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sábado 20, abril 2024

Lalita Estudio. El Paraíso convertido en joyas únicas

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Cristina Fernández pone pasión a las formas que va imaginando y hace que todo parezca sencillo. Ha convertido con trabajo, paciencia y su toque de magia personal todas esas ideas que revolotean en su cabeza en joyas únicas. Sus diseños entrelazan historias, y dotan a cada una de sus piezas de identidad propia.

Cristina Fernández, fundadora de Lalita Estudio
Cristina Fernández

-¿Qué hacías antes de dedicarte al diseño de joyas? ¿Qué te hizo meterte en este mundillo?
-Soy diplomada en Turismo, pero la realidad es que ejercí muy poco en esta profesión, trabajé durante un tiempo en varias empresas, en oficinas, pero siempre tuve una gran habilidad para las manualidades y luego mucha curiosidad por aprender a hacer cosas nuevas. Empecé haciendo velas y luego jabones, todo ello con productos naturales.
Siempre me gustaron las joyas, la bisutería… era una asidua de las ferias de artesanía, me volvían loca, pero nunca me podía comprar nada porque me quedaba todo grande. Mi muñeca es pequeña, mis dedos son finos y me daba rabia no encontrar nada a mi medida. Un día escuché que había un taller de fin de semana donde te enseñaban a diseñar tus propias joyas, y allí me apunté. Esa pasión se despertó y ha hecho que dejase mi trabajo para crear esta empresa y la verdad es que no me puedo quejar.

-Comentas que haces una artesanía contemporánea, inspirada en el paisaje asturiano. ¿Qué es lo más más te inspira del lugar donde vives?
-Vivo en Porrúa (Llanes) en la zona rural y este lugar me encanta, todo cuanto me rodea me parece inspirador. Mis padres son asturianos -de Tapia de Casariego y de Navia- y emigraron a Venezuela en la posguerra, allí nací yo, pero siempre veníamos aquí de vacaciones y aunque vengo de la zona del Caribe donde la naturaleza es muy exuberante, cuando llegaba aquí me quedaba maravillada de todas las tonalidades del verde, de los olores a eucalipto y pino cuando abrías la ventana, de la costa salvaje. Eso no lo tenía en Venezuela y me encantaba, me sentía como en mi casa.

“Aunque vengo de la zona del Caribe donde la naturaleza es muy exuberante, cuando llegaba aquí me quedaba maravillada de todas las tonalidades del verde, de los olores a eucalipto y pino cuando abrías la ventana, de la costa salvaje”

-Trabajas con plata reciclada, ¿de dónde procede?
-Existen empresas recuperadoras de materias primas -oro de los móviles, paladio de los catalizadores del coche- que en este caso en concreto compran a industrias tecnológicas y médicas metales nobles como la plata para luego revenderla. La plata es plata siempre y sus propiedades no cambian, aunque antes haya sido empleada para otra cosa, está en perfectas condiciones. Utilizo también cobre y latón reciclados, materiales que normalmente oxido de manera natural para luego someterlos a un proceso de lacado, lo que le da un colorido muy vistoso. Empleo vidrios marinos, trozos de botellas o frascos rotos que han caído al mar y después de la erosión de las olas, las rocas y demás aparecen en nuestras playas con formas redondeadas de lo más variado. Ahora estoy experimentando con las botellas de plástico PET -de agua mineral, de zumos-, he hecho algunas piezas y las tengo en observación para estudiar si se degradan, si cambian de color, si manchan la piel… estoy en la fase de pruebas en mi pequeño laboratorio casero de I+D+i (risas).

-¿Cómo definirías tu estilo?
-Pues mira, me gusta hacer joyas originales que no sean las típicas que encuentras por ahí. Joyas que a mí me gustaría encontrar en una tienda y no veo. Hago piezas para personas que les guste diferenciarse más por sus accesorios que por su ropa.
Todos mis diseños siguen las técnicas tradicionales de la orfebrería que fusiono con diseños contemporáneos y todas las piezas tienen una historia detrás que me gusta explicar: de dónde proceden los materiales, en qué me inspiré… eso a la gente le gusta. Son diseños que llevan su tiempo, que exigen mucha dedicación y que, sobre todo, llevan alma. Me gusta cuidar todos los detalles y siempre busco materiales que perduren.

“Todos mis diseños siguen las técnicas tradicionales de la orfebrería que fusiono con diseños contemporáneos y todas las piezas tienen una historia detrás”

-En el proceso de creación de una de tus joyas, ¿piensas en quién la va a llevar?
-Unas veces sí y otras no. Tampoco quiero que sea una cosa que me condicione porque si no te apartas un poco de la esencia de lo que tú eres. Lo que sí pienso es que esa pieza formará parte de la vida de una persona, es algo vivo que le acompañará. Al mismo tiempo intento que sea un diseño comercial, que guste y que se venda porque hay que comer, pero no creo pensando en alguien en concreto.

