A la sombra de las hayas o en lo alto de una cima: hay muchas formas de disfrutar del Parque Natural de Redes, uno de los parajes más bellos de Asturias. Con razón, también es Reserva de la Biosfera desde el año 2001.
Cuando el viajero que recorre Asturias se despide de las zonas más bajas del Valle del Nalón, lo hace sorprendido del mucho patrimonio industrial que la historia minera ha dejado en la fisonomía del valle, adueñándose de las zonas más llanas. Por eso, al dejar atrás las tierras de Laviana y adentrarse en el Parque de Redes, lo que le espera no deja de ser un regalo para la vista: naturaleza en estado puro, sólo salpicada de pequeñas aldeas no discordantes con el entorno. El Parque ocupa la totalidad de los concejos de Caso y Sobrescobio, nada menos que 377 kilómetros cuadrados de prados, bosques (especialmente hayedos) y montañas. Todo un paraíso natural que alberga más de 200 especies, algunas tan emblemáticas como el urogallo y otras fácilmente visibles como el rebeco, símbolo del parque. Con la intención de conocerlo se acercan cada año hasta este paraje muchos visitantes. Lo hacen ataviados con calzado cómodo, mochila y el material necesario para afrontar una jornada en la naturaleza, realizando por ejemplo alguna de las numerosas rutas que cruzan el parque.
Sobrescobio es el primer concejo que aparece cuando se aproximan por la carretera AS-17 (Avilés-Puerto de Tarna), el acceso más frecuentado y el que acompaña en su curso al río Nalón. La altura máxima del concejo se alcanza en el pico Retriñón (1.864 m.) y su capital, Rioseco es un núcleo rural lleno de encanto, que además posee una de las reservas acuíferas más importantes de Asturias, con un pantano que abastece a gran parte de la región.
Sobrescobio cuenta con varias rutas de gran interés, aunque la más conocida es la Ruta del Alba, porque aúna un precioso paisaje con una baja dificultad. Si la climatología de la jornada es favorable, en sus siete kilómetros (catorce de ida y vuelta) es posible cruzarse con gente de todas las edades. La ruta puede realizarse en cuatro horas y media aproximadamente, y afronta un pequeño desnivel.
El punto de partida es Soto de Agues, a 2 km. de Rioseco, donde es posible contemplar típicos hórreos asturianos, corredores y balaustradas de castaño. La ruta comienza junto a un lavadero y continúa a través de un camino ancho y llano, una vía antaño utilizada por pastores y arrieros. En el camino se encuentra una piscifactoría y enseguida la senda acompaña el curso del río Alba, que da nombre a la ruta. Al llegar a las Hoces de Llaimo el paisaje se torna espectacular avanzando entre paredes verticales de roca, túneles, pozas y cascadas que adquieren grandes dimensiones en épocas de lluvias o deshielo. Tras cruzar dos puentes, el encuentro con grandes árboles centenarios y un pequeño refugio indica que se ha llegado a La Cruz de los Ríos, desde donde se abre un paisaje que rompe con la línea anterior: grandes praderías, hermosos hayedos y en el horizonte la silueta del pico Retriñón. El final de las foces es también el final de la ruta, que habrá que desandar para llegar al punto de partida, donde se puede disfrutar de la gastronomía local, en Soto de Agues o en cualquiera de los núcleos del concejo. La recomendación lógica es probar algún plato de caza acompañado de productos de huerta, aunque con cualquiera de las carnes (cabritu, cordero, ternera o los productos de la matanza) la apuesta es segura.
Además, en la localidad de Ladines elaboran licores artesanales; allí se puede visitar el Aula Didáctica de la Apicultura, enfundarse en un traje protector para ver una colmena y aprovechar para adquirir miel y sus derivados. Si la ocasión lo permite, también merece la pena probar el trabajo de otro artesano local, especializado en productos agroalimentarios ecológicos.
Una vez descubierto el Parque de Redes, el visitante querrá seguir conociendo otras rutas, otros senderos e incluso aumentar la dificultad de los mismos. En Sobrescobio hay múltiples opciones, quizá no tan mediáticas como la Ruta del Alba, pero igualmente interesantes. Por otra parte, si la parada tiene como destino el concejo de Caso, una buena opción es acercarse hasta la capital, Campo de Caso, e informarse en el Centro de Interpretación del Parque de todas las rutas existentes en esta Reserva de la Biosfera. En esta localidad el viajero podrá aprovisionarse de lo que precise para la excursión, y conocer el cercano Museo de la Madera en Veneros, visitable con cita previa. Para recorrer el territorio casín, el visitante tendrá que decidirse entre muchas y diferentes opciones, pues éste es un municipio extenso, de más de 300 kilómetros cuadrados. Entre las excursiones más conocidas se encuentra la del Tabayón del Mongayo, una cascada impresionante por la altura del salto que da nombre a la ruta, de baja dificultad en sus escasos diez kilómetros, contados a partir de la aldea de Tarna. También la ruta a la majada de Brañagallones (PR AS-66) es uno de los grandes itinerarios del concejo: veinte kilómetros que se recorren en algo más de cinco horas tras partir del núcleo de Bezanes.
El Camín del Rebollal está adaptado a personas con movilidad y visibilidad reducida, gracias a una senda accesible de 680 m., con paneles informativos, textos y dibujos en Braille. Este pequeño recorrido, que atraviesa un bosque de castaños y robles, se encuentra en Campiellos, en el concejo de Sobrescobio.
El Desfiladero de Los Arrudos es otro de los rincones por los que merece la pena esforzarse. La ruta (PR AS-61) que conduce a este paraje no llega a los cinco kilómetros, se realiza en tan sólo tres horas y tiene un desnivel de 200 metros. A cambio es posible disfrutar de la belleza del río Los Arrudos e incluso prolongar el sendero hasta la Collada de Ubales, si se desea caminar durante más tiempo.
Entre las opciones más desconocidas, pero no por ello menos interesantes, se encuentra el Camín Real (GR. 102.2) que atraviesa el concejo de Caso. A pesar de que no está totalmente acondicionado, en verano se realizan campos de trabajo que van recuperando tramos concretos. Al no disponer de señalización completa, es un recorrido atractivo para quienes buscan senderos menos conocidos. El camino tuvo gran importancia en el pasado como paso de Castilla hasta Asturias, cruza desde el puerto de Tarna hasta llegar a la zona de La Marina, en el vecino concejo de Piloña.
La ruta de las majadas forma parte del proyecto municipal «Recuperación y Mantenimiento de Majadas, una Apuesta por la Sostenibilidad en Caso» que fue premiado en el «III Concurso de Proyectos para el Incremento de la Biodiversidad».