Potenciando la ‘n’ de su nombre, Cabranes se revela como un concejo dispuesto a diferenciarse de los demás. Su producto estrella es el arroz con leche, que este mes celebra unas jornadas cada vez más multitudinarias.
En el interior de la Comarca de la Sidra, Cabranes ofrece paisajes de suaves lomas y colores verdes. A poco más de treinta kilómetros de Oviedo o Gijón, el auge del turismo rural en el concejo ha permitido que cada vez más visitantes lleguen buscando una escapada tranquila, sin tener que renunciar a la cercanía y a la oferta cultural de las ciudades o a los servicios de las grandes villas comarcales, como Nava o Infiesto.
A medio camino entre las impresionantes montañas de los Picos de Europa y las hermosas playas del Cantábrico, Cabranes permite intuir todas las posibilidades y organizar la visita sin renunciar a nada. Pero no hace falta salir del concejo tan rápido. Antes habrá que visitar la Iglesia de San Julián de Graméu, del siglo IX, la tercera más antigua de Asturias; o la de San Julián de Viñón, del siglo XI, declarada Bien de Interés Cultural. Precisamente en Viñón se encuentra uno de los grandes activos turísticos del concejo: el Museo de la Escuela Rural, ubicado en un edificio de principios del siglo XX que albergaba la antigua escuela y la residencia de los maestros. Actualmente, el museo pertenece a la Red de Museos Etnográficos de Asturias, y presenta una gran colección de mobiliario y material escolar de entre 1911 y 1970, lo que permite hacer un recorrido por la historia reciente de la educación, especialmente en el entorno rural.
A medio camino entre las impresionantes montañas de los Picos de Europa y las hermosas playas del Cantábrico, Cabranes permite intuir todas las posibilidades y organizar la visita sin renunciar a nada.
Una de las formas más naturales de ir a visitar este museo es utilizar la Ruta de Peñacabrera, un sendero de Pequeño Recorrido (P.R.) que parte de Santolaya, la capital, y termina en el pueblo de Viñón. En medio se puede disfrutar de un paseo por terrenos de labranza y bosques de robles, castaños, acebos o fresnos, parando a descansar y admirar las vistas en el Área Recreativa de Peñacabrera. Se trata de una ruta corta, de aproximadamente cinco kilómetros y poca dificultad, pero para los que deseen algo más de ejercicio hay otras opciones, como la Ruta La Coroña Castru: doce kilómetros de dificultad media en la que se incluye una visita cultural a la antigua ubicación de un castro. Otra ruta posible es la del Bosque del Corberu, que nace cerca de Santolaya y recorre los pueblos de Castiellu, Mases y Torazo.
Recorriendo cualquiera de estos senderos se ve que el entorno natural está perfectamente conservado; pero para ello los cabraneses no han tenido que renunciar a las comodidades de una modernidad que aquí llega sin estridencias. Cabranes es en ese sentido un ayuntamiento único, ya que cuenta con una red wifi municipal, que permite suministrar banda ancha de Internet en todo su territorio. Son iniciativas como ésta, o como las de nuevas empresas del pequeño polígono industrial de Santolaya, las que guían los pasos de Cabranes hacia un futuro en el que el turismo tendrá mucho que decir.
La Escuela Rural, herencia indiana
El Museo de la Escuela Rural es una de las muestras de arquitectura indiana que se encuentran por todo el concejo. El colectivo emigrante tuvo una importancia fundamental en la economía y desarrollo de Cabranes, con su máximo exponente en el Club Cabranense de La Habana, que aportó una importante ayuda económica. Además de las escuelas de Viñón, también gracias a ellos se construyeron las escuelas de Santa Eulalia y diferentes chalets y casas repartidas por todo el territorio cabranés.