-“Tesoros del mar”, “Porruano” o “Pátinas” son los nombres de algunas de tus colecciones. ¿De qué creación te sientes más orgullosa?
-Me gusta mucho la última, “Arrecife”. Además, está teniendo muy buena aceptación. Me recuerda a los relieves de la costa asturiana, a esos maravillosos acantilados. Me encanta el mar, es una de mis fuentes de inspiración y creo que esta colección funde ambas cosas, mar y artesanía.

“La colección Arrecife me recuerda a los relieves de la costa asturiana, a esos maravillosos acantilados”

-La inspiración ¿surge o la buscas?
-Una vez que termino una colección mi cabeza ya está pensando en la siguiente. A veces me despierto por la noche y digo… “tengo que apuntar esto antes de que se me olvide”. Mi cabeza no para de crear, de imaginar y siempre cosas diferentes. Si miras mi web verás que no hay dos cosas parecidas.

-¿Qué relación tienes tú con las piezas que creas? ¿Qué dicen de ti?
-Recuerdo todas y cada una de las joyas que hago. Y si las vendo en una feria, sé quién se las llevó. Son como mis hijos, tengo una especie de unión con ellas. Mis piezas son originales, diferentes, intentan llamar la atención, pero sin caer en las exageraciones, sin brillos espectaculares; me gusta que sean el centro de atención del look de la persona que las lleva, pero sin robarle protagonismo. Cada una lleva una parte de mí.

Brazalete y pendientes de plata y labradoritas de Lalita Estudio
Brazalete y pendientes de plata y labradoritas

-Dices que detrás de cada una de tus creaciones hay valores. ¿Cuáles?
-Reciclaje, sostenibilidad y compromiso con la economía circular. Yo remodelo joyas, doy una nueva vida a materiales que ya existen a partir de enfoques artísticos innovadores. Creo que una joya puede tener muchas vidas. A veces tenemos un montón de joyas que heredamos, que no nos gustan y sabemos que no las vamos a poner en la vida. Pero esos materiales en realidad están vivos, se pueden volver a fundir y se puede rediseñar una joya completamente nueva a tu estilo, a tu gusto. Siempre digo que hay más oro en los joyeros de las abuelas que en el subsuelo de la tierra y esos materiales hay que usarlos, reutilizarlos en vez de seguir extrayendo más, porque los recursos del planeta son limitados y hay que reducir a la mínima expresión el nivel de residuos generados.

-La idea de emprender suele ir ligada a una sensación de vértigo. ¿Fue ese tu caso?
-Por supuesto. Todos y cada uno de los días tengo esa sensación. Hay meses que son mejores y en otros parece que la cosa va más lenta, pero no me arrepiento de nada porque esta ha sido la única forma que he encontrado para conciliar mi vida profesional con la familiar -tengo dos niños pequeños-. Vivo en una zona rural donde las opciones de trabajo son en el sector de la hostelería y poco más, mi marido es donde trabaja y no nos podíamos dedicar los dos a ello porque alguien tenía que quedarse con los niños. Decidí poner en marcha este proyecto y entregarme al cien por cien. Disfruto con mi trabajo, desconecto y me encanta. Pero no niego que da miedo dar ese primer paso y que también te surgen dudas en el camino.

“Una joya puede tener muchas vidas. A veces tenemos un montón que heredamos, que no nos gustan y sabemos que no las vamos a poner en la vida. Pero esos materiales están vivos, se pueden volver a fundir y se puede rediseñar una joya completamente nueva”

Cristina Fernández, fundadora de Lalita Estudio, en su taller
Cristina Fernández en su taller

-¿Se puede llegar a vivir del diseño de joyas?
-Ahora mismo… apretadito, pero sale adelante. El negocio tiene que crecer, tengo que dar a conocer más la marca. En ese sentido también he tenido que aprender de los diseños que gustan aquí en España, no somos iguales los latinos a los españoles. Por otro lado, hablamos de un sector que tiene temporadas, no te pones lo mismo en verano que en invierno, ni usas los mismos colores, tamaños o formas. Han sido años de un aprendizaje diario, donde siempre descubres cosas nuevas que incorporas y te enriquecen.

-¿Cómo comercializas tus productos?
-A través de la página web y luego también voy a ferias de diseño porque a las de artesanía todavía no he podido entrar, hay una larga lista de espera. También estoy hablando con algunas tiendas por la zona de Llanes, Ribadesella, Posada para que vendan mis diseños… pero ahora no es muy buena época porque muchas de ellas cierran en invierno. Estoy haciendo labor comercial y espero que cara a Semana Santa y verano todo se empiece a mover de otra manera.

-¿De dónde viene el nombre de Lalita Estudio?
-Pues mira Lala es como todos llamaban a mi madre. Mis padres tuvieron que emigrar en unos tiempos muy complicados, viajar en barco durante dos meses hasta llegar a Venezuela. Afortunadamente pude traérmelos de vuelta hace ya varios años. Así que cuando nació este proyecto decidí ponerle Lalita en honor a ella y también para darle raíces al proyecto.

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