Los vecinos de Torazo, una pequeña localidad del concejo de Cabranes, culminaron un sueño el pasado mes de septiembre: ser Pueblo Ejemplar de Asturias.
Durante siete años presentaron su candidatura, y por fin su trabajo se ha visto recompensado. La Asociación Cultural Incós fue la principal promotora, pero el resto de colectivos del concejo mostraron su apoyo para lograrlo. Para celebrarlo con los príncipes don Felipe y doña Letizia, los vecinos de Torazo prepararon los productos estrella del concejo: la boroña preñada de Torazo y el arroz con leche de Santolaya.
El pueblo de Torazo, a 4,2 km. de la capital del municipio, Santolaya, destaca por su riqueza en arquitectura tradicional y residencias de factura colonial que recuerdan su historia de emigración. A pesar de que sólo cuenta con 93 habitantes censados, esta localidad ha demostrado con su trabajo que es posible preservar antiguas tradiciones como la hoguera de San Juan, el aguinaldo navideño, la boroña pascual, la procesión de ramos, la jira de Incós… Son muchas las iniciativas que han puesto en marcha durante los últimos diez años, como el Festival de la Boroña, que celebran el primer domingo de junio.
Tras la huella indiana
La influencia de la emigración está presente en el concejo de Cabranes, prueba de ello son las muestras de arquitectura indiana que jalonan el concejo. América Latina, especialmente Argentina, Cuba, México y la República Dominicana eran destinos prioritarios para los vecinos del concejo, que en muchos casos destacaron por su contribución a las colectividades asturianas en el extranjero. La aportación económica que los emigrantes trajeron a este rincón de Asturias permitió a muchos de ellos convertirse en propietarios de las tierras y construir edificios civiles de gran importancia para los cabraneses. Entre los mecenas de Cabranes se encuentra el Club Cabranense de la Habana, que jugó un papel destacado contribuyendo a la creación de buena parte de la arquitectura civil de casas y escuelas. Las escuelas de Viñón, las de Santa Eulalia o el Chalet del indiano Alfonso San Feliz y otras siete casas que se hallan repartidas por el municipio se gestaron gracias a su generosidad.
En agradecimiento a la labor de estos vecinos que marcharon a buscar fortuna lejos de su tierra, el concejo les ha dedicado una plaza, la Plaza del Emigrante, en Santolaya; y desde hace cinco años celebra en el mes de septiembre un día en su honor.