Llegado el mes de agosto la parroquia de Libardón vive con intensidad dos eventos muy especiales: las fiestas en honor al patrono y el Certamen de Gaita Asturiana ‘Premiu Gaiteru Lliberdón”
Si hablamos de las Fiestas de San Roque hay que mencionar por méritos propios al colectivo que lleva más de quince años encargado de organizar estos festejos: la Asociación Cultural San Roque de Libardón. Alrededor de once personas integran esta agrupación, que además también se encarga de dar continuidad al Certamen “Premiu Gaiteru de Lliberdón”. Para Esther Freile, miembro de la Asociación, “las fiestas son siempre motivo de alegría porque en estos días se reúne todo el pueblo, y mucha gente que está fuera regresa para estar en la casa familiar”.
Las fiestas, que transcurren desde el viernes 5 al lunes 8, comienzan con un plato fuerte: el evento en honor al famoso gaitero de Libardón, que celebra este año su XI edición, y como es habitual reunirá en competición a las mejores gaitas de Asturias. El Certamen tiene lugar el día 5 de agosto, y durante el mismo siempre hay un momento de especial emoción frente a la tumba del maestro de la gaita, Ramón Tuero, al que también se recuerda con el sonido de alguna de sus piezas más frecuentes.
La jornada siguiente es otra para no perderse. En ella tiene lugar el pregón y la bajada de los carros del país que arrastran los mozos del pueblo y que transportan litros y litros de sidra. El trayecto es corto, apenas setecientos metros que se recorren con lentitud entre canciones y culines de sidra.
Las fiestas ofrecen un completo repertorio de actividades, entre las que no faltan el Certamen de Gaita Asturiana, la bajada de los carros del país o la puya del ramu.
“Tardamos alrededor de dos horas y media y cuando por fin llegamos abajo hay una espicha con los pinchos que prepara la Asociación y algo de comida que lleva la gente del pueblo”. Después de la espicha también hay momento para el postre, porque como es habitual la organización prepara una tarta de grandes dimensiones. “Normalmente se hace de bizcocho con nata o chocolate -explica Esther, encargada de prepararla- y mide un metro ochenta por unos sesenta centímetros de ancho. Con la venta de las raciones sacamos algún “durín”. Después tenemos un concurso de baile por parejas en el que lo principal es pasarlo bien”.
El domingo es el día grande de la fiesta y por la mañana no faltan la misa y la tradicional puya del ramu. La música y el baile serán los protagonistas durante el resto de la jornada.
El día más esperado por los niños de la localidad es sin duda el lunes: es entonces cuando tienen lugar los juegos infantiles y la entrega de regalos para cada niño asistente.
El cierre de las fiestas llega con un baile de disfraces y la entrega de un galardón con un carácter muy popular, el Xabalí de honor. El premio recibe este nombre porque a los vecinos de Libardón se les conoce en la zona como ‘los xabalís’, mientras que en otros pueblos cercanos reciben otros motes. El nombre de la persona en la que recae el premio siempre es una sorpresa que no se desvela hasta última hora, pero como aseguran en la Asociación “siempre es alguien que se lo merece, aunque los motivos puedan ser muy variados”. Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo