cultivos orgánicos sin pesticidas, respetando los ciclos de la tierra y reduciendo el consumo de agua en su proceso. Además, garantiza el respeto a los trabajadores, salarios dignos y prohíbe absolutamente el trabajo infantil. Nuestro proyecto es vegano al cien por cien, no usamos ningún producto de origen animal. Las etiquetas están hechas con cartulina reciclada y los embalajes son ecológicos.
-Eso de los diseños evolutivos son todo un puntazo, sobre todo desde el punto de vista del consumo…
-Claro, está pensado desde el punto de vista del consumo responsable puesto que la industria textil es la industria que más contamina. A veces te regalan ropa de bebé que solo se han puesto un par de veces. Nuestro tallaje va de 6 meses a 2 años; de 2 a 4 años; de 4 a 6, y vamos a ampliar tallaje hasta los 10 años. Cada prenda como mínimo te puede durar 2 años y eso está muy bien porque alarga la vida de la ropa.
-¿Qué es lo que más os apasiona de vuestro trabajo?
-El crear juntas y compartir el trabajo: comprar las telas, ir a mercados… Mi hermana vive en Gijón y yo en Cabranes, así que empezamos por repartirnos la tarea y a partir de ahí comenzamos a crear. Lo que más me gusta es cuando nos juntamos, la combinación de ambas, porque aunque seamos hermanas tenemos gustos muy distintos. Luego nos toca observar y ver qué funciona mejor. Es toda una aventura.
La idea es que vaya cogiendo velocidad la venta online y que las ferias sean cosas más puntuales. Conciliar es difícil, cuidar a los peques nos lleva mucho tiempo, pero queremos apostar por ello, forma parte de nuestra filosofía. De momento, la abuela nos echa una mano.
“A veces te regalan ropa de bebé que solo se han puesto un par de veces. Cada una de nuestras prendas como mínimo te puede durar dos años. Somos una empresa que trabaja para minimizar la huella de la industria textil”
-¿Qué aceptación tienen vuestras prendas?
-Pues a quien le gusta le gusta muchísimo y eso es todo un subidón. Hay gente que conoce este tipo de prendas y las busca. No hace falta que les expliques nada, les encanta. Y quien no lo conoce se lo explicas y alucina. Por el momento, tiene buena acogida, la gente nos escribe o nos lo dice en persona. Eso nos anima a seguir adelante.
-¿Todas vuestras prendas están confeccionadas a mano?
-Sí. Diseñamos, cortamos, cosemos, combinamos colores… todo lo hacemos nosotras y cada pieza es única. Nuestro sueño es tener un taller donde podamos las dos coser juntas, hoy lo hacemos cada una en su casa. Así rendiríamos más, trabajaríamos mejor y aprenderíamos más rápido. Las dos nos compenetramos mucho y yo aprendo mucho de Dafne.
-¿Es la primera vez que os lanzáis a una aventura así?
-En mercadillos llevamos casi toda la vida. Nuestros padres vendían plantas en los mercados, también participábamos en ferias medievales… desde pequeñas hemos participado en cosas cara al público. Lo que pasa es que la vida de mercadillos y ferias, cuando tienes peques es dura porque te exige estar fuera de casa y eso es cansado tanto para ellos como para nosotras. Ahora bien, creo que es una muy buena forma de darte a conocer, cercana y humana.
-¿Qué dificultades os habéis encontrado como emprendedoras y cómo las habéis resuelto?
-Estamos despistadas en las redes sociales y mover todo esto de forma profesional nos está suponiendo todo un reto. Tienes que estar todos los días publicando cosas, actualizando contenidos para atraer a la gente y eso lleva un tiempo. Vamos poco a poco. Por otro lado, tenemos pendiente el tema del asesoramiento para que nos ayuden a enfocar nuestro negocio para conseguir más rentabilidad y ver a qué ayudas podemos optar. La Cámara de Comercio nos va a ayudar a hacer un plan de empresa, pero será para después del verano. Nos gustaría que todas estas cosas las hubieran enseñado en el cole, así te allanarían el camino.
“Con nuestras prendas pueden saltar, trepar, mancharse y luego quedan como nuevas. Es importante tener en cuenta a estas ‘personitas’ que son personas, al fin y al cabo”
-¿Qué creéis que aporta vuestro proyecto al mundo de la moda infantil?
-Somos un proyecto humilde que nace con una clara filosofía detrás. No somos pioneras, ni hemos inventado nada. Son prendas confeccionadas por nosotras, con materias primas de calidad que hablan de libertad, alegría, diversión. Somos una empresa que trabaja para minimizar la huella de la industria textil. Queremos que el planeta que vamos a dejar a nuestros hijos e hijas sea lo mejor posible y eso está en nuestra mano.
-A la hora de decidir, ¿son los padres o los hijos quienes tienen la última palabra?
-Uff… no te podría generalizar. Por ejemplo, mi hija lleva decidiendo desde que empezó a caminar, y te hablo de decidir hasta los calcetines. Respecto a nuestras clientas, muchas de ellas crían a sus hijos de manera respetuosa, les dejan elegir para depositar en ellos esa confianza. Al final, son los peques quienes eligen, se prueban y lo tienen claro.
-Cuando éramos pequeñas te vestían tus padres sin preguntarte si estabas cómoda o no. Cómo han cambiado las cosas…
-Ahora se le da importancia a la infancia. Bueno, hay de todo, las personas que no lo respetan no van a venir a comprar nuestra ropa, lo tengo claro. Aún sigues viendo por ahí a niños rodeados de peleles y con ropa que es de todo menos cómoda. Con nuestras prendas pueden saltar, trepar, mancharse y luego quedan como nuevas. Es importante tener en cuenta a estas ‘personitas’ que son personas, al fin y al cabo. Y si nosotros les empezamos a dar voz, a sentirlos y tomar en cuenta sus opiniones van a aprender a respetar también la de los demás y eso puede hacer cambiar el mundo. Esa es la esperanza.
-Una curiosidad, ¿de dónde viene la palabra saltapraos?
-Después de una lluvia de ideas esa fue la que más nos convenció. Queríamos un nombre que estuviera relacionado con la naturaleza, los charcos, el movimiento y la vitalidad de los niños, la ecología. “Saltapraos” nos convenció, era un nombre asturiano, nuestro, y aunque no sepas que significa saltamontes, te sugiere saltar-praos que es lo que pueden hacer los niños con nuestra ropa.
Muy guapo el nombre, muy guapas las costureras y muy guapo el proyecto.
¡Ánimo y mucha suerte con todo!