A pesar de que la crisis se ha hecho notar en el cierre de algunas empresas, el Polígono Industrial de Falmuria mantiene una actividad fluida, beneficiada por el correcto estado de sus instalaciones.
Prendes es una pequeña parroquia del concejo de Carreño, que entre otras cosas da nombre al polígono cercano, también conocido como Falmuria. Allí se alojan algo menos de sesenta empresas no contaminantes, con una ocupación variada -electricidad, carpintería, metal, servicios…-, además de las actividades formativas en los talleres de la Fundación Metal, servicios hosteleros, y una gasolinera. De forma voluntaria, muchas de estas empresas se agrupan en ASPEFA, Asociación de Propietarios y Empresarios de Falmuria. Gracias a las cuotas de los asociados se pueden acometer determinados proyectos y hacer presión ante las administraciones para que solventen problemas a los que los empresarios no pueden hacer frente solos.
«Desde la asociación estamos presionando para poner pasos de peatones, porque no hay ninguno en el polígono. El Ayuntamiento se ha comprometido a llevarlo a la práctica, pero de momento se ha retrasado, suponemos que por motivos económicos», dice Víctor Menéndez, presidente de la Asociación. «Desde luego es un tema que no puede caer en el olvido -apunta el vicepresidente de ASPEFA, Ángel Villabrille- pero se ve que no es tan fácil como parece, y hace falta un estudio técnico, que es lo que se está demorando».
Hablando de estudios, cuenta Menéndez, está en mente encargar uno para la instalación de cámaras de seguridad: «como no tenemos capacidad económica para contratar vigilancia, pensamos que ésta puede ser una solución viable. Ya hay varias empresas que se han puesto en contacto con nosotros, aunque de momento no se ha concretado nada». Otro de los proyectos que se manejan es instalar contenedores industriales por el polígono; y es que, en función de sus limitados medios, la Asociación va haciendo pequeñas mejoras, como la instalación del directorio de empresas situado a la entrada del polígono.
El polígono nació por iniciativa de una empresa privada, que quebró hace un tiempo, y actualmente se encuentra en el proceso de ser recepcionado por el Ayuntamiento, un trámite del que se desconoce la agenda a seguir.
Proyectos para el día a día
Angel Villabrille fue de los primeros en
instalarse en el polígono: «hará unos diecinueve años» -calcula- «y debíamos de estar aquí seis naves abiertas». El polígono nació por iniciativa de una empresa privada, que quebró hace un tiempo, y actualmente se encuentra en el proceso de ser recepcionado por el Ayuntamiento, un trámite del que se desconoce la agenda a seguir.
También sigue pendiente el tema de la ampliación, conocido como Falmuria Este. «Hablar, se habla del tema», se encoge de hombros Víctor Menéndez, «pero una cosa es hablar y otra llevarla a la práctica.
Este tema depende de las administraciones, más que de nosotros, y no tiene un plazo definido».
De momento, y sin ampliación a la vista, las infraestructuras del polígono están en un estado razonable y los servicios básicos cubiertos -luz, recogida de basuras…-. Una empresa externa se ocupa de la limpieza general del polígono cuatro veces al año, una labor de mantenimiento que ya quisieran para sí otras zonas industriales de tamaño similar, y que se financia mediante un convenio entre el Ayuntamiento y la Asociación de Empresarios. El Ayuntamiento se encarga además de los pequeños arreglos del día a día, como reponer bombillas o contenedores
Hace aproximadamente dos años se construyó un aparcamiento de noventa plazas, que solucionó un problema que en su momento era acuciante y hoy está totalmente controlado. «Ahora mismo tenemos aparcamiento suficiente para el movimiento que hay en el polígono», valora el presidente de la Asociación, «porque también hay que tener en cuenta que el volumen de circulación de coches y camiones ha bajado en los últimos meses». A descongestionar el tráfico contribuye también el transporte público aunque, si bien es una posibilidad -el polígono se incluye en la ruta del autobús Gijón-Avilés varias veces al día- en su momento también se intentó sin éxito incrementar la frecuencia de paso de los autobuses, lo que supone que la mayoría de la gente que acude a Falmuria use su vehículo particular.
De momento, y pese a las dificultades, comunes en su mayor parte a la mayoría de áreas industriales de un tamaño similar, el ritmo de trabajo en Falmuria es fluido y no presenta mayores complicaciones. Desde la Asociación de Empresarios siguen además trabajando para conseguir pequeñas mejoras y presentar nuevos proyectos y reivindicaciones ante las administraciones competentes.